Sorry, you need to enable JavaScript to visit this website.

Openx ID [25](728x110)


“Existe un mutualismo entre la abogacía y la escritura”

El abogado Felipe González Giraldo habla de su obra Seúl 88, una novela histórica, publicada recientemente, así como de su relación entre el Derecho y la escritura.

Openx [71](300x120)

251361
Imagen
“Existe un mutualismo entre la abogacía y la escritura”

15 de Septiembre de 2025

Escucha esta noticia audio generado con IA

Mantente al día

close

Suscríbete y escucha las noticias jurídicas narradas con IA.

Recientemente, el abogado Felipe González Giraldo publicó Seúl 88, su ópera prima, una novela histórica, publicada por la editorial Escarabajo. González conversa sobre la relación entre el Derecho y la escritura, al igual que de su pasión por estas dos vocaciones.

ÁMBITO JURÍDICO: ¿Dónde nace la vocación por escribir y cómo la relaciona con su profesión de abogado?

Felipe González Giraldo: En la industria literaria se escucha con regularidad la siguiente frase: “soy escritor porque para mí, escribir es igual de importante a respirar”. Y, aunque trillada, no por ello es menos cierta.

Desde muy joven fui un lector empedernido. Tanta lectura me cerró la posibilidad de hallar consuelo en un arte distinto a la escritura, el nivel siguiente de quien ama sostener un libro entre sus dedos.

Creo que existe un mutualismo entre la abogacía y la escritura. Como bien lo menciona la pregunta, ambas son vocaciones, más que profesiones, y pretenden por la verdad en las relaciones sociales. Además, las dos velan por la libertad: la libertad humana en el Derecho, y la libertad artística en la literatura.

Á. J.: ¿De qué se trata su obra ‘Seúl 88’?

F. G. G.: Seúl 88, publicada por la editorial Escarabajo, es una novela contemporánea basada en hechos reales, con tintes de thriller histórico, ambientada en la Corea del Sur de los años ochenta.

Narra la historia del mayor colombiano Constantino Giraldo, quien, tras servir en combate en Antioquia, es enviado como representante ante el Comando de Naciones Unidas en la República de Corea. Junto con su esposa Margarita y sus hijas, viven acontecimientos decisivos de la Guerra Fría, como los Juegos Olímpicos de 1988, en medio de protestas sociales, intrigas diplomáticas, espionaje y la amenaza nuclear. En este viaje, lejos de casa, los protagonistas se redescubren y encuentran en Orlando Gaviria, cónsul en Seúl, un nuevo amigo que se convierte en parte esencial de su familia.

Á. J.: ¿Cómo surge esta novela, en medio del contexto de la Guerra Fría y de los Juegos Olímpicos de Seúl 88?

F. G. G.: Tras la visita del presidente Virgilio Barco a la República de Corea en septiembre de 1987, el Gobierno Nacional decidió designar, al año siguiente, al primer agregado de defensa de Colombia ante la nación peninsular, luego 34 años sin representación oficial. A los pocos meses, mi padre, entonces un joven oficial con grado de mayor, fue seleccionado para cumplir esta misión.

Cuando aterrizamos en un Seúl cubierto de blanco en enero de 1988, mi familia supo que estábamos ante una de las grandes aventuras de nuestras vidas.

Durante 1988, vivimos sucesos extraordinarios: las visitas a la frontera entre las dos Coreas, los encuentros con las contrapartes del Armisticio y, por supuesto, los Juegos de la XXIV Olimpiada, los últimos Juegos Olímpicos de la Guerra Fría.

Casi 40 años después, movido por la necesidad de preservar la memoria, escribí Seúl 88, una historia que trasciende lo familiar y rescata el esfuerzo del Batallón Colombia en la Guerra de Corea, punto de partida de las relaciones entre Colombia y Corea del Sur.

Á. J.: ¿Cómo es su ejercicio actual del Derecho?

F. G. G.: Ejerzo como consultor para varias organizaciones no gubernamentales que promueven los derechos humanos en el país.

Una parte de mis asesorías se enfoca en la protección de los derechos de los miembros de la fuerza pública que han sido víctimas del conflicto armado en Colombia. También implemento proyectos de cooperación internacional que benefician, entre otros, a militares y policías junto con sus familias.

Tal vez valga la pena mencionarlo: es habitual que la sociedad colombiana no tome en cuenta el hecho de que, detrás de cada soldado y policía, hay dolientes que los esperan en casa. Me levanto cada mañana pensando en ellos y me acuesto preguntándome qué puedo hacer al día siguiente.

