Por llamarse igual que un hombre que traficaba drogas, era pedido en extradición
13 de Diciembre de 2012
Casi dos meses permaneció René Martínez en la cárcel de Cómbita. Era pedido en extradición por Perú, para que cumpliera una condena de 25 años de cárcel.
Un juez de Perú solicitó su extradición. En una circular de la Interpol, se explica que él, René Martínez Gutiérrez, es responsable de un cargamento de droga incautado en la ciudad de San Martín.
Las autoridades peruanas detuvieron a la persona lo transportaba, un colombiano llamado Arnulfo Castro Nasayo. Al pedirle los nombres de sus cómplices, el hombre señaló a los hermanos Martínez Gutiérrez: Arlés y René.
Inmediatamente, las autoridades peruanas expidieron una orden de captura en contra de René Martínez y su hermano. Los pedían en extradición, para que pagaran una condena a 25 años de cárcel por tráfico de drogas.
En Bogotá, vivía un René Martínez Gutiérrez que no era precisamente un narcotraficante, sino un administrador de empresas, padre de familia. El René bogotano planeaba abrir su propio negocio, por lo que tuvo que dirigirse a las instalaciones del DAS, para solicitar su pasado judicial.
El día de la diligencia, 9 de noviembre del 2010, las autoridades le comunicaron que era solicitado por tráfico de drogas en Perú. Fue arrestado y permaneció una semana en los calabozos del DAS. Martínez alegaba que era inocente, que nunca había salido del país y que mucho menos había transportado droga.
Salió de los calabozos, porque la solicitud de extradición no estaba en firme. Preocupado por su situación judicial, acudió a la Embajada de Perú, a la Corte Suprema de Justicia, a la Interpol, pero de ninguno de ellos obtuvo respuesta. “Decían que eso era un error, que dejara así”, explica.
Casi un año después, hubo un robo en la empresa donde trabajaba y fue llamado a declarar. Esa vez, le informaron que el pedido de extradición que pesaba en su contra ya estaba en firme. Lo trasladaron a la cárcel de Cómbita (Boyacá), y fue recluido en el pabellón de extraditables, junto con 200 presos más.
La pesadilla
Martínez buscó un abogado que lo representara durante el proceso. Al escuchar su relato y el delito por el que era acusado, los profesionales le pedían 100 millones por concepto de honorarios. Él no podía pagar esa suma.
“El Gobierno del Perú le solicita a las autoridades colombianas la identificación de René Martínez Gutiérrez, sin nombre compuesto, y Colombia le manda la información del único René Martínez Gutiérrez sin nombre compuesto, que es mi caso. Le da toda mi información: dónde vivo, mi registro decadactilar, mi número de cédula, los nombres de mis hijos, pero nunca se toman la discreción de corroborar si yo tengo un hermano llamado Arlés, si soy oriundo de Caquetá, porque eso es lo que alude la persona que capturan el Perú”, señala.
Las autoridades peruanas dieron por hecho que este René era la misma persona que buscaban por tráfico de drogas. Aunque no tenía antecedentes penales, le repetían que era culpable y que en esa condición permanecería, hasta que demostrara lo contrario. “Se supone que el principio jurídico de una defensa es que usted es inocente hasta que le demuestren lo contrario”, agrega.
Las pruebas
El René Martínez que presuntamente había traficado droga a Perú, según las autoridades de ese país, era oriundo de Cartagena del Chaira (Caquetá). No obstante, la persona detenida era de Bogotá y nunca había salido del país.
“Para extraditar a un colombiano se deben cumplir unos procedimientos. Esos procesos se demoran de ocho meses a un año. Yo estaba esperanzando en adjuntar todas las pruebas para a salir de esa situación. Pero lo que encontré es que en Colombia no se toman el atrevimiento de cuestionar o investigar los pedidos de extradición que hacen en otros países”, asegura Martínez.
Mientras buscaba las pruebas necesarias para demostrar que no era un narcotraficante, su esposa contactó a los abogados de Proyecto Inocencia, de la Universidad Manuela Beltrán. Tras analizar el caso, contactaron a un juez en Perú, anexaron las pruebas que comprobaban la inocencia de Martínez y demostraron que el delito que se le imputaba había sido cometido por un homónimo.
“El Estado de Perú dice: solicitemos los datos de René Martínez, y la Registraduría le entrega mis datos. Pero no hay nada más para identificar a esa persona, no hay cotejo dactilar, no hay numero de cédula, no hay nada”, agrega.
René Martínez permaneció casi dos meses en la cárcel de Cómbita, por un delito que no cometió. Tuvo la mala suerte de llamarse igual a un narcotraficante, y se siente inseguro por el trato que el Estado les ofrece a los ciudadanos. Demandó a la Nación, alegando que ni la Fiscalía ni la Interpol realizaron un trabajo adecuado durante la investigación.
Actualmente, trabaja en un concesionario de motos de su propiedad. Ha vuelto a la tranquilidad de su hogar, junto a su familia.
“Pueden dar el día de mañana su nombre completo y, ¡qué casualidad!, es la única persona que tiene ese nombre. Y resulta usted después en otro Estado, lo condenan, lo juzgan, lo señalan y, cuando usted se da cuenta, está listo para ser extraditado”, advierte.
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