La Sala Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura conoció el caso de un abogado que recibió dinero de su cliente, proveniente del cobro de títulos judiciales, pero no entregó a su representado ni si quiera la mitad del valor recibido. Por lo tanto, el alto tribunal determinó que el profesional del Derecho retuvo de manera injustificada el dinero y, adicionalmente, quedó probado que el jurista aportó paz y salvo falso, pues no había sido firmado por su poderdante. Por su parte, el ad quem sancionó estas conductas con la exclusión del ejercicio profesional. Sin embargo, la Sala Disciplinaria consideró que, a pesar de que el abogado había desconocido el deber de actuar con honradez en sus relaciones profesionales, la medida tomada no era proporcional ni necesaria, teniendo en cuenta que el acusado no contaba con antecedentes disciplinarios. En consecuencia, modificó la sanción y la redujo a la suspensión durante tres años. (M. P. Fidalgo Estupiñán)