La política fiscal anticíclica implementada por el Gobierno a finales del año 2008 para amortiguar los efectos de la crisis financiera internacional le significó al país que la economía no se contrajera como en otros países de la región, pero se deterioraron sus indicadores fiscales. En efecto, el déficit del sector público, que en el 2008 se ubicó en un 0,1% del PIB (prácticamente, no hubo descuadre entre ingresos y gastos), aumentó al 2,8% del PIB, en el 2009, y al 3,6% del PIB, en el 2010, y el del Gobierno, del 2,3% al 4,2% y al 4,4% del PIB, en dicho lapso. Así lo plasmó el Consejo Nacional de Política Económica y Social en un reciente documento Conpes, que aprobó la meta de superávit primario (diferencia entre ingresos y gastos, sin incluir el pago de intereses de deuda) del sector público no financiero en un 0,0% del PIB, para el 2011, y la del déficit primario del Gobierno en un 0,7%, para el mismo año. En ese sentido, el documento también contempla una mejora de las finanzas públicas a partir del próximo año, gracias al previsto auge del sector minero, por el incremento de las inversiones en petróleo, el aumento de la producción de hidrocarburos y los mejores precios del crudo. Ante esto, el Conpes considera necesaria una reforma al régimen de regalías, con el fin de ahorrar parte de esos ingresos extraordinarios y evitar efectos indeseados sobre la economía, como una mayor revaluación.