Al Margen
El cuento chino del divorcio
02 de Abril de 2013
Generalmente, son más las dudas que las respuestas que deja una reforma tributaria. Y, de hecho, una vez entrada en vigencia, es muy probable que sean más las preocupaciones que los alivios que traen los cambios. Los más felices, los expertos en semejantes arideces, que suelen ser consultados por desorientados contribuyentes, y los infaltables avivatos, especialistas en sacarle provecho a los enredos en los que nos meten tecnócratas y legisladores.
Pero esto que suena tan familiar, tan autóctono, tan colombiano, no es patrimonio exclusivo nuestro. No. Este no es el único país en donde la ley y la trampa salen del horno al mismo tiempo. Resulta que en China, un tecnicismo incluido en las normas del impuesto sobre la propiedad de bines inmuebles ha generado un incremento en las tasas de divorcio. Sí. Lo que los cachos no han logrado hacer en el país asiático, lo hizo una ley tributaria. La razón: la norma permite que las parejas que tengan dos inmuebles y se divorcien pongan los bienes a nombre de cada uno de los excónyuges, para vender el segundo bien sin tener que pagar impuestos. Después, los que en teoría no se aguantaban el uno al otro como para seguir viviendo bajo el mismo techo, se pueden volver a casar, si así lo desean.
Todo se debe a que el Gobierno creó un impuesto de casi el 20 % para la ganancia generada por la venta del segundo inmueble, con el fin de reducir el precio de la vivienda, que ha sufrido especulaciones (en las grandes ciudades chinas, los precios han venido aumentando durante los últimos nueve meses). Pero la norma deja un vacío: las parejas que hayan sido dueñas de bienes inmuebles al menos durante cinco años y los vendan o transfieran la propiedad después de un proceso de divorcio pueden evitar el pago del gravamen.
De acuerdo con la agencia de noticias AFP, en una oficina de Shanghai, donde los divorcios han alcanzado cifras record (más de 50 en un solo día), una mujer aseguró que el siguiente paso sería vender su propiedad. Claro, momentos antes había alegado la “falta de afecto”, para solicitar la ruptura matrimonial.
En declaraciones a la agencia Reuters, el vicepresidente de la China Property Society de Beijing, He Qi, aseguró que el mercado “siempre reacciona exageradamente cuando se anuncian nuevas normas, debido a las incertidumbres y a las malas interpretaciones”. Du Jinsong, analista de la propiedad en el Credit Suisse de Hong Kong, tiene una explicación que nos es aún mucho más conocida: “Cuando se implementan nuevas medidas, la gente siempre intenta burlar las normas”, le dijo a The New York Times. Así de sencillo es el asunto. No se necesita acudir a modelos económicos ni a análisis tributarios para entenderlo.
Pero el cuento chino no es nuevo. En el 2010, una norma similar, que también pretendía atajar la especulación en el precio de las viviendas, señaló que las parejas solo podían comprar un inmueble adicional. La consecuencia fue la misma: los divorcios aumentaron, porque muchos querían comprar hasta cuatro casas.
Y si pasado mañana se expidiera una ley semejante, las oficinas de registro volverían a llenarse de matrimonios felices, prestos a divorciarse. La estadística de rupturas en China seguiría aumentando, por cuenta, no de un ardiente desliz amoroso, sino de un frío cálculo tributario.
(Fuentes: BBC Mundo, globalasia.com y mexico.cnn.com)
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