Columnistas
Tecnologías de información y juicio oral
14 de Enero de 2014
Whanda Fernández León Profesora asociada Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Colombia
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“Utilización populista del derecho penal, verdadera patología de las democracias modernas”.
Salas D.
El modelo procesal de tendencia acusatoria, supuestamente implementado en el país y cuyo paradigma es la oralidad, exige la incorporación de eficientes y eficaces recursos científicos y tecnológicos que involucren contenidos informáticos y telemáticos, trascendentales en la superación de la obsoleta y caduca cultura del expediente.
La justicia penal está compelida a mejorar su deficiente rendimiento, reducir los exasperantes tiempos procesales, aumentar la productividad y la capacidad de respuesta, facilitar el acceso de los usuarios al servicio e impulsar una persecución penal estratégica y una investigación policiva ordenada, exhaustiva e inteligente, que garantice la transparencia del juicio oral, como lo recomienda el Centro de Estudios de Justicia de las Américas, CEJA.
La creación de una plataforma tecnológica para la justicia y el apoyo que al sector brindan las nuevas herramientas, resultan de incuestionable importancia en la etapa de investigación policiva, en materia de procedimientos de identificación de sospechosos, estudio de huellas dactilares, registro de antecedentes, elaboración de perfiles de personalidad, entre otros aspectos, lo que contribuye a un mayor acierto en la construcción de casos. Obviamente, sin que ello implique aumento en los poderes de las agencias represivas o transgresión de los derechos constitucionales de los indiciados.
Según Dory Reiling, juez sénior de la Corte del Distrito de Ámsterdam y especialista en reformas judiciales del Banco Mundial, para todos los Estados es imperativo instalar sistemas de gestión de casos a través de registros digitales y organizar bases de datos electrónicas para el estudio de los precedentes jurisprudenciales, jurídicamente vinculantes, en las bibliotecas de cortes y tribunales. Las sentencias hito y de unificación, examinadas con anterioridad al juicio e incorporadas a este como evidencia ilustrativa, inciden sobre las decisiones de los jueces y son determinantes en las estrategias de las partes.
Pero si la aplicación de las tecnologías se concibe como soporte y ayuda al proceso general de reingeniería judicial, en cuanto atañe al funcionamiento de las salas de audiencia y al decurso del debate, es preciso resaltar algunas circunstancias diferenciadoras.
En primer lugar, se requiere de un perentorio cambio organizacional en el equipamiento de las salas, que deben dotarse de amplificadores, cámaras para enfocar evidencias, equipos de audio y video para grabación de voz e imagen, sonido ambiental, pantalla de televisión para proyección visual de pruebas, micrófonos para el juez, los testigos y los dos litigantes. Estos últimos, en el derecho comparado, intervienen erguidos o frente a un atril, atendiendo el conocido adagio “todo lo que se hace en una Corte se hace de pie”. En los estrechos recintos de que se dispone, no hay ventilación, ni luz, ni servicios de baño, ni sillas suficientes para las partes; el público asistente permanece, en muchas ocasiones, indignamente sentado en el piso.
Empero, estas innovaciones no son suficientes si en las salas no hay personas; si los actores no cumplen su misión de manera decorosa, responsable y en el marco del debido proceso. ¿De qué sirven a los fines de la justicia la automatización, la digitalización, la grabación, la sistematización, si el acto más solemne del proceso penal se ha deshumanizado?
Abogados e intervinientes actúan sentados. Sobre el escritorio, algunos ubican una computadora portátil, una sofisticada tablet o un smartphone. Luego de la siempre tardía instalación del juicio, se les verá abstraídos, navegando la web. ¿Oyen música, ven videos, consultan jurisprudencia, transmiten datos del proceso, reciben información externa, se comunican entre sí, chatean, tuitean, utilizan whatsapp? No se sabe. Lo cierto es que la concentración, la inmediatez, el pudor procesal, se esfumaron.
Dos abogados colombianos residentes en el Estado de Virginia, EE UU y pertenecientes a un prestigioso bufete, visitaron hace algunos días el Complejo Judicial de Paloquemao. Los sorprendió el uso de celulares en la sala y tuvieron la preocupante sensación de que los dos acusadores enviaban mensajes de texto a la juez, cuando esta rechazaba el petitum de la defensa.
Según Radio Nacional de Salta, provincia argentina, la juez Marta Liliana Snopek fue sorprendida en un juicio atendiendo su celular, el que hábilmente escondía debajo de una cartera, sin prestar atención a los desgarradores testimonios que se escuchaban en la sala. El propio fiscal la recusó y el defensor solicitó sanciones ejemplares.
Tiene la palabra el Consejo Superior de la Judicatura. Es necesario prevenir y salvaguardar la imparcialidad del juez, la ética de los abogados y la transparencia de la justicia.
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