¿Qué pautas metodológicas se deberían seguir para una tesis en Derecho?

Fredy Hernando Toscano López

Profesor de Derecho Probatorio y metodología de la investigación

Universidad Externado de Colombia

 

La elaboración de una tesis en Derecho es una tarea que ofrece algunas dificultades, tal y como se mencionó en escrito anterior (ver ¿Por qué nos cuesta tanto escribir una tesis en Derecho?). En esta oportunidad, conviene precisar algunas pautas para enfrentar dos elementos de la investigación: la determinación del objeto de investigación y el planteamiento del problema, teniendo como punto de partida el alcance de la tesis.

 

El alcance de la tesis en Derecho

La investigación en el nivel de posgrado se hace con la pretensión de realizar un aporte dentro del ámbito segmento del conocimiento elegido, expresando los resultados de manera organizada, por ende, no consiste en la simple recopilación de datos sobre un apartado del Derecho. Ello explica por qué no se admiten como tesis los manuales de Derecho, pues su finalidad es enseñarlo a partir de las normas que lo regulan y su interpretación. Tampoco son de recibo los textos recopilatorios o comentarios jurisprudenciales, puesto que, por lo general, su propósito es informativo.

 

Pero no se debe ir al extremo de pensar que la tesis debe hacer algo así como encontrar una verdad oculta, porque ello, además de ser incorrecto, llevaría al tesista al temor y al desánimo. Se recomienda entonces desmitificar el alcance de la tesis, asumiendo que no se trata de una tarea imposible, que es más el fruto de la disciplina y no de la inspiración.

 

En ese mismo sentido, debe aclararse que la tesis no se aprueba solo si el jurado comparte todos los planteamientos, sino cuando encuentra satisfechos los elementos metodológicos que la componen, como son: la identificación clara del objeto de investigación (tema), un problema de investigación, la hipótesis, la argumentación y las conclusiones.

 

Delimite el objeto de investigación tanto como le sea posible

 

El tema es todo asunto susceptible de investigación, aquella materia de la que se ocupará el tesista en su indagación y en donde recaerán sus esfuerzos. Para llegar a este, se deben abstraer y aislar sus elementos básicos, lo que supone la depuración del asunto enmarcado en claras condiciones de tiempo, modo y lugar.

 

El tesista en el ámbito del Derecho podría delimitar su tema descartando aquellas materias en las que no tiene versación o predilección o bien acudiendo directamente a aquel en el cual tiene experiencia. Por ello, es apenas lógico que se sienta más motivado a avanzar si siente afinidad con el tema, lo que difícilmente sucederá cuando el objeto de investigación le es impuesto por una institución o por su director. También es prudente tener en cuenta a los investigadores noveles y avezados, con quienes podría indagar temas novedosos, trascendentes o validar el ya escogido.

 

Si el objetivo es tratar de realizar un aporte dentro de un campo del conocimiento, es aconsejable que el tema tenga posibilidades de generar tales propuestas, por lo que se recomiendan tópicos que susciten permanentes discusiones doctrinales o que den lugar a virajes jurisprudenciales. También es admisible elegir algo poco explorado con la esperanza de tomar ventaja de su novedad. En este último caso, serán mayores las posibilidades de efectuar un aporte, pero también se incrementará el riesgo de caer en especulación, entre otras razones, por las escasas fuentes que podrían consultarse.

 

Otra vía podría encontrarse al escoger un tema ya conocido (en el que de seguro existirán muchas fuentes bibliográficas o jurisprudenciales) que merece ser analizado desde una perspectiva diferente, lo que supone indagar más fuentes de investigación, evaluar o criticar a un mayor número de autores y, en cierta medida, tratar de de-construir aquello que hasta el momento se ha sostenido.

 

Plantee cuidadosamente el problema de investigación

 

Luego de identificar el objeto de investigación, se debe tratar de encontrar una “anomalía”, esto es, una situación problemática que afecte los conceptos fundamentales elegidos, sus elementos básicos e, incluso, su puesta en práctica. Para tal efecto, deben explorarse los conceptos básicos del tema escogido, las clasificaciones o elementos fundamentales que a la luz de los nuevos avances (normativos o jurisprudenciales) generen contradicciones o desajustes institucionales y, a partir de allí, construir una hipótesis provisional de resolución.

 

Formular una pregunta o problema de investigación permite que la investigación adquiera un “tono” crítico, yendo más allá de la simple descripción del tema y, de paso, hacer posible la formulación de una propuesta de solución.

 

Se debe tener en cuenta que el problema de investigación debe ser uno solo y nunca asumir varios, a fin de evitar la duplicación de los esfuerzos del tesista.

 

En la investigación social y en particular en el ámbito jurídico, se admiten problemas de investigación de índole teórico con reflejo en el campo práctico y, de la misma manera, un problema práctico se puede enmarcar siempre dentro de un discurso teórico, lo que es válido en el Derecho.

 

Se recomienda sacar provecho a las circunstancias personales del tesista, por lo que puede elegir un problema con el que ya ha tenido que lidiar en la práctica de la abogacía, o bien acudir a las discusiones sostenidas entre investigadores más avezados o con fundamento en las opiniones expresadas en decisiones judiciales o en otras tesis, siempre dando el crédito a las ideas ajenas.

 

Finalmente, y a pesar de que la elección del tema y la formulación del problema de investigación puedan lucir asuntos complicados, debe tenerse en cuenta que cuando se hayan determinado y validado, se habrá recorrido gran parte del camino en la realización de la tesis.