General
El ejercicio de la libertad de cultos está limitado por el derecho ajeno
23 de Diciembre de 2014
Quien profesa y practica una religión puede reclamar el espacio espiritual necesario para vivirla según su conciencia, sin que esto dificulte y entorpezca la convivencia.
Así lo advirtió el Consejo de Estado, al negar la impugnación del fallo con el que esa misma corporación había negado la tutela que pretendía cancelar la exposición Mujeres ocultas, de la artista María Eugenia Trujillo, organizada en el en el Museo Santa Clara, de Bogotá.
El alto tribunal reiteró que el contenido y alcance de la libertad religiosa encuentra su límite en el inicio de los derechos de otros, lo que permite el legítimo ejercicio del derecho propio, de los ajenos y de exigencias como el orden público, la salubridad y la seguridad públicas, la moralidad y la tranquilidad, que hacen posible la convivencia pacífica en sociedad.
A su juicio, esta circunstancia lleva a que, en una sociedad pluralista en la que hay diversas religiones, sea necesario imponer algunas restricciones para el ejercicio pacífico, simultáneo y legítimo de todas las expresiones religiosas, en igualdad de oportunidades.
“Toda persona que profesa o difunde sus creencias o convicciones religiosas dentro de un régimen democrático tiene derecho al máximo de libertad y el mínimo de restricción, lo cual no significa irresponsabilidad ni excesos', sentenció.
La corporación sostuvo que quien profesa una religión y manifiesta su práctica debe someterse a las normas de conducta dictadas por la autoridad pública y a los límites necesarios para el ejercicio armónico de sus derechos.
El fallo deja en firme la decisión proferida por la Sección Segunda, en la que se desestimó la vulneración de los derechos fundamentales a la libertad de culto, el libre desarrollo de la personalidad y la dignidad humana alegados por la accionante.
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