El futuro del hidrógeno en Colombia
21 de Julio de 2021
Adriana Espinel Sánchez
Abogada y docente de la Especialización en Derecho Minero-Energético y Desarrollo Sostenible de la Universidad de los Andes y de la Maestría de Recursos Naturales con énfasis en los Recursos Naturales de la Universidad Externado de Colombia
Estefanía Ramírez Ramírez
Abogada y especialista en Derecho Minero-Energético y Desarrollo Sostenible de la Universidad de los Andes
Nuestro planeta sufre una inevitable enfermedad que amenaza su sostenibilidad. El hombre, en un acto de conciencia de la necesidad de mejorar las condiciones de vida del planeta, suscribió el 12 de diciembre del 2015 el Acuerdo de París, un acuerdo global jurídicamente vinculante, que entró en vigor el 4 de noviembre del 2016. Su objetivo fundamental: salvar el planeta del cambio climático, focalizándose en acelerar e intensificar las acciones y las inversiones necesarias para un futuro sostenible con bajas emisiones de carbono[1].
Contar con un modelo mundial más amigable con el medioambiente que propenda por la sostenibilidad del planeta a largo plazo y, de esta forma, construir con solidez un futuro más prometedor, es una necesidad de todos. En este sentido, se ha venido impulsado la denominada transición energética, cuyo propósito es cambiar el uso de los energéticos tradicionalmente utilizados por energéticos más amigables con el medioambiente, que permitan la disminución de la contaminación del planeta y su recuperación sostenible. Es así como el hidrógeno entra a formar parte fundamental de este propósito, del cual Colombia es partícipe.
Elemento abundante
El hidrógeno es el elemento más abundante en la Tierra y constituye, aproximadamente, el 75 % de la materia del universo, el cual necesita ser extraído de diferentes componentes, gases o líquidos. Se dice que el 90 % de todos los átomos del universo son de hidrógeno[2].
Con el fin de entender cómo se produce el hidrógeno, se han usado diferentes tipos de colores que explican la fuente energética de donde proviene, sus propiedades y sus efectos en el medioambiente. Así, el hidrógeno gris proviene fundamentalmente de los combustibles fósiles y para cuya producción se requiere de la materia prima de metano y el carbón. Aproximadamente, el 95 % del hidrógeno generado actualmente en el mundo es gris, lo que lo convierte en una fuente altamente contaminante.
El hidrógeno azul es aquel que se produce de combustibles fósiles, principalmente del metano y carbón, pero cuya producción implica tecnologías de gasificación con captura de carbono; este tipo de hidrógeno genera entre un 80 % y un 90 % de reducción de emisiones.
Por su parte, el hidrógeno turquesa se produce a partir de las fuentes de energía renovables, utilizando como materia prima el metano o tiometano, el cual no contribuye con emisiones de CO2, pero se acude al carbono sólido como subproducto. A su vez, el hidrógeno rosa es aquel para cuya producción se usa la energía nuclear, y como materia prima, el agua sin emisiones de CO2, pero con residuos nucleares.
Finalmente, está el denominado hidrógeno verde, cuya fuente energética es la energía renovable, utilizando como materia prima el agua sin producción de emisiones de CO2 a la atmósfera ni ningún tipo de residuos. En este sentido, el hidrógeno verde forma parte fundamental en la transformación energética.
El hidrógeno tiene múltiples usos. Es utilizado en la industria pesada, en las refinerías, así como en la industria ligera, para la producción de vidrio, aceite de grasas y alimentos, entre otros. Puede ser usado en sistemas combinados de calor y potencia, en la integración de redes eléctricas, en el almacenamiento de energía, así como en servicios de regulación para operadores de redes, combustión directa, motores y turbinas, entre otros. En movilidad, puede ser usado en vehículos de pasajeros, camiones de carga pesada, buses, trenes y transporte marítimo.
¿Qué pasa en el país?
