Mirada Global
Una vez más, Irlanda del Norte será determinante para un Gobierno británico
20 de Junio de 2017
Daniel Raisbeck
En enero de este año, escribí en ÁMBITO JURÍDICO acerca de la tensión política en Irlanda del Norte después de que Martin McGuinness (1950-2017), antiguo terrorista del Ejército Republicano Irlandés y luego líder del partido nacionalista y católico Sinn Féin, retirara a su agrupación política del gobierno de la entonces primera Ministra, Arlene Foster, cabeza del Partido Unionista Democrático (DUP), agrupación conservadora, protestante y pro-Reino Unido.
La renuncia de McGuinness como Primer Ministro Diputado fue problemática, porque el Acuerdo de Viernes Santo de 1998 determina que los nacionalistas y unionistas deben compartir el gobierno según el “modelo consociativo de la democracia”.
Desde ese entonces, no se han resuelto las dificultades políticas en Irlanda del Norte, sobre todo porque las elecciones del 2 de marzo confirmaron el status quo. El DUP y Sinn Féin se mantuvieron como los dos partidos principales, pero aún no han llegado a un acuerdo para formar un gobierno.
Y no hay señal de que esto vaya a cambiar, especialmente porque Michelle O’Neill, líder de Sinn Féin en remplazo de McGuinness, anunció en marzo que, a raíz del brexit, su partido impulsaría un referendo con el fin de unificar a Irlanda del Norte con la República de Irlanda en el sur, algo que necesariamente significaría la disolución del Reino Unido. Sin embargo, como indica su nombre, la razón de ser del DUP es mantener a Irlanda del Norte dentro de Gran Bretaña.
El 8 de junio, el resultado de las elecciones al Parlamento Británico convulsionaron una vez más la política norirlandesa. La desacertada decisión de la primera Ministra, Theresa May, de convocar una elección adelantada con el fin de incrementar la estrecha mayoría del Partido Conservador en el Parlamento, donde tenía 330 de 650 escaños, dejó a los tories o conservadores con 318 curules. Necesitaban 326 como mínimo para poder formar un gobierno.
Existe una posibilidad real de que llegue al poder Jeremy Corbyn, el socialista de línea dura y simpatizante de Hezbolá, Hamás y otros grupos islámicos violentos, que lidera al Partido Laborista desde el 2015. Ahora la única manera en que May puede impedir que Corbyn sea Primer Ministro es por medio del apoyo de los 10 parlamentarios norirlandeses que enviará el DUP a Westminster.
Parte del problema que enfrenta May es que lidera a un Partido Conservador cuyas políticas económicas y sociales son liberales, mientras que el DUP es realmente tradicionalista. Uno de sus estandartes, por ejemplo, es su oposición al matrimonio entre homosexuales, medida que aprobaron los conservadores en Gran Bretaña durante el mandato del ex Primer Ministro David Cameron (2010-2016).
May ha anunciado que no formará una coalición formal con el DUP, sino un “acuerdo de confianza y oferta” bajo el cual el gobierno conservador minoritario negociará cada proyecto legislativo nuevo con sus aliados de Irlanda del Norte. Pero la Primera Ministra, quien difícilmente permanecerá en su cargo mucho tiempo después de estabilizar un nuevo gobierno y comenzar las negociaciones del brexit con la Unión Europea (UE), ya ha debido asegurarles a varios de sus parlamentarios que una alianza con el DUP no comprometerá el liberalismo social de su nuevo gobierno.
Este es un punto importante para Ruth Davidson, líder de los tories escoceses y la única estrella conservadora de las elecciones del 8 de junio, ya que incrementó la representación de su partido en Escocia de un solo escaño en el Parlamento a 13. De hecho, sin los parlamentarios escoceses que lidera Davidson, quien es lesbiana y activista por las causas de las minorías sexuales, May no tendría posibilidad de formar un gobierno.
Una complicación mayor es que, según Jonathan Powell, quien participó en las negociaciones que condujeron al Acuerdo de Viernes Santo, el acuerdo entre May y el DUP amenaza la paz en Irlanda del Norte, porque el gobierno británico dejaría de ser neutral frente a nacionalistas y a unionistas.
Para Powell, si May depende del DUP para sostener a su gobierno mientras se mantiene la crisis política actual en Irlanda del Norte, el gobierno británico dejaría de ser un mediador entre las partes, “y no hay ningún reemplazo obvio”. La violencia podría resurgir.
Por otro lado, el DUP puede presionar a los conservadores para que el brexit incluya la libertad de movimiento entre la República de Irlanda, país miembro de la UE, e Irlanda del Norte, aun si Gran Bretaña restringe la inmigración del resto del continente.
Según Charles Moore, periodista veterano de la prensa conservadora, los británicos parecen estar olvidando su lema extraoficial: “mantener la calma y seguir adelante”. Después de todo, afirma Moore, lo más probable es que, con o sin May, el nuevo gobierno dure hasta el 2022, cuando Corbyn habrá cumplido 73 años.
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