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25 de Abril de 2024 /
Actualizado hace 16 segundos | ISSN: 2805-6396

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Noticias / General


Alberto Silva, una vida dedicada a construir país desde la empresa

17 de Febrero de 2020

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“Como el hilo de una cometa”. Así describen sus hijos a Alberto Silva, uno de los tres fundadores de Legis, fallecido recientemente, luego de dedicar la mayor parte de sus años a aportarle al país uno de los valores más preciados: el conocimiento.

 

Y es que la analogía, al mirar cómo trascurrió su vida, no puede ser más precisa. Este abogado, con alma de economista, era el polo a tierra de quienes lo rodeaban en sus diferentes facetas. Como padre y abuelo, se caracterizó por ser íntegro, solidario y justo. Como persona, se destacó por su sensibilidad social y por su alto nivel ético. Como empresario y profesional, será siempre recordado por su pragmatismo, por su capacidad de análisis y por su intelecto.

 

Alberto Silva

 

Durante sus casi 94 años, su pasión giró alrededor del tenis, de la economía y de los libros. Hasta el último momento manifestó estar orgulloso del legado que, junto con Tito Livio y Miguel Enrique Caldas, dejaron para la continua construcción de un verdadero Estado social de derecho: Legis.

 

Aunque fue socialista, decidió saltar al comunismo. Incluso, vivió algún tiempo en la Unión Soviética, en donde realizó estudios de economía política. Pero, finalmente, se proclamó liberal y desde esa visión desarrolló su vida.

 

Alberto Silva

 

En el acto de celebración de los 30 años de Legis, aparecen, de izquierda a derecha, los fundadores de la compañía, Miguel Enrique Caldas, Alberto Silva y Tito Livio Caldas, quien se dirige al entonces presidente de la República, Belisario Betancur.

 

 

Su recorrido profesional

 

La vida profesional de Alberto Silva empezó cuando se desempeñó como asesor del Sindicato de Trabajadores Petroleros en Barrancabermeja. Tiempo después se convirtió en redactor económico en el periódico El Tiempo, en donde pudo escribir, con gran atino, sobre los temas que más le gustaban.

 

De allí pasó a crear Legis, una idea que surgió de la convicción de que el conocimiento debía ser plasmado de tal forma que todos pudieran entenderlo, de transformar lo complejo en algo sencillo. 

 

Precisamente, la oficina de un octavo piso sin ascensor, por la carrera novena con avenida Jiménez, en la ciudad de Bogotá, sirvió de escenario para que Silva le diera vida a la primera obra de esta compañía: Legislación Económica.

 

También redactó El Régimen Tributario, primera publicación de hojas sustituibles, y otros libros que mostraban su entusiasmo por los sistemas macroeconómicos, como se refleja en Venezuela hacia el desarrollo, creado durante su estancia en el vecino país. 

 

Hasta el año 2015 estuvo vinculado presencialmente a Legis. Asistía a las juntas directivas como asesor fundador y se mantuvo siempre al tanto, prácticamente hasta el final. Dejó de acudir, tal vez, por la imposibilidad de leer. De hecho, no pudo terminar de escuchar el final del libro que le estaban leyendo: De animales a dioses. Breve historia de la humanidad, de Yuval Noah Harari.

 

Su vida de estudiante

 

La educación pública marcó el rumbo de su vida de estudiante. Terminó el bachillerato en el Colegio Camilo Torres y su título de abogado lo obtuvo en la Universidad Nacional de Colombia. Si bien alcanzó a estudiar Economía, nunca se graduó, pero su gran capacidad para entender, trasmitir y analizar los temas propios de esa disciplina le abrieron las puertas a lo largo de su vida laboral.

 

Fue un alumno destacado de Carlos Lleras, docente, en ese entonces, de la asignatura Hacienda Pública, durante la cual, tal vez, afianzó una idea inacabada de escribir un libro sobre la historia política de Colombia, pero enfocada desde el punto de vista económico.

 

Una de sus grandes preocupaciones desde estudiante era el bienestar del país en los aspectos políticos y económicos. Igualmente, le preocupaban las personas, en general, por eso procuraba que sus trabajadores alcanzaran un alto nivel de bienestar. Repetía hasta el cansancio que el valor más grande de cualquier empresa era el capital humano.

 

ÁMBITO JURÍDICO lamenta su fallecimiento y expresa sus más sentidas condolencias a sus familiares, colegas y amigos.

 

Alberto Silva

 

En la foto (izq. a der.) Miguel Enrique Caldas, Alberto Silva y Tito Livio Caldas, fundadores de Legis, con el entonces presidente Belisario Betancur, además de José Granada y Ramiro Montoya.

 

Grandes recuerdos

 

Gustavo Nieto (nieto): “Pito (así le decíamos a mi abuelo de cariño) fue un ejemplo a seguir por el gran legado empresarial y personal que nos dejó. Primero que todo, Pito fue un académico por excelencia y le gustaba investigar y cuestionar todo lo que leía. Siempre estaba pendiente de la situación económica y empresarial del país y de cómo esta nos afectaba a todos. Uno podía pasarse una tarde entera hablando de estos temas y de la historia del país. 

 

La parte académica y empresarial eran importantes para él, pero siempre desde el punto de vista de la integridad: el respeto, la honestidad y la rectitud estuvieron presentes en sus relaciones, sin importar con quién se estuviera trabajando. Estos valores todavía siguen presentes en la empresa, al igual que en nuestra familia. 

 

Aparte del tema académico, a mi abuelo le encantaba el tenis y creo que esta pasión la heredamos nosotros, ya que desde pequeños lo veíamos jugar a él con mi mamá y mis tíos.  Jugó hasta donde el cuerpo se lo permitió, pero aun después de haber dejado de jugar no se perdía un Grand Slam.

