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“Adalid es un sueño que hicimos realidad”
06 de Julio de 2016
Con la misma vertiginosa rapidez con la que avanza la tecnología, ha transcurrido la vida de Andrés Guzmán Caballero, fundador de Adalid Corp. Rondando los 40 años de edad, es el creador y CEO de una de las más grandes e importantes compañías latinoamericanas especializadas en nuevas tecnologías, seguridad informática y cibercrimen, investigación forense y asesoría legal.
Guzmán estudió Derecho en la Universidad Libre, es especialista en Derecho Administrativo, en Derecho y Nuevas Tecnologías y magíster en Derecho, en Derecho Procesal Penal y en Administración Internacional de Negocios, entre otros títulos académicos.
Actualmente, es el Director de la Maestría en TIC’S de la Universidad Sergio Arboleda, docente en posgrados y maestrías en varias universidades de España y del país. En diálogo con ÁMBITO JURÍDICO, cuenta sus inicios y la actualidad de su compañía.
ÁMBITO JURÍDICO: ¿Cómo nació su inclinación por el Derecho y las nuevas tecnologías?
Andrés Guzmán Caballero: Todo empezó cuando era un adolescente despreocupado, obsesionado por desbaratar cuanto aparato tecnológico llegara a mis manos: un joven con vocación de ingeniero, pero con pasión por el Derecho, dos carreras incompatibles en aquel entonces. Corría el año 1990, cuando mi hermana, estudiante de Ingeniería de Sistemas, me envió un enorme computador desde EE UU. Era una época en la que tener un computador en casa era un privilegio, un artefacto al que había que tratar con cuidado y consideración. Lejos de intimidarme, decidí conocer por dentro y por fuera, al derecho y al revés, a ese monstruo. Con pasión, estudié el manual del sistema operativo DOS, hasta que aprendí a programar.
Á. J.: Cuéntenos un poco sobre su historia de vida, antes de estudiar Derecho.
A. G. C.: No todo ha sido un camino de rosas. Cometí un error en mi juventud, que le causó gran dolor a mi madre. Después de haber sido siempre un buen hijo, buen estudiante, responsable, un día de locura le robé la tarjeta de crédito, con tan mala suerte que ella me descubrió. Su desilusión no pudo ser mayor, pensó que su hijo iba por mal camino y me pidió irme de la casa. Tuve que enfrentar la vida solo. Trabajé como mesero en restaurantes del centro de Bogotá, después de cumplir el horario universitario; lavé pisos y baños en bares en las tardes, y en las noches ponía la música, mientras estudiaba los códigos de Procedimiento Civil o Penal. Fue una época dura que, sin embargo, disfruté.
Á. J.: ¿Cómo nació Adalid?
A. G. C.: Para mi tesis de grado, escogí un tema desconocido en Colombia, pero que empezaba a dominar: delitos informáticos, pornografía con menores de edad. Mi asesor de tesis fue el reconocido abogado penalista Germán Eduardo Gómez Remolina, con quien comencé a trabajar. Llegó el día del grado y, por supuesto, tenía que estar la persona más importante en mi vida: mi madre. Fue un momento conmovedor. Lloramos juntos. Yo estaba orgulloso, porque ahora volvía como el hijo pródigo, pero el hijo pródigo que quería darle a su madre todo lo que ella merecía. Luego, empecé a trabajar como independiente, litigando y, al lado de mi asesor de tesis, al poco tiempo, conseguí un contrato con la Empresa de Licores de Cundinamarca, manejando casos de propiedad industrial. Allí nació Adalid.
Á. J.: ¿Y de qué forma empieza a masificar sus servicios?
A. G. C.: Mi obsesión por el Derecho y la Informática me llevaron de nuevo a las aulas, esta vez a hacer una especialización en nuevas tecnologías. Sin dinero, decidí vender un carro viejo, y vivir del rebusque para poder cubrir los gastos estudiantiles. Mientras cursaba esta especialización, conocí a varias personas que trabajaban en la Fiscalía General de la Nación, quienes empezaron a hacerme consultas sobre informática. Ahí ddecidí poner un aviso en ÁMBITO JURÍDICO, donde ofrecía servicios de Informática “Forense” y comencé a recibir diversas llamadas preguntando por grafólogos, médicos, documentólogos, por lo que decidí ofrecer un valor agregado tecnológico a cada una de esas ciencias. Gracias a esa iniciativa, hoy Adalid tiene laboratorios de punta en cada área, con la mejor tecnología disponible en el mundo.
