13 de Diciembre de 2024 /
Actualizado hace 7 minutes | ISSN: 2805-6396

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Verbo y gracia


Síes

04 de Junio de 2012

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Fernado Ávila

Fernando Ávila

feravila@cable.net.co

 

En los ahora tan de moda programas de concurso que buscan nuevos talentos en la TV, los jurados suelen decir “son tres sís”, cuando el voto a favor es unánime. Los correcto es “son tres síes”, pues ese es el plural de .

 

El plural de “no” es “noes”.

 

Doble t

Pregunta: ¿Existe la doble t en español? ¿Qué otras consonantes dobles existen o no existen?, César Rico D.

 

Respuesta: No existe la doble t. Por eso, palabras italianas como ghetto, spaghetti, tutti frutti, confetti, todas con doble t, pasan al español gueto, espagueti, tutifruti  y confeti, todas con una sola t.

 

Tampoco hay doble f, ni doble s, ni doble z, por lo que las palabras italianas graffiti, espresso y mezzosoprano pasan al español grafiti, exprés o expreso y mesosoprano. Y la francesa dossier se convierte en nuestro idioma en dosier, así como la inglesa puzzle ingresa al español como puzle.

Existen doble b, doble c, doble l, doble n y doble r, sabbat, cocción, calle, innovar, carro.

 

Cuervo

Pregunta: ¿Cuál es la importancia real de Rufino José Cuervo? ¿Tanto alborozo no será fruto del chovinismo que nos caracteriza a los colombianos?, J. A. M.

 

Respuesta: Realmente don Rufino José, cuyo centenario de muerte se cumplió hace un año, pero se conmemora durante doce meses que terminan el 17 de julio de este año, sí dejó un legado importante en lo que a estudios del lenguaje español se refiere.

 

Sus dos grandes obras son las Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano y el Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana. Las apuntaciones, según dicen sus biógrafos, son fruto de sus visitas a fondas y tabernas, donde oía hablar a los compradores de la cerveza que él y su hermano Ángel fabricaban. Tomaba nota y luego analizaba, comparando cada término con el original, con su raíz latina o griega y con el uso que la expresión en cuestión tenía en otros ámbitos históricos y geográficos.

 

Imposible no asimilar esta casualidad con la de Cervantes, que escribió sus novelas con personajes inspirados en los que conoció en fondas, tabernas, plazas y caminos por los que anduvo como soldado primero y como recaudador de impuestos después.

 

La obra de Cuervo fue reconocida por filólogos de otros países y de la misma España, que lo hizo miembro de la Real Academia Española. Las apuntaciones, según concepto general, iban más allá de lo que decía su título, pues los mismos errores bogotanos clasificados y analizados por Cuervo se oían en otros países donde el idioma había tenido similar evolución. Cuervo estaba haciendo, sin proclamarlo, una obra de alcance universal.

 

Después de conseguir fondos con la venta de la fábrica de cerveza, don Rufino José y su hermano Ángel lograron radicarse en París, donde podían consultar las obras especializadas a las que no tenían acceso en Bogotá. Ahí comienza la gran aventura llamada Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, que es la primera de su estilo, y será imitada por filólogos de otras latitudes.

 

Lo que hace Cuervo es seleccionar las nueve mil palabras más importantes y elaborar su historia, estableciendo su origen, su uso y su evolución. Cuervo apenas terminó los dos primeros tomos, pero el Instituto Caro y Cuervo, creado para continuar su obra, trabajó durante décadas los siguientes cinco tomos, curiosamente también gracias al patrocinio de la mayor cervecera del país.

 

A los 24 años Cuervo ya había escrito, con Miguel Antonio Caro, un manual para el aprendizaje del latín, y era profesor de esa asignatura en el Colegio Mayor del Rosario y en el seminario conciliar. Se dice que en Alemania habló con el más grande filólogo del momento, el profesor Friedrich August Pott, y que el idioma escogido por ambos fue el latín, ¡ojo!, en pleno silgo XIX.

Sin duda fue un grande, un adelantado y, como dice Vallejo, un santo.

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