Verbo y gracia
Repetir
24 de Agosto de 2012
Fernando Ávila feravila@cable.net.co |
Pregunta: A propósito de su columna acerca de la enseñanza de la escritura, ¿no le parece que se sigue cometiendo el grave pecado de repetir?, Catalina Rojas, Bogotá.
Respuesta: Hay repeticiones inadmisibles como las tautológicas, que incluyen lo definido en la definición, “un cuaderno es un cuaderno de los que se llevan a la universidad”, o las que después del relativo cuya, mencionan de nuevo el sustantivo al que se refieren, “la administración municipal, cuya administración es estricta…”.
También recomiendo evitar redundancias del estilo “mas sin embargo” o “el evento comienza a partir del próximo lunes”, lo mismo que cacofonías que no tengan una intención poética; pero más allá de eso, no me molestan las repeticiones, e incluso las recomiendo.
Suelo hablar del arte de repetir. En una narración es indispensable repetir los hechos e incluso las descripciones, pero hacerlo de tal manera que el lector no sienta que se vuelve a decir lo mismo, sino que se enriquece con detalles lo que ya se había insinuado atrás. Por eso me gusta la frase de Ángel Zapata “no importa repetir, si se repite lo que importa”, que suelo proponer como punto de reflexión a mis alumnos.
En una instrucción, nada más adecuado que repetir. Es mejor decir siete veces cucarrón electrónico, al redactar las pautas para el uso del invento, que evitar a toda costa la repetición y escribir en el primer párrafo cucarrón electrónico y en los seis siguientes artefacto, producto, utensilio, herramienta, medio y susodicho adminículo, pues este recurso confunde al lector.
En una noticia es mejor repetir el verbo dijo, que cambiarlo por manifestó, agregó, enfatizó, exclamó…, si tales verbos no corresponden a matices reales, sino que se usan por el simple prurito de no repetir dijo.
Los sinónimos pueden servir también para dar con el término preciso. Si usted escribe sobre la disposición musical de su hijo y sospecha que la palabra disposición no expresa de la mejor manera su idea, puede buscar en el diccionario las palabras que expresen conceptos afines o parecidos (eso son los sinónimos).
En la lista, donde estarán vocación, tendencia, talento y otras más, encontrará el término don, que a usted le puede parecer más apropiado, por su alusión a ‘gracia’ o ‘regalo divino’. ¡Úsela! Y ya que dio con ella como la palabra precisa para expresar su idea, no la cambie. No tendría sentido.
Frase corta
Pregunta: Habló usted de frases cortas en su columna sobre la escuela de escritores. ¿Qué ventaja tiene la frase corta? ¿No sería mejor escribir frases largas, que incluyan la información completa?, Mauricio Zabala R.
Respuesta: Existe la creencia de que mientras no se termine la idea no se puede escribir punto, y terminar la frase. No. La idea puede expresarse en una o varias páginas con frases cortas.
Es recomendable que en un párrafo de cinco renglones, aproximadamente 54 palabras, haya unas tres frases, ojalá una larga, una corta y una larga, cuyo promedio de extensión sea, entonces, de 18 palabras. Es un ideal, no una fórmula ineludible.
Obsérvelo en el siguiente ejemplo:
“En su comunicación del pasado 15 de agosto solicita usted que sus ahorros se reinviertan preferiblemente en hoteles, hidrocarburos y zonas francas. La Fiducia ya lo hizo. Tal como usted lo puede ver en los anexos, su capital fue distribuido en fondos de inversión Hilton, acciones de Ecopetrol y bodegas en Mosquera y Tabio”.
Se trata de un párrafo de 54 palabras, con tres frases, una larga (22), una corta (5) y una larga (27), lo que da un promedio de 18 palabras por frase. Este párrafo es fácil de leer y transmite una idea precisa. Es la fórmula 18/54. Un recurso útil para redactar de manera concisa y clara. A esto me refería cuando dije que se podía enseñar, entre otras cosas, a escribir frases cortas.
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