12 de Diciembre de 2024 /
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Especiales / Academia


Tres estudiantes de Derecho comparten sus inquietudes y expectativas profesionales

21 de Junio de 2024

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Tres estudiantes de Derecho comparten sus inquietudes y expectativas profesionales

En la foto aparecen (izq. a der.) Sofía Cobo Bravo, Isabella Guzmán Giraldo y Carlos Daniel Galindo.

En un entorno académico y profesional cada vez más competitivo, estudiar Derecho exige mayor preparación para destacarse laboralmente. Con ocasión del Día del Abogado, ÁMBITO JURÍDICO habló con tres estudiantes que pronto finalizarán sus estudios de Derecho, para conocer sus expectativas profesionales y compartir con nosotros su visión sobre su ejercicio jurídico.

Sofía Cobo Bravo, estudiante de noveno semestre de Derecho en la Universidad Sergio Arboleda y miembro del semillero de Derecho Privado de su universidad; Isabella Guzmán Giraldo, estudiante de décimo semestre de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario y premio Carlos Álzate 2023-2024, y Carlos Daniel Galindo, estudiante de décimo semestre de Derecho de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB) y representante estudiantil en esa institución, hablaron con este medio de comunicación.

ÁMBITO JURÍDICO (Á. J.): Muy pronto terminará sus estudios universitarios, ¿considera que la formación profesional recibida respondió a sus expectativas?

Sofía Cobo Bravo (S. C. B.): En gran parte sí. Considero que el espacio universitario es el lugar ideal para adquirir los conocimientos teóricos necesarios para ejercer la profesión. Destaco especialmente las actividades extracurriculares, como los concursos y los semilleros de investigación, que ofrecen oportunidades para desarrollar habilidades de investigación, autonomía y liderazgo. Estos espacios permiten aplicar y consolidar la teoría del aula en contextos más prácticos y desafiantes.

Isabella Guzmán Giraldo (I. G. G.): Mi formación como abogada ha respondido a una cantidad de oportunidades que me ha ofrecido la Universidad del Rosario y que, sin duda, me atrevería a decir han respondido satisfactoriamente a mis expectativas. El ejercicio del Derecho es una actividad que demanda integralidad, es decir, la capacidad de conocer diversas áreas del conocimiento para construir posturas críticas y holísticas. El pensum de la universidad ofrece un abanico de posibilidades y énfasis que me han permitido acercarme a diferentes ramas del Derecho. Por otro lado, una de mis mayores preocupaciones siempre ha sido que los abogados tengamos una postura ética frente a los dilemas a los que nos enfrentamos y, en ese sentido, el programa de Jurisprudencia ha demostrado un fuerte compromiso con la formación ética de sus abogados, superando así mis expectativas.

Carlos Daniel Galindo (C. D. G.): La formación que me ha brindado la UPB ha arrasado con mis expectativas. Cuando entré a la universidad me sentía muy curioso por saber qué iba a pasar a lo largo de la carrera y lo que más me gustó fue saber que la universidad y la facultad tienen muchas áreas fuertes, como el derecho privado, laboral, público, procesal y penal. Entonces, darme cuenta de que hay bastantes áreas en las que uno puede desarrollarse es uno de los factores que destaco, como esa diversidad de posibilidades que hay en la formación. Además, vi que era una de las universidades más importantes del país y uno espera que, así mismo, sea la calidad de la educación, y considero que he recibido esa calidad en la educación. 

Á. J.: ¿Cree que la formación de Derecho en pregrado está a la par con los avances tecnológicos o se ha visto rezagada? ¿Qué mejorar en el currículo académico?

S. C. B.: Creo que la formación en Derecho relacionada con los avances tecnológicos no se ha implementado de manera significativa en los planes de estudio de las universidades, y esta formación se ha limitado, en muchas ocasiones, a eventos y cursos extracurriculares, que, si bien representan un avance en la formación de estos asuntos, no debería ser el único espacio de formación dispuesto por las universidades. De acuerdo con lo anterior, es importante implementar materias específicas que incluyan temas importantes en tecnología aplicada en Derecho, como los smart contracts. Esto no solo con el propósito de educar a los futuros profesionales en estos asuntos, sino también para promover la investigación y la búsqueda de soluciones innovadoras en Derecho relacionadas con tecnología.

