Lo positivo que nos deja el confinamiento obligatorio
31 de Mayo de 2020
Francisco Bernate Ochoa
Profesor titular de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario. Miembro correspondiente de la Academia Colombiana de Jurisprudencia. Presidente del Colegio de Abogados Penalistas de Colombia.
Por supuesto que a la hora de recordar los días que hemos estado confinados en nuestros hogares la idea más recurrente puede estar relacionada con la infinidad de tropiezos y dificultades que esto supuso para nuestro país, y para cada uno de nosotros. Sin embargo, hay aspectos positivos, y es justo hacer un reconocimiento y decir que, así como la historia tiene un lugar muy especial para quienes dilataron, cuestionaron y sacaron el vergonzoso decreto de excarcelación, que tiene a cientos de contagiados en las prisiones del país, no tengo duda de que también tendrá un espacio para quienes hicieron de la necesidad una virtud y supieron dar lo mejor de sí en esta situación.
El primer lugar, de lejos, lo ocupa la magistrada Diana Remolina, presidenta de la Sala Administrativa del Consejo de la Judicatura. Como sucedió en todo el planeta, las únicas que lograron manejar con acierto esta crisis fueron las mujeres, y en la justicia colombiana, ello no fue la excepción. Una magistrada que, primero oyó, y luego se formó una opinión antes de tomar sus decisiones, en las que siempre privilegió la vida de los servidores judiciales sobre las presiones para aumentar el número de capturas y así cumplir unas metas institucionales. Una funcionaria carismática, usuaria de las redes sociales, que además enfrentó directamente las preguntas de los usuarios y abogados del sector justicia en los diferentes foros, con una solvencia y manejo del tema admirable. Si algo queda de esta crisis, es saber que tenemos una presidencia de lujo en el Consejo Superior de la Judicatura.
Herramientas virtuales
Siguiendo este ejemplo, varios de los despachos judiciales de país crearon perfiles en las diferentes redes sociales, como Facebook y Twitter, en los que mantienen informados a sus usuarios, con los que interactúan de una forma desprevenida. Parece que, finalmente, en los despachos judiciales de nuestro país comienza a sentirse el relevo generacional y entramos en una nueva era en la que se pretende dar una experiencia más agradable al usuario de la Administración de Justicia.
A pesar de las limitaciones establecidas en las circulares expedidas por el Consejo Superior de la Judicatura respecto de las audiencias que se podían realizar en tiempos de la pandemia, la realidad es que, así como hubo despachos que se atuvieron a la literalidad de la misma y no realizaron diligencias, en otros casos la creatividad, la mística, el ingenio y el compromiso con la administración de justicia los llevaron a emplear a fondo la tecnología y se pudieron realizar sin contratiempos audiencias judiciales de todo tipo. Personalmente, encontré jueces que acudieron a diferentes plataformas, al teléfono celular, al correo electrónico e, incluso, a las redes sociales para garantizar la comparecencia de todos, y así lograron sacar adelante audiencias, dando cuenta de que, en el empleo de la tecnología para administrar justicia, querer es poder.
Pensando en nuestros afiliados en tiempos de confinamiento, el Colegio de Abogados Penalistas de Colombia lanzó unas pequeñas conferencias todos los días en dos horarios, 10 a. m. y 4 p. m., que nos permitieron (i) ver claramente las tendencias en el mundo actual, como son estándares de prueba, género y manejo de audiencias; (ii) tener a los mejores penalistas de Hispanoamérica y, (iii) quizá lo más importante, mostrar que esta nueva generación de abogados en Colombia tiene talento de sobra, siendo necesario resaltar el trabajo de la Universidad Libre de Cúcuta con varios profesores demuestran que la renovación al más alto nivel en la academia nacional es un hecho.
Así, estos ejemplos, entre otros, demuestran que es posible convertir los momentos de crisis en oportunidades para beneficio de todos.
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