ETC / Cultura y Derecho
¿Quiere un gran libro de geopolítica?
11 de Julio de 2014
Andrés Mejía Vergnaud Analista político Twitter: @AndresMejiaV
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¿Le gusta la política internacional? ¿Quiere leer un gran libro sobre geopolítica? ¿Quiere entusiasmarse con una obra donde se analicen los sucesos, las alianzas, los tratados y las decisiones que condujeron a una gran guerra, y analizar luego el desarrollo y desenlace de la misma? Pues tengo para usted una recomendación. Y no es simplemente un libro bueno: es de lejos la mejor obra que se haya escrito sobre la materia. Solo una observación: fue escrita en el siglo V antes de Cristo.
No digo esto porque crea que necesariamente todo lo antiguo fue mejor. Hay en nuestros días muchos y muy buenos libros sobre política internacional. Pero en el libro que recomendaremos hay unos elementos que lo hacen merecedor de ser distinguido como el mejor. Además, claro, del gran mérito de la originalidad: ha de darse valor a quien ha sido el primero en abrir un campo del conocimiento y sentar sus fundamentos. Es cosa que no se ve todos los días.
El libro al que nos referimos es una colección sistemática de ocho manuscritos que han venido a conocerse con el nombre de Historia de la Guerra del Peloponeso. Su autor: el estratega, pensador e historiador griego llamado Tucídides.
¿De qué se trata el libro? En el siglo V antes de Cristo, ocurrió un suceso que sacudió de manera dramática a lo que entonces llamaríamos Occidente. Las dos principales ciudades griegas, Atenas y Esparta, junto con numerosos aliados de cada una, se enfrentaron durante 27 años en una guerra que ha venido a ser conocida como “Guerra del Peloponeso”.
Ahora bien: en el mundo antiguo, las guerras eran tantas y tan frecuentes que en principio la sola mención de un choque bélico en la antigüedad no debería tener nada de especial. Pero hay un aspecto particular de esta guerra, por el cual su estudio es tan fascinante para los aficionados a la política internacional:
Las entidades políticas griegas eran ciudades (las hoy llamadas “ciudades-Estado”). Había además en el territorio de la antigua Grecia varias ciudades-Estado de importancia, de modo que no había una en particular que pudiera ejercer hegemonía sobre las demás. Eran, además, ciudades con un alto grado de sofisticación constitucional, política e intelectual. Por todo lo anterior, la realización de tratados y alianzas era muy común en el mundo griego. Y la Guerra del Peloponeso, tanto en su origen como en su desarrollo, tiene una dimensión de política internacional mucho mayor a la que usualmente tenían los conflictos antiguos: negociaciones, alianzas, tratados, bloques que tratan de ganar adeptos en perjuicio de su rival, misiones diplomáticas… Es, en fin, un mundo que en muy alto grado recuerda el modo contemporáneo de hacer la política internacional.
A Tucídides, el autor, se le atribuye ser el “padre de la Historia científica”. Ya antes de él, otro griego llamado Herodoto (a quien ya le dedicamos una columna) había inaugurado en firme la disciplina de la Historia. Pero solo con la aparición de Tucídides llega la preocupación por el rigor, por el tratamiento de la evidencia y por la precisión del relato. El propio autor discute estos temas al principio del libro, pues siente la necesidad de diferenciar su método de otras prácticas anteriores de la Historia, debidas principalmente a poetas como Homero, quienes según él “… exageran la importancia de sus temas”. Y se separa también de los cronistas, de quienes dice “… están más interesados en cautivar la atención del público que en relatar la verdad”. Tucídides no ignora que, al adoptar un método más riguroso, tal vez sus relatos se vuelvan menos seductores, pero su compromiso con el método es vertical: “Afirmamos por el contrario haber usado únicamente la evidencia más clara, y haber extraído las conclusiones que son razonablemente más precisas”. Pero Tucídides tampoco se engaña en cuanto a las limitaciones de su metodología: él mismo dice, por ejemplo, que tratará de reproducir de la manera más fiel posible los discursos más importantes pronunciados durante la guerra o justo antes de ella, pero que al respecto no puede prometer precisión total.
Tucídides no solo se compromete con un método científico, sino que sabe dónde enfocarlo: en las causas y en los factores determinantes de las decisiones que llevaron a la guerra, o que decidieron su desarrollo. Es por tanto muy analítico al respecto. A lo largo del libro encontramos análisis que conducen a conclusiones como esta, tal vez la más importante: “Lo que hizo inevitable la Guerra fue el crecimiento del poder de Atenas y el temor que esto causó en Esparta”. En fin, un banquete para el aficionado a la Geopolítica y a la Historia.
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