Al Margen
Yo me llamo
27 de Febrero de 2013
Algunos países se toman muy en serio la protección del interés superior de los niños, lo cual, por supuesto, es completamente plausible. Y comienzan por uno de sus principales derechos: el nombre.
Islandia, por ejemplo, cuenta con una lista de 1.853 nombres de mujeres y 1.712 nombres de hombres, de los cuales los padres deben escoger el que les pondrán a sus hijos, para evitar que los llamen de manera extravagante o ridícula. Si ninguno de los nombres de la lista los convence, deben pedirle permiso a un comité, para ponerles uno diferente.
Alemania, por su parte, prohíbe los nombres de género ambiguo y utilizar los apellidos como nombres. Y en China, las autoridades les ponen restricciones a los padres que se pasan de creativos, si consideran que los nombres que les quieren poner a sus hijos son desconocidos.
Recientemente, la BBC publicó un artículo sobre el tema, en el que relacionó algunos casos en los que el Estado tuvo que intervenir, para evitar que los niños fueran llamados de una manera inapropiada.
En Nueva Zelanda, las autoridades prohibieron llamar a un niño 4Real, porque los nombres no pueden empezar con números. Lo mismo pasó en Alemania, donde una pareja turca quería llamar a su hijo Osama Bin Laden, y en Japón, donde se prohibió llamar a un niño Akuma, que significa demonio.
Bastante particular es el caso de la neozelandesa Talula Does The Hula From Hawaii (Talula Baila El Hula-Hula de Hawaii), a quien un juez le dio un permiso especial para cambiarse semejante esperpento. No tan buena suerte corrió el alemán Berlín, cuyo nombre fue autorizado, al comprobarse que, en un caso similar, se dio el visto bueno para que un niño fuera llamado Londres.
Pero en otros países, como Colombia, el asunto se maneja con más libertad. Incluso, a algunos funcionarios se les ha ido la mano. Sonado fue el caso, denunciado por El Espectador, de los empleados de la Registraduría que alcahuetearon que algunos indígenas wayuu fueran llamados con nombres ofensivos. Testimonio de ello dan las cédulas de Arrancamuela Uriana, Borracho Ipuana, Cabezón Urariyu y Ferari Pushaina, por mencionar algunos.
Además, hay nombres que son tan raros, que solo los tiene una persona en el país. En la lista de “sintocayos” están Teotriste, Epimenia, Sayuris Yurina, Siniberto, Mingris Mengris, Santoprimo y Arquez Atenas (esta última es mujer).
También hay nombres exageradamente largos. Lidera el ranking uno de 65 caracteres: Adriana Clemencia del Corazón de Jesús y de la Santísima Trinidad (divinidad presente en casi todos los nombres de este tipo). Algunos sugieren que la familia nunca se puso de acuerdo y fue mejor cortar por lo sano, como en el caso de Mateo Ramiro Camilo Guillermo Andrés Carlos Arturo. Y otros, son largos, pero sonoros: María de los Ángeles Todos los Santos del Pilar y de la O (que además es el segundo más largo).
Contrario a lo que pasa en Nueva Zelanda, donde los nombres no pueden llevar números, aquí es posible incluir caracteres especiales, debido a algunas grafías indígenas. En esa lista, están Dxi^jana, Tcuin\xqfe y Yörs.
Los nombres de famosos también han dejado en estupor a los funcionarios del registro civil, por las combinaciones o variaciones usadas. Hace poco, un niño barranquillero fue llamado Milan Piquet, en honor a Milan Piqué Mebarak, el hijo de Gerard Piqué y Shakira. En los registros, también figuran Bomble Pambelé Santana, Obama Aguablanca y Barack Ovama Ochoa. De hecho, los apellidos de presidentes gringos son nombres bastante comunes en Colombia: 7.712 Jefferson, 4.177 Nixon, 2.680 Hoover, 1.896 Jackson, 1.462 Kennedy y 1.112 Roosvelt.
¿Será que mejor nos ponemos estrictos como los islandeses o le seguimos dando rienda suelta a la creatividad?
(Fuentes: BBC Mundo, registraduría.gov.co, elespectador.com y semana.com)
Opina, Comenta