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La guerra contra los carros

París fue noticia mundial este mes por ser una ciudad pionera en cobrarles muchos más impuestos a quienes compran carros que contaminan.
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21 de Octubre de 2011

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Cristina Castro

Cristina Castro

Cristinacastrop@gmail.com

 

 

 

París fue noticia mundial este mes por ser una ciudad pionera en cobrarles muchos más impuestos a quienes compran carros que contaminan. Y a su vez, por instalar en la ciudad un sistema de automóviles eléctricos que se pueden alquilar por trayectos y dejar en cualquier esquina, como las bicicletas públicas. Una doble apuesta, que seguramente comenzará a imitarse en otras latitudes.

 

Es una realidad que el mundo está en “guerra” contra los carros. Desestimular su uso es una de las metas de cualquier ciudad en el siglo XXI. Hay una razón obvia y otra no tanto. La primera es que no hay vías para tantos automóviles y, desde Nueva York hasta Bombay, controlar el tráfico es hoy una prioridad. La segunda es por su impacto al medio ambiente, por el daño a la calidad del aire de las ciudades, la utilización de combustibles fósiles y las emisiones de CO2 que estos producen.

 

Estas dos razones van a hacer que los carros grandes y ostentosos que gastan mucho combustible tiendan a desaparecer. De hecho, en la Unión Europea uno de los debates más encendidos es cuánto debe aumentar el impuesto al diesel, para que este tenga el mismo precio que la gasolina regular. Este seguramente va a pasar del 8% al 15%. Y ya hay estimativos de que las ventas de estos automotores van a caer más de una cuarta parte. Pues, además, será obligatorio comprar un dispositivo para descontaminar el humo que estos expelen, que cuesta unos 2.000 euros.

 

Los cambios que se vienen en materia de transporte particular son de gran envergadura. Y solo se entienden en su magnitud en el marco de la lucha que el viejo continente está dando contra el cambio climático. Aquí en Colombia, donde tener un carro ostentoso es cuestión de estatus, valdría la pena incentivar también que esas grandes camionetas que contaminan más también le paguen más a la ciudad.

 

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