Verbo y Gracia
Tropas
15 de Junio de 2011
Fernando Ávila
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Pregunta: Decía la corresponsal de un canal de televisión que cuarenta tropas buscaban al profesor Piedrahíta, perdido en un parque natural mientras fotografiaba pájaros. ¿Realmente lo buscaban cuarenta tropas?, Luisa Trejos.
Respuesta: Es un anglicismo, extendido entre hispanohablantes de EE UU, incluidos corresponsales de medios colombianos en ese país. Dicen cuarenta tropas queriendo decir cuarenta soldados. La Academia enseña que la palabra tropa no es sustantivo contable. La tropa está formada por los soldados, y se puede hablar de tropas en plural, cuando, por ejemplo, se dice que “las tropas de EE UU e Irak se enfrentaron de manera cruenta”, entendiéndose que son dos tropas, la de EE UU y la de Irak.
El terminal o la terminal
Pregunta: ¿Es verdad que terminal, referido a estaciones de transporte, es de género femenino, la terminal?, Claudia Milena Rodríguez.
Respuesta: ¡Era verdad! Hace unos días la Academia actualizó el Diccionario de la lengua española, con información que aparecerá en la vigésima tercera edición, y cambió de género femenino a género ambiguo la palabra terminal con ese significado. Género ambiguo significa que el usuario puede decir el terminal o la terminal, según prefiera, como pasa con los artes y las artes, el mar y la mar, el lente y la lente, el internet y la internet. Todas ellas son palabras de género ambiguo.
Acordar
Pregunta: ¿Se dice “se acordó de que” o “ser acordó que”?, Camilo José Cortés Gómez.
Respuesta: Depende. Si se toma el verbo con el sentido de ‘llegar a un acuerdo’, se dice se acordó que, por ejemplo, se acordó que todos pagaran una cuota extraordinaria, o simplemente se acordó (sin que), se acordó pagar una cuota extraordinaria. Si se toma el verbo con el sentido de ‘traer a la memoria’, se debe usar con la preposición de, se acordó de su decisión de ir hasta el final o se acordó de que había tomado la decisión de ir hasta el final. En este último caso es erróneo quitar el de, como suele pasar entre dequefóbicos y queístas.
Chino
Continuamos nuestra excursión por las páginas del Diccionario de americanismos, Asociación de Academias de la Lengua Española, 2010.
La palabra chino tiene un uso bastante extendido por nuestros países. En Venezuela, Chile, Argentina y Uruguay, se le dice chino, de manera despectiva, a quien tiene rasgos aindiados; en México, a quien tiene el pelo muy rizado; en Centro América, Cuba y Puerto Rico, a quien tiene muy poco vello y barba; en Ecuador, a los de estrato uno, y en Colombia, al hijo o a otra persona joven.
¿Quiere cacao?
En Colombia, Venezuela y Ecuador, cacao se refiere a la persona adinerada, generalmente empresaria, que tiene grandes influencias. Wikipedia aventura el origen de esta expresión en los ricos venezolanos de la época colonial que cultivaban cacao y compraban con las utilidades del negocio títulos nobiliarios. Agrega que hoy se usa con el sentido de ‘persona adinerada e influyente’.
El Diccionario dice que es expresión obsoleta, pero no parece, por las citas que encuentro en ediciones de El Tiempo de estos años: “Ni los grandes ‘cacaos’ ni la clase alta y media de las grandes ciudades estaban dispuestos a transferir más recursos a unas élites”, 27 de enero del 2011; “No parece realista que el sector financiero ni los otros grandes cacaos de la economía colombiana corran el riesgo de irrigar sus escandalosas ganancias en pos del progreso de los pobres”, 18 de agosto del 2010; “En esa misma dirección tiene que evolucionar el resto del transporte masivo en la ciudad, y los grandes cacaos del gremio de transportadores deben acostumbrarse a esa idea”, 5 de marzo del 2010.
De lo que no habla el Diccionario es de la expresión costumbrista ¿quiere cacao?, que tiene que ver con los loros, y que tanto usó Pacheco en sus programas de TV.
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