Al Margen
Sin licencia para manejar
19 de Enero de 2015
Un decreto firmado el pasado 29 de diciembre por el primer ministro de Rusia, Dimitri Medvedev, dejó a los homosexuales, transexuales y transgeneristas sin la posibilidad de conducir un vehículo por las vías de ese país.
La norma, que busca promover la salud pública y reducir la alta tasa de accidentes de tránsito, incluye este tipo de preferencias sexuales dentro de la lista de desórdenes mentales que impiden obtener una licencia de conducción, junto con la esquizofrenia y los trastornos neuróticos relacionados con el estrés.
Concretamente, la disposición se aplica, entre otros, a quienes presentan “trastornos de identidad sexual, del deseo sexual, y psicológicos y de comportamiento asociados con el desarrollo y la orientación sexual”, lo que incluye, además, al fetichismo, el voyerismo, el exhibicionismo, el sadomasoquismo y la pedofilia.
Aunque no explica por qué, el Gobierno ruso considera que estos comportamientos, cuya clasificación extrae del listado de trastornos de la identidad de género y las preferencias sexuales elaborado por la Organización Mundial de la Salud, inciden en los, en promedio, 28.000 accidentes de tránsito que ocurren cada año, dejando un saldo de unas 30.000 personas muertas y 250.000 heridas.
Por supuesto, la reacción de los defensores de derechos humanos y activistas LGBTI no se hizo esperar: “Prohibirle a la gente manejar por razón de su identidad o expresión de género es ridículo; es solo un ejemplo del desmantelamiento metódico de los derechos fundamentales de los ciudadanos por parte del régimen ruso”, indicó, en declaraciones al diario británico de The Guardian, Shawn Gaylord, de la organización Derechos Humanos Primero.
“Más allá de la negación de las libertades básicas, esta disposición puede disuadir a las personas transgénero de la búsqueda de servicios de salud mental, por miedo a recibir un diagnóstico que las despojaría de su derecho a conducir”, agregó.
Por su parte, la Asociación de Abogados Rusos por los Derechos Humanos calificó la medida como discriminatoria: “La decisión demuestra la invasión a la privacidad de las personas que planean conducir un vehículo. Discrimina a individuos y grupos de ciudadanos, y, obviamente, contradice la Constitución y las normas y estándares legales internacionales”, aseguró la organización, según informó el periódico inglés The Independent.
Sin embargo, no todas las reacciones fueron de rechazo. De acuerdo con ese mismo diario, el director de la Unión Rusa de Conductores Profesionales, Alexander Kotov, cree que los requisitos médicos exigidos por el Gobierno para manejar un vehículo en su país están plenamente justificados, por la cantidad de muertes que dejan los accidentes en las carreteras. En todo caso, aclaró que solo los conductores profesionales deberían estar cobijados por reglas tan estrictas.
La nueva norma se suma a la ley que, en el 2013, prohibió la publicidad de “estilos de vida no tradicionales”, incluida la homosexualidad. Y si bien de las fronteras rusas hacia afuera tales disposiciones provocan rechazo, por dentro el panorama es diferente. De acuerdo con el periodista del Moscow Times Michael Bohm, consultado por The Washington Post, la homofobia generalizada (solo el 16 % de los rusos cree que la homosexualidad debería ser aceptada) proporciona un terreno fértil para la nueva ley anti-gay”.
Lo previsible, entonces, es que las medidas discriminatorias contra esa población se sigan profundizando, con normas tan inverosímiles como esta, al menos durante el gobierno de Medvedev, Putin y compañía.
(Fuentes: The Guardian, The Independent, The Washington Post y USA Today)
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