Al Margen
Sueños de fuga
03 de Octubre de 2011
Hay fugas de película y películas de fugas: Papillon (1973), Fuga de Alcatraz (1979), El fugitivo (1993), Fuga de Absolom (1994)… Pero, hasta ahora, ninguna película había hecho realidad los sueños de fuga de un presidiario, es decir, de uno de verdad.
El pasado 23 de septiembre, se estrenó en León (España) el cortometraje Culpable, una cinta basada en las vivencias de un preso, protagonizada por reclusos del Centro Penitenciario de Mansilla de las Mulas, ubicado en esa ciudad del noroeste de la Península Ibérica.
Todos estuvieron muy prestos y elegantes para el estreno: el director del cortometraje, el productor, el director del penal, los guardianes, los actores… Todos, menos uno: el protagonista, que se voló.
Luego de varios meses de grabación, y con la película por terminar, el novel actor salió a gozar de un permiso del que jamás volvió. Esta situación obligó a suprimir algunas escenas y hacer planos en los que la cara del protagonista no pudiera identificarse plenamente.
Hasta el momento, no se tienen noticias del prófugo, quien interpretó a un homicida condenado a prisión que, por cuenta de su sentimiento de culpa, es atormentado por la imagen viva, pero agonizante, de su víctima.
El director del filme, Rodolfo Herrero, le aseguró a la agencia de noticias EFE que era consciente de las limitaciones y trabas burocráticas propias de grabar con presos, pero que nunca se le pasó por la cabeza que el protagonista pudiera darse a la fuga.
De hecho, la búsqueda de los actores principales fue rigurosa, con el fin de evitar complicaciones de ese tipo. Para hacer parte del reparto, por ejemplo, era necesario que los presos estuvieran recluidos en “módulos de respeto”, una especie de patios especiales en los que los internos se comprometen a respetar ciertas normas de convivencia y a contribuir con el mantenimiento de un buen ambiente de reclusión.
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Además, para que pudieran rodar escenas en exteriores, debían estar recluidos bajo el tercer grado penitenciario o régimen abierto, una figura jurídica que les permite una vida en “semilibertad”.
Obviamente, esa posibilidad de grabar afuera fue una de las cosas que más les llamó la atención a los actores presidiarios, pues los sacaba del penal y su rutina. Todos cumplieron con su salida y su entrada de manera rigurosa, menos el protagonista, al que la vida extramuros le quedó gustando.
Eso, por supuesto, no lo tuvo en cuenta el director del filme, quien, comenzando el rodaje, le aseguró al diario El mundo que los actores principales continuarían en prisión al menos durante todo el año.
Le falló el pronóstico. Emulando a tantos presidiarios “hollywoodenses” que, a lo largo de complejas tramas, conciben y ejecutan planes para evadirse de la cárcel, el protagonista de Culpable aprovechó su palomita cinematográfica, para cumplir sus sueños de fuga. Como de película.
(Fuentes: ABC y elmundo.es)
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