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Al Margen


¡Quédese con el chino!

11 de Abril de 2011

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Ilustración: Jorge Lewis

Parece inaudito. O lo es. Mientras algunas parejas se enredan en discusiones y procesos judiciales interminables para saber quién se queda con el perro a la hora de partir cobijas, otras no hallan la manera de achacarle a su ex amado la custodia de sus hijos.

 

Eso es lo que le pasa a una pareja de chinos (de China) que no se ha logrado poner de acuerdo en quién se quedará con su pequeño hijo de cuatro años, porque ninguno de los dos se siente en capacidad de asumir tremenda responsabilidad.

 

De un lado, la madre alega que no tiene la habilidad necesaria para cuidar al niño; del otro, el padre argumenta que asumir la custodia del menor afectaría su trabajo y, por lo tanto, terminaría perjudicando a su propio hijo.

 

Si los recién divorciados no llegan a un acuerdo, como parece que sucederá, el “derecho” a no quedarse con la custodia del niño tendría que ser subastado en juicio. Es decir, el padre que más dinero ofrezca se desprendería de la responsabilidad de hacerse cargo del menor.

 

El portal de noticias chino Netease, que publicó la información, asegura que este no es el primer caso de repudio de la custodia de un menor que se presenta en el país. En el 2000, una pareja de divorciados también se negó a asumir la custodia de su hija de nueve años. Como no hubo acuerdo, ambos tuvieron que meterse la mano al bolsillo, para decidir quién se quedaría con la menor. En la subasta, la madre ofreció 250.000 yuanes (algo más de 65 millones de pesos) para no hacerse cargo de la niña. Como el padre no pudo “contraofertar”, no tuvo más remedio que aceptar la custodia.

 

Hechos como estos resultan aún más sorprendentes, si se tiene en cuenta que arrepentidos cónyuges han ido a parar a los estrados judiciales para establecer quién se queda con la custodia de sus mascotas.

 

El año pasado, por ejemplo, un juez español decretó la custodia compartida de un perro, en un pleito que una mujer inició porque su ex pareja no le permitía ver al animal. El fallo se hizo célebre por los fundamentos de hecho y de derecho utilizados por el juzgador: declaró probada la existencia del interés jurídico de la demandante, con base en una leyenda indígena norteamericana y en los resultados de la búsqueda de la palabra perro en Google, que, a su juicio, denotaban la importancia de este cuadrúpedo en la vida de los hombres.

 

El asunto es que aquí no hubo ofertas, no hubo subastas para determinar quién se quedaba con el semoviente. Los exesposos asumieron las consecuencias de su decisión, libre y voluntaria, de tener una mascota. Y al final, ambos se beneficiaron con la custodia compartida.

 

Algo muy distinto pasará en el caso de la pareja china. El martillo de un juez le dará al mejor postor el derecho a “desencartarse” de su hijo. No habrá custodias compartidas, ni leyendas indígenas ni cuentos chinos. Nadie buscará la palabra niño en Google ni mucho menos en la Constitución.

(Fuente: EFE)

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