Á. J.: ¿Cómo evolucionó Adalid desde su creación hasta la actualidad?
A. G. C.: La historia de la empresa empezó en el cuarto de un apartamento en la calle 6 con carrera 6, en Bogotá, con un viejo escritorio y una silla comprados en un almacén de segundas, y hoy, 10 años después, está situada en el sector de Quinta Camacho, con más de 1.600 metros de construcción, el más moderno y mejor dotado laboratorio de informática forense en América Latina, con una inversión en software superior a los 350.000 dólares anuales, permanente innovación tecnológica y de equipos, desarrollador de tecnología de punta para investigaciones, evidencias digitales y ciberdelitos, con presencia en más de 10 países alrededor del mundo y una factura anual en millones de dólares en todas sus filiales internacionales. Hoy es una empresa con más de 60 empleados de planta.
Á. J.: ¿Por qué decide vincular un socio a su firma?
A. G. C.: Hace cinco años, Adalid cuenta con un nuevo socio, John Jairo Echeverry, ex director de la Unidad de Delitos Informáticos de la Fiscalía General de la Nación, una de las personas con mayor experiencia forense e informática del mundo. Desde entonces, Adalid no ha cesado de crecer y crear nueva tecnología, máquinas, equipos y repuestos desarrollados por nosotros mismos, que permiten dar respuesta inmediata a los requerimientos de sus clientes.
Somos un abogado y un ingeniero que hemos logrado un complemento perfecto para satisfacer las necesidades de compañías privadas, entidades públicas y personas naturales, en la investigación de cualquier incidente informático. La capacidad es inmensa, se pueden analizar más de 200 evidencias al mismo tiempo, entre discos duros, celulares y tabletas. Son máquinas competitivas a nivel mundial, con un costo inferior hasta en un 60 %, en comparación con otros fabricantes internacionales. Además, ofrecemos dos valores agregados: soporte 24 horas al día, siete días a la semana, y la capacidad de respuesta inmediata.
Á. J.: ¿En qué áreas jurídicas están presentes?
A. G. C.: Adalid está presente en los ámbitos más importantes y representativos del país: análisis topográfico, predial y catastral de los inmuebles en litigio; seguridad informática; venta de sistemas de seguridad a entidades públicas y privadas; gestión de seguridad de información; blindaje de procesos electorales a nivel latinoamericano contra hackers; asesoría a Estados en ciberespionaje y ciberdefensa. Así mismo, con el respaldo de Adalid, todos podemos sentirnos seguros y amparados frente a cualquier tipo de delito informático: desde bullying entre niños, pasando por la pornografía de la venganza, hasta temas de violación de propiedad industrial en internet.
Á. J.: El tema de responsabilidad social siempre será importante para los abogados, ¿en qué aspectos trabaja Adalid relacionados con este tema?
A. G. C.: Los costos de investigación forense son altos por la tecnología que manejamos, pero, respondiendo a nuestro compromiso de responsabilidad social, en Adalid ayudamos a personas injustamente condenadas y sin medios para pagar por su defensa, a consolidar pruebas en el laboratorio, sin pagar un solo peso a cambio. También tenemos un programa especial enfocado a colegios, para padres de familia y niños, en busca de la prevención del cibercrimen.
Á. J.: Recientemente, Adalid inauguró uno de los laboratorios forenses más modernos del mundo, ¿nos puede contar un poco más sobre este?
A. G. C.: Respondiendo a nuestra permanente obsesión por generar seguridad de la información accesible a todo el mundo, desde hace tres años en Adalid trabajamos en un nuevo proyecto: EVLAB. Un producto accesible a todas las personas, que recolecta, procesa, embala y presenta evidencias digitales. Es una app que pronto estará en el mercado y que tiene versión para escritorio, con aplicaciones para cualquier tipo de negocio, certifica e-mails, archivos, páginas web, fotos, videos y puede presentar hasta 250 pruebas digitales mensuales por una suma mínima.
Mucha gente cree que somos unos locos. Que estamos dando una herramienta para que no necesiten más de nuestros servicios, de la complicada y costosa tecnología que tenemos. Pero este es un nuevo sueño que estamos conquistando y haciendo realidad.
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