I. G. G.: Recuerdo que, en mis primeras clases de introducción al Derecho, nos comentaban que el Derecho sigue a las realidades y construcciones sociales, y creo que, en muchas oportunidades, es así. Los desafíos actuales que plantean, por ejemplo, las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, son un reto quijotesco no solo para la profesión legal, sino también para la educación en general. Es difícil alinear en tiempo real los avances tecnológicos, que son tan transformadores y rápidos, con el ejercicio del Derecho. Por lo tanto, creo que es fundamental apostar e intensificar la formación en competencias digitales actuales; programas como ChatGPT y Gemini, entre otros, llegaron para quedarse y deben ser aliados en nuestra formación como estudiantes, sin nublar en lo absoluto el pensamiento crítico y propositivo que caracteriza la formación humanista de los abogados. Así, creo que una oportunidad de mejora del pensum radica, precisamente, en dotar a los futuros abogados de competencias tecnológicas y en promover su uso ético y responsable. (Lea: Recomendaciones de Gonzalo Ramírez Cleves para usar la inteligencia artificial en el Derecho)

C. D. G.: Sin duda alguna, lo que estamos viviendo hoy en día en relación con el avance de las inteligencias artificiales y su influencia en temas como los derechos de autor e, inclusive, para los jueces, al formular sus decisiones, y también para el abogado, al proyectar o responder cualquier demanda, nos lleva a pensar en una regulación, y una vez se tenga una regulación clara y unas normas sobre las cuales estudiar, hay que incluir en los currículos materias que aborden estos temas. Nuestra universidad tiene una materia que se llama Tecnología y Derecho, por ejemplo.

Á. J.: ¿Qué opinión le merece la nueva exigencia de un examen para obtener el visto bueno del ejercicio de la profesión?

S. C. B.: Me parece una medida positiva, porque asegura un nivel mínimo de competencia y preparación entre los futuros abogados. Sin embargo, es crucial que este examen sea justo, transparente y refleje bien las habilidades y conocimientos necesarios para ejercer la profesión. (Lea: Abren inscripciones para presentar examen de Estado para abogados el próximo 20 de octubre)

I. G. G.: Justamente, hace poco leía un artículo en el que se exponía que, de acuerdo con la Unidad de Registro Nacional de Abogados, en Colombia, hay más de 420.000 graduados de programas de Derecho con tarjeta profesional y, de acuerdo con la Corporación de Excelencia en la Justicia, Colombia ocupa el segundo lugar a nivel mundial en términos de número de abogados litigantes, con 355 abogados por cada 100.000 habitantes. Además, leía que, en los últimos 10 años, más de 1.000 abogados han sido sancionados por infringir el Estatuto Disciplinario del Abogado. En ese contexto, y considerando también la exposición de motivos de la Ley 1905 del 2018, es crucial tener abogados idóneos y de calidad que cuenten con las competencias necesarias para no comprometer el ejercicio de una profesión tan neurálgica en el tejido social de un país tan desigual como el nuestro. Aunque tengo mis reservas respecto de los exámenes estandarizados, considero que debe haber una forma de medir los conocimientos de un abogado.

C. D. G.: Yo creo que eso hace parte de una estrategia para evitar esa cantidad exagerada de abogados que hay en el país. Estoy de acuerdo con la estrategia de que se hagan exámenes con ese fin, pero, al final de cuentas, eso no termina definiendo si un abogado es bueno o malo, porque hay muchos abogados y muchos estudiantes de Derecho que, de pronto en la carrera, no tienen las mejores notas, pero cuando llegan al ejercicio, por su personalidad y por ese ánimo de ejercer de la mejor manera, se vuelven grandes juristas y empiezan a ocupar puestos en la Rama Judicial.  

Á. J.: Una vez egresado(a), ¿cómo proyecta sus perspectivas frente a su ejercicio profesional? ¿Cómo vislumbra el mercado laboral de los abogados?

