La decisión de abandonar a una menor que, por una falla en el servicio obstétrico, nació con lesiones cerebrales no constituye un indicio que desvirtúe el padecimiento sufrido por sus padres. Así lo sostuvo la Sección Tercera del Consejo de Estado al conceder las pretensiones encaminadas al reconocimiento del daño moral de una pareja que no acogió en su hogar a su hija recién nacida. Según el alto tribunal, no le corresponde al juez, en sede de reparación directa, realizar un juicio de reproche frente a esa conducta, pues no le es dable ponerse en la situación de unas personas que se vieron abocadas a algo tan difícil, doloroso y excepcional como lo es el nacimiento de un hijo en condiciones como las que se probaron en el caso examinado. A su juicio, resulta imposible establecer una regla de la experiencia que permita juzgar las reacciones que pueden tener unos padres frente a estas circunstancias, por lo que el abandono no se torna un argumento para desvirtuar la situación de dolor (C.P. Danilo Rojas).