 

Por último, lo caracterizó su buen sentido del humor, que siempre era el adecuado dependiendo de la situación o tema que se estuviera hablando”.

***

 

Alfredo Motta (expresidente ejecutivo de Legis): “Partió el último de nuestros fundadores. A su lado tuve la fortuna de compartir, dialogar, reflexionar y mucho que aprender. Al igual que Tito Livio y Miguel, Alberto fue un gran visionario, anticipándose siempre a las tendencias, siendo testigo y protagonista de la conformación y realidad jurídica y económica de nuestra Nación. No solamente un reconocido empresario, hombre honesto y trabajador, también un gran miembro de familia y amigo intachable.

 

Mis últimos recuerdos, ya retirado, me llevan al estudio de su apartamento leyendo y comentando los acontecimientos económicos, que era uno de nuestros temas favoritos.

 

Nos queda su ejemplo y la profunda huella que ha dejado entre los que lo disfrutamos como guía, interlocutor y amigo”.

 

***

 

Pedro Camacho (exmiembro de la Junta Directiva de Legis): “Alberto, además de haberse graduado de abogado, estudió Economía. Por las necesidades, en los años cincuenta fue redactor de El Tiempo, lo que lo hizo un experto en redacción. Esta conjunción lo llevó a escribir sobre economía y aspectos fiscales que, para la época, estaban siendo sugeridos al país, que no contaba con una compilación de normas que cambiaban.

 

La propia necesidad y los grandes deseos lo llevaron a que, en compañía de su amigo y compañero, Tito Livio Caldas, se unieran a crear una empresa: Legis.

 

Esta nació alrededor de una revista: Legislación Económica, que publicaba las normas cambiantes y actualizadas con unas notas de análisis y presentación que redactaba Alberto, ya retirado de El Tiempo.

 

Posteriormente, y viendo la necesidad del país, redactó la primera obra de hojas sustituibles con actualización permanente: El Régimen Tributario.

 

No solo fue la primera obra de este tipo, sino la primera compilación de las normas dispersas de orden tributario en Colombia y que durante muchos años fue la guía no solo para los particulares, sino para el propio Estado colombiano.

 

Alberto desarrolló y enriqueció con sus conocimientos y con su forma práctica y experta a todo un país. Era hombre meticuloso, investigativo, sintético y práctico. Además, un hombre de una amplia solidaridad y comprometido en sus ideales con sentido de justicia y de conciliación”.

 

***

 

La disciplina y bondad de un gran empresario y ser humano

 

Andrés Caldas Rico

Presidente de la Junta Directiva de Legis

 

Recuerdo a Alberto Silva como un hombre disciplinado, acucioso y ordenado, además de ser un excelente profesional y empresario singular. Su vida laboral la mezclaba sabiamente con su vida familiar. En la primera, era un abogado y economista destacado. Como abogado creó obras de gran utilidad y servicio para la comunidad jurídica que aún están vigentes. Y como economista, tenía una gran capacidad para aplicar esta profesión de una forma holística, con el fin de poder tomar mejores decisiones empresariales.

 

Era muy sensible frente al bienestar de todos los integrantes de la compañía, a tal punto que su hija Claudia continuó con ese legado. Fue un gran amigo y socio ejemplar de mi padre, Miguel Enrique Caldas, y de mi tío, Tito Livio Caldas.

 

En su vida personal aplicaba una disciplina semejante, como un gran jugador de tenis, deporte que practicaba sin falta todas las semanas. Y no solo fue un padre y abuelo ejemplar, sino también un padrastro modelo que impartió los mejores consejos a su familia.

 

Nunca olvidaré su imagen al lado de su amado e inseparable Volkswagen Escarabajo, que retrataba muy bien su sencillez y su vida llena de valores que practicó plenamente, hasta el final de sus días. Nunca olvidaré su imagen al lado de su amado e inseparable Volkswagen Escarabajo, que retrataba muy bien su sencillez y su vida llena de valores que practicó plenamente, hasta el final de sus días.

 

¡Adieu mon ami!

 

Roberto Caldas

 

“Más grande no pudo ser la sorpresa cuando, acabando de recordar a Alberto, en el entierro de Miguel, nos llega el mensaje de que Alberto Silva González había muerto.

 

Me impactó profundamente el aviso porque, como en “pandilla”, partía ahora el último de mis primeros amigos.

 

Conocí a Alberto casi al tiempo que a mi padre, es su imagen la que tengo como el más cercano amigo en mi historia, así como Victoria Fajardo (Q. E. P. D.), su primera esposa; las ‘victorias’, Alberto Jr., Claudia y Juan Manuel, sus hijos,

 

Alberto, el amigo, el socio esencial, el crítico, el franco, el compañero de viaje, de riesgo y de ideas. Alberto es el último de una generación de amigos y socios fundadores de esta hermosa empresa (Legis), de este aporte gigante a la historia empresarial colombiana y al mundo de ley y de cultura legal de su sociedad y sus empresas.

 

Originó y dirigió 40 años la revista Legislación Económica, obra esencial al reconocimiento de nuestro nombre. Sin su crítica y aportes permanentes a las obras esenciales, y exigencia en la puntualidad y decoro en cada una de ellas, el reconocimiento en el entorno jurídico habría sido distinto.

 

Se va con el amigo un padre, un socio y un empresario único, crítico, transparente, aportante, bondadoso y leal como ninguno. Se va el último gallardo de aquellos que fueron nuestros padres.

 

¡Adieu mon ami! ¡Merci pour tout! Bon boyage”.

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