Se recibe túmin
13 de Febrero de 2012
En tremendo lío se metieron unos maestros de Espinal, un poblado de Veracruz (México), que decidieron crear una especie de moneda local para facilitar el intercambio de bienes que ya se estaban pudriendo en los estantes.
La misma crisis monetaria que tiene de capa caída al dólar, y de paso al peso mexicano, hizo que un grupo de profesores de la Universidad Veracruzana Intercultural se ingeniara una forma de mantener el poder adquisitivo de la gente y reactivar la economía. La solución recibió el nombre de túmin, un vale que, en últimas, facilita el trueque, el viejo sistema con el que nuestros antepasados indígenas se relacionaban económicamente.
Podría decirse que la idea tiene tanto de compleja como de sencilla: el túmin solo circula entre una red de comerciantes llamados “tumistas”, que pueden completar el precio de los bienes y servicios que ofrecen con esa “moneda”. Por ejemplo, si un pan cuesta 10 pesos, lo pueden vender en ocho pesos y dos túmin. De este modo, si un carnicero “tumista” quiere comprar pan, se ahorraría dos pesos. La misma ventaja tendría el panadero que quiera comprar carne o el carpintero que quiera ir al odontólogo, siempre y cuando haga parte de la peculiar red.
Contra todo pronóstico, la medida tuvo éxito. Como la plata ya no alcanzaba, el túmin permitió que el comercio local recuperara su dinámica. De hecho, hoy, la red cuenta con más de un centenar de “tumistas”, no solo de Espinal, sino también de poblaciones vecinas.
Pero más tardaron los “tumistas” en empezar a utilizar la nueva “moneda”, que las autoridades mexicanas en ponerles los ojos encima. El Banco de México, ente regulador de la política monetaria, pidió la intervención de la Procuraduría General de la República, para que abriera una investigación en contra de los promotores del túmin, a los que acusan de tratar de sustituir al peso.
El cargo no es de poca monta, pero los “tumistas” están tranquilos. Ellos afirman que su intención nunca fue crear otra moneda, y tienen sus argumentos. Por un lado, aseguran que el túmin no tiene valor en sí mismo, ya que este se lo dan quienes lo usan.
Curioso, pues el vale tiene forma de billete, está ilustrado como un billete y viene en denominaciones de 1, 5, 10 y 20, como los billetes. Pero tiene sus particularidades: por el frente, se lee la inscripción “Mercado alternativo y economía solidaria”, y en el dorso, “Sembremos justicia y el fruto será la paz”, con las firmas de Juan Castro Soto, presidente; Álvaro López Lobato, secretario, y Blanca Xanath García Cruz, tesorera.
Otro argumento de defensa es que el túmin no nació para ser acumulado, sino para que circule. De hecho, nadie puede enriquecerse a punta de túmin. La idea es que la gente los ponga a rodar, para que, del mismo modo, se ponga en marcha el mercado, afectado por la crisis económica mundial.
Hasta el momento, se desconocen las conclusiones de las investigaciones en contra de los creadores del túmin. Sus abogados alegan que las pesquisas son una forma de “criminalizar los modos comunitarios e indígenas, porque estos consolidan procesos autonómicos locales”. Pero otros no le dan tanta trascendencia al asunto y lo ven, más bien, como cosa de niños: “es como jugar con panchólares”, dicen.
A lo mejor tienen razón. Si alguien sabe de juegos, esa es la economía.
Fuentes: BBC mundo y vanguardia.com.mx
Opina, Comenta