Esperanza
Les propongo que cada uno desde su trinchera jurídica preserve y defienda la Constitución y las instituciones que hemos robustecido por décadas.Openx [71](300x120)

11 de Junio de 2025
Lorena Garnica de la Espriella
Magistra en Derecho de los Negocios Universidad Francisco de Vitoria (España)
Con la anuencia de este diario que generosamente me ha abierto un espacio para escribir asuntos técnico-jurídicos agrarios, ambientales o de ordenamiento territorial hace ya varios años, me decidido cambiar el contenido de la columna que tenía destinada para esta oportunidad.
Los hechos recientemente ocurridos en nuestro país duelen mucho como madre, como colombiana, como ciudadana.
Mi papá lloró muy pocas veces, tengo 2 o 3 recuerdos de haberlo visto conmovido; pero tengo muy claro el día que siendo yo muy pequeña vi cómo sus ojos se aguaron cuando se produjo el deleznable atentado a Luis Carlos Galán, que condujo a su muerte, yo muy niña pensé “esto sí debe ser muy grave, porque mi papá está llorando”. Albergo recuerdos duros de la niñez que tuve en Bogotá rodeada de las bombas de Pablo Escobar y de los peligros propios de esa Colombia difícil de los ochenta y principios de los noventa.
Sentía que esos tiempos habían pasado, y hace décadas abandoné esos recuerdos y acompañaba el crecimiento de mis hijos convencida de su futuro en este país que nos ha costado construir a generaciones de colombianos trabajadores.
El sábado pasado, con el aleve atentado a Miguel Uribe, esos recuerdos saltaron de sus escondrijos para ahorcarme con temores y con el dolor de pensar que a mis hijos les iba a tocar transitar por ese mismo camino de recuerdos difíciles.
No conozco a Miguel Uribe, no he hablado con él, lo conozco por sus apariciones públicas y acertados debates de control político que se emitían en medios de amplia difusión; pero lo que ocurrió me ha conmovido visceralmente. Por él, por lo que él y su familia representan, por Colombia estoy estremecida.
Este episodio me ha generado insomnio, pero hoy se me apareció como un rayo de luz el mensaje proveniente de un gran jurista: Colombia ha pasado por horas muy oscuras, hemos superado la toma del Palacio de Justicia y el asesinato aleve de sus magistrados, hemos superado a Pablo Escobar, la guerra de carteles de narcotráfico, el asesinato en serie de candidatos a la presidencia en los años ochenta, muchas afrentas contra la institucionalidad y hemos salido delante de esas horribles noches.
No me caracterizo por ser valiente, pero mi mensaje de hoy es: lo mejor que podemos hacer ahora es producir, trabajar, generar debates académicos, producir bienes y servicios, persistir, no desfallecer, rezar por Miguel Uribe y su familia; la productividad es en este momento una forma de resistencia. Madrugar, trabajar, opinar, tener presencia. Dar un mensaje de esperanza desde los comedores de cada hogar, recalcando a nuestras familias que en este país somos más los buenos, que ya pudimos y vamos a poder y vamos a salir adelante, ese es el único adoctrinamiento que necesitamos: el de la esperanza.
En este diario que es leído por colegas abogados, les propongo que cada uno desde su trinchera jurídica preserve y defienda la Constitución y las instituciones que hemos robustecido por décadas, es el momento de hacerlo quizás después sea muy tarde. Ánimo que de esta salimos.
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