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Actualizado hace 52 minutes | ISSN: 2805-6396

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Opinión / Columnistas


¿Y de la Constituyente Cafetera, qué?

01 de Octubre de 2014

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Juan Camilo Restrepo

Exministro, abogado y economista

 

          

 

Hace ya cerca de dos años el presidente Santos convocó, con gran entusiasmo, lo que llamó la “Constituyente Cafetera”. Lo hizo en una nutrida reunión que tuvo lugar en Chinchiná, Caldas. Se estaba saliendo en aquel momento del traumático paro cafetero; y en todos los estamentos había el firme deseo de airear, democratizar y modernizar las instituciones cafeteras del país.

 

Fue una propuesta para que –desde el interior mismo de la gremialidad cafetera, y respetándola– se hiciera un proceso desprevenido y profundo de reflexión para mirar el presente y futuro de sus instituciones.

 

¿Qué está bien y qué ameritaría reformarse en el campo de la producción, del mercadeo, del consumo interno, de los cafés especiales, de la participación del grano colombiano en los internacionales, de la seguridad social en las zonas cafeteras, y de la representatividad de la federación frente a los productores?

 

Tales, entre muchos otros, fueron algunos de los interrogantes a los que se quiso encontrar una respuesta a través de la llamada “Constituyente Cafetera”.

 

Ahora bien: el primer paso hacia esa “Constituyente Cafetera” era la convocatoria de unas elecciones ampliamente democráticas para elegir a los miembros que habrán de representar a las bases cafeteras a nivel de los comités municipales y departamentales, así como en las instancias nacionales durante los próximos años.

 

Esas elecciones tuvieron lugar con gran éxito hace pocas semanas. En 568 municipios cafeteros, en votaciones a las que concurrieron 245.180 cafeteros cedulados, y con una participación electoral notable del  65 % (índice  superior al que se registra con relación al censo electoral en las elecciones de Congreso y del mismo Presidente de la República), se eligieron 370 miembros de comités municipales y los miembros de los comités departamentales en 15 circunscripciones departamentales.

 

Un verdadero éxito de democracia gremial, que resulta bien aleccionador para otras agremiaciones que manejan fondos de carácter parafiscal.

 

La Corte Constitucional ha sido reiterativa en el sentido de que cuando una entidad privada recibe el mandato de la ley para manejar un fondo parafiscal (existen 16 en el sector agropecuario), quien lo maneje debe exhibir sobresalientes niveles de democracia interna y de transparencia.

 

Es apenas natural: los fondos parafiscales son contribuciones que hacen parte de los tributos que se recaudan en Colombia y que tienen la condición de recursos públicos sometidos al control fiscal, y están afectos (a diferencia de lo que acontece con los impuestos) al bienestar exclusivo del sector que paga dichas contribuciones. Pero no son menos públicos por ello que los impuestos.

 

Las elecciones cafeteras de hace 15 días fueron, pues, un buen ejemplo de democracia gremial que bien harían en seguir otros gremios privados que, manejando también recursos de carácter público parafiscal, exhiben sin embargo índices de estructura democrática mucho más deficientes que el gremio cafetero.

 

Las elecciones que eran el primer paso hacia la “Constituyente Cafetera”, se desarrollaron pues exitosamente. Inclusive, algunos sectores disidentes conocidos como las “dignidades” cafeteras participaron en estas elecciones y lograron importantes escaños en varios departamentos. Es una actitud mucho más lúcida (luchar pacíficamente por sus ideas y reivindicaciones al interior de las instituciones cafeteras, en vez de tirar piedra o de cerrar vías a través de paros abruptos e injustificados).

 

Ahora bien: queda pendiente el segundo paso de la “Constituyente Cafetera”. Simultáneamente con la convocatoria de elecciones que dotarán de un mandato fresco a los dirigentes cafeteros, el Gobierno convocó una comisión de estudios dirigida por el doctor Juan José Echavarría para que con una mirada independiente y técnica presentara recomendaciones sobre los grandes temas que deben perfilar la institucionalidad cafetera de la próxima década.

 

La comisión, que tuvo un alto costo, y que convocó a técnicos internacionales y nacionales de primera categoría, ya concluyó sus trabajos. Ahora lo que resta es que se divulguen sus resultados y conclusiones. Y que unos y otras se lleven a consideración del próximo congreso cafetero que debe reunirse a finales de este año.

 

Hasta el momento –a pesar de que ya hace varios meses esta comisión concluyó sus labores– no se han divulgado sus recomendaciones. Existe inclusive el rumor de que hay inexplicables intereses que querrían que no se divulguen las conclusiones de la “Misión Echavarría”, y que se les eche tierra y olvido. Sería absolutamente inaceptable esta actitud.

 

La misión presidida por el doctor Echavarría –y sus conclusiones, desde luego– es el último eslabón de la Constituyente Cafetera que debe surtirse. No necesariamente para que se acepten todas las recomendaciones que formula. Pero al menos para que se ventilen sus conclusiones a la luz del sol, y al interior del próximo Congreso Cafetero (conformado por dirigentes dotados de un mandato fresco) para que ellos, en su sabiduría, decidan qué acogen y qué no de las recomendaciones de esta misión.

 

Lo contrario sería hacerle el juego precisamente a lo que tanto se ha criticado: al déficit de democracia y, sobre todo, al oscurantismo anacrónico con el que algunos pretenden seguir manejando las políticas cafeteras. Es imperioso mantener las instituciones de la gremialidad cafetera pero adaptándolas a los nuevos tiempos.

 

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