General
Empresarios, ¡súbanse al tren de la nueva historia ambiental del país!
01 de Agosto de 2017
Luis Fernando Macías Gómez
Socio Fundador Macías Gómez & Asociados Abogados
El tema ambiental y el sector empresarial han tenido una relación distante y de contradicciones. La protección del medioambiente desde que adquiere importancia hacia los años setenta con la expedición de la National Environmental Policy Act (NEPA) en los EE UU y los movimientos ambientalistas de la época, genera resistencias y críticas.
Empero, las nuevas tendencias han modificado la visión que desde el Estado y la economía se tiene de este tema. Antes lo ambiental era visto como “cosa de hippies”. Sin embargo, en los años noventa, se inicia una nueva etapa y comienza a ser visto con mayor cuidado por empresarios y sociedad civil. Hoy, ha dejado de ser un elemento distante y ajeno al desarrollo para incorporarse en el centro del desarrollo y la competitividad.
En el pasado, los gerentes y administradores de las empresas delegaban el tema a consultores externos o a jefes de planta, sin mayores preocupaciones distintas a los costos que se generaban por cumplir los requisitos de los instrumentos de comando y control. Todo se reducía así a tener un documento oficial que permitiera desarrollar la actividad sin contratiempos. Posteriormente, con las exigencias llegaron las sanciones pecuniarias y la suspensión de actividades, lo que impactaba directamente en la operación y rentabilidad del negocio, además de suponer riesgos penales para los directivos de las empresas.
Por un futuro más verde
En la actualidad, el tema ha superado una visión cortoplacista y se ha incorporado en la misma sostenibilidad de la empresa como un factor estratégico y de competitividad. Se ha entendido que la conservación del agua, de los bosques y del aire es esencial y que cuidar el medioambiente es también un factor de rentabilidad en las compañías.
Por otra parte, las empresas empiezan a ser medidas por su huella de carbono, su huella hídrica o simplemente en su reputación: los clientes son rigurosos con los requerimientos ambientales. Al no cumplirlos, se pone en riesgo la participación en el mercado.
Simultáneamente, el país ha incorporado un componente ambiental muy fuerte en el Plan de Desarrollo al hacer referencia al crecimiento verde. La dirección del Departamento de Planeación Nacional al lanzar la misión de Crecimiento Verde señaló: “El Crecimiento Verde es el camino para afrontar el nuevo reto del Siglo XXI: mantener la abundancia de recursos y reducir el riesgo de escasez. La conservación del capital natural y el uso eficiente de los recursos como el agua, la energía, el suelo y las materias primas, permitirá generar un mayor crecimiento mejorando la productividad y competitividad del país. […]”.
La empresa debe adoptar como elemento estratégico los recursos naturales demandados, pues de lo contrario corre el riesgo de anquilosarse y quedarse del tren de la nueva historia ambiental del país “El Crecimiento Verde es un medio para lograr el 65 % de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS); para alcanzar la meta de reducción de emisiones de carbono por parte de Colombia en la COP21; y para implementar las 45 recomendaciones y 74 instrumentos sugeridos por la OCDE en materia ambiental. Así mismo, el Crecimiento Verde nos permitirá materializar los dividendos ambientales de la paz”.
Este concepto incorporado en el país como parte del proceso de ingreso a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos ha llegado para quedarse en todas las esferas económicas, empresariales y de la sociedad civil. Su implementación supone una serie de modificaciones en materia regulatoria ambiental, así como en los mismos términos utilizados. Ya el problema no es si se conserva o no un recurso natural, hoy se centra en cómo hacer para que su uso sea sostenible. Surgen entonces instrumentos económicos como los tributos ambientales que tienden a ser más fuertes, pero como corolario se establecen incentivos tributarios, se promueve el desarrollo de proyectos innovadores en materia de energías renovables, biocomercio y, en general, una nueva dimensión del tema.
La Misión de Crecimiento Verde propone una serie de acciones para el uso de los recursos naturales como oportunidad económica y no como un obstáculo al desarrollo:
• Aumentar la productividad del agua, el tratamiento de aguas residuales y el reúso.
• Incrementar la productividad agropecuaria y mejorar indicadores de crecimiento verde.
• Incrementar las energías renovables no convencionales y la eficiencia energética al 2030.
• Aumentar la eficiencia en el uso de materiales y el aprovechamiento de residuos hacia una economía circular.
• Posicionar la bioeconomía para impulsar el crecimiento y la diversificación de la economía.
• Fomentar la economía forestal derivada del aprovechamiento sostenible de plantaciones forestales y bosques naturales.
Esta nueva visión de lo ambiental y del uso de los recursos naturales exige que el empresariado se prepare para enfrentar este reto. En definitiva, no puede seguir utilizando las mismas categorías conceptuales ni de comprensión del tema; debe abrirse a buscar nuevos horizontes empresariales y la empresa debe adoptar como elemento estratégico los recursos naturales demandados, pues de lo contrario corre el riesgo de anquilosarse y quedarse del tren de la nueva historia ambiental del país. Es decir que la orientación de lo ambiental debe estar en la alta dirección, siendo necesaria una mayor capacitación por parte de los directivos para adaptar la compañía a estas nuevas realidades.
Opina, Comenta