S. C. B.: Al graduarme, soy optimista, pero también realista sobre mi futuro profesional. El mercado para los abogados es competitivo, pero ofrece muchas oportunidades en distintos campos, desde el sector público y privado hasta las ONG y la academia. Considero que es esencial buscar otras maneras de ejercer el Derecho, dejando de lado la visión tradicionalista de la profesión, con el fin de tener un valor agregado para competir en este mercado.

I. G. G.: He sido tan feliz y he disfrutado tanto estudiar Derecho que no me gustaría abandonar la academia; por el contrario, sueño con realizar un LL.M en el exterior para ampliar mis conocimientos y para poner ese conocimiento al servicio del país. Me atrae especialmente el derecho público, en particular el derecho constitucional y administrativo, y me veo trabajando por el acceso a la justicia de comunidades vulnerables. Empecé a estudiar Derecho porque para mí nacer en un país como Colombia implica una enorme responsabilidad, no podemos como jóvenes ni como colombianos seguir delegando responsabilidades a otros. En cuanto al mercado laboral de los abogados, creo que cada vez más es un entorno competitivo, pero lleno de oportunidades para quienes apuesten a un ejercicio riguroso y humano de la profesión y puedan adaptarse a los cambios tecnológicos y sociales.

C. D. G.: El mercado laboral de los abogados es difícil, porque hay una demanda excesiva, es un mercado complejo por esa competencia tan alta, pero también esa competencia permite que uno se pueda desarrollar mejor y pueda ser un gran abogado y destacarse. Hay otra particularidad y es que Colombia es un país donde hay muchos problemas sin solucionar, entonces, hay una responsabilidad de nosotros los futuros abogados de ir a buscar esas soluciones, pero también de hacer que las personas confíen en nosotros, porque hay mucha gente que no lo hace. Debemos cambiar esa imagen y esa percepción. Por otro lado, la UPB está muy bien posicionada y siento que estudiar acá nos abre las puertas, pero sin dejar de lado que hay que destacarse y proyectarse.

Á. J.: ¿Qué tan importante para un nuevo egresado(a) en Derecho es la formación posgradual?

S. C. B.: Considero que la formación posgradual es muy importante para un recién egresado, ya que permite especializarse y destacarse en un mercado laboral competitivo. Además, un posgrado abre puertas a oportunidades académicas, de investigación y a posiciones más avanzadas en diversas áreas del Derecho. Me gustaría destacar que más allá de la formación posgradual en Derecho, resulta esencial buscar otro tipo de conocimientos que complementen el ejercicio de la profesión y la rama de especialización. Por ejemplo, al querer especializarme en derecho comercial, considero necesario no solo conocer el ordenamiento jurídico en esta materia, sino también el funcionamiento de los negocios y la economía más allá de la perspectiva legal.

I. G. G.: Soy partidaria de que al graduarnos es importante adquirir experiencia en el sector real para conocer de primera mano qué es lo que nos llama la atención en el ejercicio del Derecho y para poder realizar un ejercicio de autoevaluación respecto de nuestras proyecciones. Habiendo dicho esto, creo que es fundamental que, una vez adquirida cierta experiencia y contacto laboral desde la profesión, continuemos formándonos. Como mencionaba anteriormente, el Derecho cambia todos los días y, por eso, es importante mantenerse actualizado. Creo que la formación posgradual es esencial para profundizar en áreas específicas de interés, adquirir nuevas competencias y mantenernos vigentes en una profesión que se nutre de la gente, del intercambio, del diálogo y de debate de ideas.

C. D. G.: Un abogado nunca puede dejar de estudiar ni de actualizar sus conocimientos, porque el Derecho no es estático, se está moviendo de acuerdo con las necesidades que enfrenta una sociedad y un país. Entonces, siempre es necesario formarse, lo que se garantiza con una especialización, una maestría, un doctorado y la investigación permanente, lo que brinda más oportunidades en el mundo laboral. Por ejemplo, en los últimos semestres, la UPB nos brinda la oportunidad de ver una ruta de profundización y rutas optativas, que son las que nosotros queremos optar para profundizar nuestra formación. De esta forma, uno adelanta materias desde el pregrado, por lo cual me faltarían muy pocas materias para graduarme como especialista en derecho administrativo.

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