Por esta razón, mis relatos, al menos los que recién estoy publicando y los que tengo proyectados para los próximos años, tienen como protagonistas a militares y veteranos, los amores que los hacen respirar y los dolores que los afligen.

Se habla mucho de las minorías como grupos de especial protección y nadie se ha preguntado si la familia militar y policial se enmarca dentro de este concepto. En lo que respecta a mi literatura, y trascendiendo el peligro de la editorialización, quiero recuperar la figura de quienes se ponen el uniforme y cuidan de los demás sin pedir nada a cambio.

Á. J.: ¿De qué forma el Derecho puede servir como ese instrumento para cerrar y poner fin a conflictos internacionales como los que vivimos?

F. G. G.: El Derecho puede (y debe) funcionar como un marco común que ofrezca reglas claras para las partes en conflicto, estableciendo límites a la violencia. A través de instrumentos internacionales (Convenios de Ginebra), tribunales (algunos ad hoc) y sistemas de promoción de derechos humanos (como el interamericano), se busca no solo sancionar las violaciones, sino también prevenir su repetición y sentar bases de confianza entre los actores enfrentados.

Finalmente, el Derecho abre espacios para la negociación y la diplomacia, y dota a los actores estatales y no estatales de herramientas jurídicas que permiten pactar ceses al fuego –por ejemplo, el Acuerdo de Armisticio de Corea, demostrando así que se le puede poner fin a las hostilidades, pese a estar aún de jure en guerra– acuerdos de paz y garantías de protección y reparación para las víctimas.

Á. J.: ¿Hay un punto en donde la literatura y el Derecho se encuentran?

F. G. G.: En las facultades de Derecho comienzan enseñándonos las tres máximas de Domicio Ulpiano: vivir honradamente, no hacer daño a otro, dar a cada uno lo suyo.

Me gustaría pensar que escribir y leer literatura nos permite vivir honradamente; con palabras verdaderas que describen mundos reales y personajes verosímiles, el escritor crea y los lectores sueñan, fantasías de tinta y sangre, donde dejan bullir sus más conmovedoras emociones.

Con la literatura nadie –ni nada– resulta dañado. El único afectado es el aburrimiento.

Al compartir mis memorias convertidas en novela de ficción, observo una de las formas más sencillas de justicia; lo mismo puede decirse de quien me lee, porque me entrega su tesoro más preciado: el tiempo. Ese bien tan corto e ignorado en una vida que nos abruma con infinitas distracciones.

Á. J.: ¿Por qué un abogado decide convertirse en escritor?

F. G. G.: Yo diría que siempre fui escritor, y mi profesión como abogado me permitió aprender materias que quizá nunca habría descubierto si me hubiera dedicado solo a escribir, sin el conocimiento de otras disciplinas o artes.

Ser escritor y abogado no es excluyente. Se complementan: la vida alimenta la literatura y la literatura enriquece la vida.

Grandes escritores fueron abogados. Traigo a colación a Franz Kafka, Yukio Mishima y Mario Vargas Llosa. Incluso Leo Tolstói estudió Derecho antes de abandonarlo. Así, quienes estudian Derecho también pueden ser escritores, mientras que quienes solo escriben podrán defender causas justas, aunque no ejercer oficialmente la bella profesión del abogado. De este modo, el abogado–escritor gana por partida doble.

Felipe González Giraldo

Es escritor, con magíster en Creación Literaria de la Universidad Internacional de Valencia, y abogado con más de 14 años en el oficio, especialista en Derechos Humanos y Derechos Internacional Humanitario de la Universidad Sergio Arboleda. También es magíster en Derecho por la Universidad Externado de Colombia y magíster en Artes Liberales de la Universidad de Chicago.

Siga nuestro canal de WhatsApp

Gracias por leernos. Si le gusta estar informado, suscríbase y acceda a todas nuestras noticias, los datos identificadores y los documentos sin límites.

¡Bienvenido a nuestra sección de comentarios!
Para unirte a la conversación, necesitas estar suscrito. Suscríbete ahora y sé parte de nuestra comunidad de lectores. ¡Tu opinión es importante!

Openx [12](300x250)

Openx [16](300x600)

Openx inferior flotante [28](728x90)

Openx entre contenido [29](728x110)

Openx entre contenido [72](300x250)