Colombia ha venido fomentando el uso de las energías renovables, de la eficiencia energética, así como el uso de energéticos alternativos que resultan más amigables con el medioambiente. Además de tener ciudades altamente contaminadas en su capa de ozono, como Bogotá y Medellín, es un país cuyas zonas no interconectadas representan un alto porcentaje del territorio, lo que hace que se incentive el uso de energéticos poco eficientes y altamente contaminantes, como el diésel, la leña o el carbón. Por ello, el hidrógeno recobra importancia para la generación de electricidad y, adicionalmente, en la movilidad, con un componente de equidad muy importante.
El 10 de julio del 2021, el Congreso de la República expidió la Ley 2099, por medio de la cual se dictan disposiciones para la transición energética, la dinamización del mercado energético y la reactivación económica del país. Mediante esta ley, se pretenden desarrollar y promocionar las fuentes no convencionales de energía para alcanzar las metas de desarrollo económico sostenible, reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y seguridad de abastecimiento energético a través de su diversificación, para lo cual introdujo modificaciones y adiciones a la Ley 1715 del 2014.
Dentro de las adiciones a la Ley 1715, se destaca la inclusión del hidrógeno verde y el hidrógeno azul como parte de las fuentes no convencionales de energías renovables (FNCER). El hidrógeno verde se entiende como aquel producido a partir de FNCER, tales como la biomasa, los pequeños aprovechamientos hidroeléctricos, la eólica, el calor geotérmico, la solar y los mareomotriz, entre otros. Por su parte, el hidrógeno azul se define como aquel que se produce a partir de combustibles fósiles, especialmente por la descomposición del metano (CH4) y que cuenta con un sistema de captura, uso y almacenamiento de carbono (CCUS), como parte de su proceso de producción.
El trámite de la iniciativa
Durante los debates en el Congreso de la República del proyecto de ley, varios senadores presentaron oposición a la inclusión del hidrógeno azul dentro de una ley cuyo foco principal es la promoción de energías renovables y la transición energética. Esto, con base en el argumento de que el impulso de esta fuente no convencional estaba en contravía de la lucha contra el cambio climático, toda vez que su producción es a partir de combustibles fósiles, los cuales se pretenden llevar a utilización cero para cumplir con los objetivos de reducción de gases de efecto invernadero. Además, plantearon como contraproducente que los proyectos basados en hidrógeno azul fueran beneficiados con deducciones tributarias.
Pese a los argumentos de la oposición, el Congreso de la República y el Gobierno expidieron la Ley 2099. En ella, se establece que el Gobierno deberá definir los mecanismos, condiciones e incentivos para promover la innovación, investigación, producción, almacenamiento, distribución y uso del hidrógeno destinado a la prestación del servicio público de energía eléctrica, almacenamiento de energía y descarbonización de sectores como transporte, industria e hidrocarburos, entre otros.
Además, se indica que las disposiciones de la Ley 1715 del 2014 les serán aplicables de forma íntegra al hidrógeno verde y al azul. Así mismo, la ley otorgó beneficios de deducción en el impuesto a la renta, exclusión del IVA, exención de aranceles y depreciación acelerada para las distintas inversiones a lo largo de la cadena productiva.
La normativa en mención es el comienzo del camino que debe recorrer Colombia en la promoción del hidrógeno para garantizar el cumplimiento del Acuerdo de París y demás obligaciones adquiridas en materia de cambio climático.
Del mismo modo, se requiere de un constante apoyo gubernamental, así como un decidido apoyo industrial y político para el desarrollo del hidrógeno como energético, con el fin de adelantar los múltiples temas que actualmente están en la agenda, entre otros: el diseño de la política pública para su promoción; la definición de su regulación; el incentivo a la demanda; la definición de los mecanismos y metodologías de medición y verificación que permitan garantizar que las actividades de producción, almacenamiento, distribución y uso del hidrógeno verde y azul, así como las tecnologías de captura de utilización y almacenamiento de carbono (CCUS) con un balance cero de emisiones netas.
Con el fin de lograr estos objetivos, destacamos la necesidad de capacitar profesionales en Colombia especializados en el sector de energía.
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