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23 de Abril de 2024 /
Actualizado hace 1 hora | ISSN: 2805-6396

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Especiales / Personaje

Personaje


Una clase con Robert Alexy

20 de Octubre de 2011

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Nota:
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Foto: Humberto Pinto

 

Roberto Gordillo

Redactor/ Ámbito Jurídico

Roberto.gordillo@legis.com.co

 

Martes 11 de octubre. Tres de la tarde. Tarde lluviosa. Es el momento en el que los estudiantes del Doctorado en Derecho de la Universidad Externado tienen una clase privada con Robert Alexy, en un salón de un sexto piso desde el que se divisa el sur de Bogotá.

 

A la entrada del salón llaman a lista y entregan los audífonos para oír la traducción. Son pocos los privilegiados. Como cosa curiosa en nuestra cultura de la impuntualidad, todos han llegado temprano. ¡A nadie se le hubiera ocurrido llegar tarde a la única clase que seguramente tendrán en su vida con Alexy!

 

A las tres en punto llega el profesor, y enseguida comienza la clase. Sin prolegómenos, inicia su intervención, con su inglés de acento alemán, esa entonación en la que las consonantes se sienten con más fuerza que las vocales. Anuncia el tema del que hablará a lo largo de las próximas dos horas: la doble naturaleza del Derecho.

 

Los privilegiados comienzan a tomar apuntes en sus cuadernos, en hojas arrancadas, en computadores o en sus iPad.

 

Poco a poco, va armando un gran resumen de las teorías por las que se hizo tan conocido en la comunidad jurídica mundial y que desplegó en sus dos grandes obras: Teoría de la argumentación jurídica y Teoría de los derechos fundamentales. Dos libros traducidos a varios idiomas, que incluyen al español.

 

Ya es hora de anticipar que las dos horas de clase fueron una perfecta recapitulación de las 1.200 páginas de estos dos libros. Dos libros resumidos en dos horas de clase.

 

Los asistentes que querían más que un sumario expuesto directamente por el autor fueron complacidos: Alexy agregó todas las críticas que han recibido sus teorías y los argumentos que él ha utilizado para refutarlas.

 

Al cabo de una hora, luego de saber sobre la validez y la eficacia de las normas, de la pretensión de corrección o la búsqueda de la justicia por parte del discurso jurídico, de ver al maestro defendiendo con beligerancia la idea de que el Derecho es algo más que un crudo ejercicio de poder, de la importancia de incorporar a la teoría jurídica los argumentos morales, de la correlación entre esta doctrina dual del Derecho y el constitucionalismo democrático, ya queda claro por qué Alexy se volvió un jurista canónico: porque no es un positivista radical ni un iusnaturalista irracional.

 

Después de siglos de disputa entre el positivismo y el iusnaturalismo por dominar la concepción del Derecho, Alexy logró conciliar estas dos visiones tan opuestas, extraer lo mejor de cada una y proponer su propia teoría, que rescata la legitimidad de los procedimientos deliberativos, que tanto defiende el positivismo, y la defensa de ciertos valores morales, de una idea de la justicia, que es la bandera de los iusnaturalistas.

 

Fin de la clase de Alexy, el gran equilibrista de la teoría jurídica contemporánea. A pesar de la densidad teórica y filosófica de sus ideas y planteamientos, logró mantener la concentración del auditorio y motivó a que los estudiantes no se distrajeran con los BlackBerry.

 

Martes 11 de octubre. Cinco de la tarde. Tarde que sigue lluviosa. El aguacero impide la dispersión de los doctorandos y del profesor Alexy. Todos quieren acercársele y hacerle preguntas. Pero él está cansado y quiere irse rápido, hasta que lo logra.

 

Los estudiantes se quedan discutiendo en un pasillo sobre lo que captaron y lo que no comprendieron de esta experiencia única de sus vidas académicas: una clase con Robert Alexy.

 

>> Robert Alexy, el padre del neoconstitucionalismo

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