Reforma tributaria estructural 2016 - Opinión
Se agota el tiempo político para la reforma tributaria integral
07 de Julio de 2015
Juan Camilo Restrepo
Exministro, abogado y economista
Causa mucha preocupación constatar el desinterés con que el Gobierno parece haber recibido el informe de la misión de expertos tributarios. Según el Ejecutivo, en el 2015, no está prevista la presentación de una reforma tributaria integral.
Como lo acaba de revelar el Marco Fiscal de Mediano Plazo-2015, mientras tanto, la situación fiscal es mucho más grave de lo que se había revelado. Y el año entrante será peor. El déficit oficial para el 2015 es de 24 billones de pesos. Y no sería sorprendente que, en el 2016, llegara a los 30 billones.
¿Cuándo y cómo se va a corregir entonces este déficit fiscal descomunal de nuestras finanzas públicas? ¿Es una excusa válida (simplemente porque este año es electoral) postergar la necesaria reforma tributaria estructural de la que se había hablado cuando se aprobó la reforma del 2014?
Recordemos que, en la última ley tributaria (diciembre del 2014), el Congreso, quizás ante la evidencia de que estaba aprobando una colcha de retazos que tarde o temprano había que enmendar, creó, a solicitud del Gobierno, una misión de expertos tributarios para aconsejar sobre cómo hacer una verdadera “reforma estructural”. Esta comisión acaba de rendir su primer informe.
Retrata el estado lamentable en que ha caído el sistema tributario de Colombia: su falta de transparencia, de equidad, de progresividad. El grave deterioro en la eficiencia del recaudo. El olvido en que hemos mantenido la caótica tributación departamental y municipal, a la que hace décadas no se le mete la mano para modernizarla. Y, en fin, señala el crecimiento del gasto público a partir de la reforma constitucional de 1991 que ha aumentado a un ritmo mucho más vertiginoso que el recaudo.
Este informe constituye también un enjuiciamiento -cuando se lee entrelíneas- sobre los errores técnicos que se cometieron por la improvisación (contra todas las recomendaciones de la academia y de los gremios) en las reformas del 2012 y el 2014, que fueron de un furor alcabalero increíble contra las rentas empresariales, cuyas tarifas han llegado a niveles insospechados. Con la delicada consecuencia que se ha comprometido la competitividad del sector productivo colombiano. Cosa que el Gobierno reconoce, aunque no está claro qué piensa hacer para enmendarlo.
Es desconcertante el desgano con que el propio Ejecutivo parece haber recibido las recomendaciones de esta misión. El Presidente de la República anunció, al otro día de que se presentaron sus recomendaciones, que no estaba prevista otra reforma tributaria en la agenda legislativa. En la misma línea se ha manifestado Hacienda. Entretanto, al Gobierno se le agota el tiempo político para tramitar una verdadera reforma integral.
El Marco Fiscal de Mediano Plazo-2015 ha señalado con claridad que el déficit fiscal en que andamos ya llega al 3 % del PIB (24 billones) y que el año entrante las cosas serán peores. Si se quiere mantener una senda de sanidad en las finanzas públicas, controlar el déficit fiscal que es creciente y gigantesco, y cumplir con la regla fiscal, inexorablemente hay que recortar gastos públicos y mejorar los recaudos. No todo podrá solucionarse a base de más endeudamiento.
Haciendo gala de un cierto facilismo fiscal, se ha descartado tramitar por el momento, como se había prometido, una reforma tributaria estructural. Seguimos con la colcha de retazos. ¿Cuánto tiempo más van a aguantar las cosas?
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