Cuando el motivo por el cual se acude a la casación es la supuesta equivocación del fallador al apreciar las pruebas recogidas, el actor tiene que confrontar las conclusiones adoptadas en el fallo con el texto o contenido del medio de persuasión para poner en evidencia el error manifestado. Así lo reiteró la Corte Suprema de Justicia, a lo que agregó que de no cumplir con esta tarea se mantiene la presunción de acierto y legalidad que la normativa da a la decisión cuestionada, lo que, por otra parte, no se logra con solo enunciar el desacuerdo y elaborar una aproximación de interpretación diferente a la que adoptó el juez de segunda instancia. Finalmente, el alto tribunal sostuvo que el impugnante no queda relevado de este ejercicio por el hecho de no describirse en el fallo atacado una a una las pruebas pretendidas, pues esta situación no constituye una preterición de las mismas (M.P. Margarita Cabello Blanco).