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En la Ventana


Presidente al banquillo

22 de Septiembre de 2011

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Cristina Castro

Cristina Castro

cristinacastrop@gmail.com

 

 

 

En Europa, el proceso contra Jacques Chirac ha sido denominado el juicio del año. Por primera vez en la historia del país galo un expresidente es llevado a los tribunales. La escena de un gobernante acorralado evoca los tiempos de Luis XVI y la idea de revolución que los hizo célebres. Pero a diferencia de ese monarca joven y despilfarrador, Chirac es casi un anciano, agobiado por una difícil enfermedad y juzgado más de 20 años después de sus supuestos delitos.

 

Jacques Chirac es hoy el símbolo de dos de los más encarnizados debates de este comienzo de siglo: el afán mediático por luchar contra la corrupción y la reflexión sobre los alcances de la inmunidad presidencial.

 

Paradójicamente, lo que hoy tiene en jaque al expresidente no tiene qué ver con las decisiones que tomó en su mandato, sino con un caso de contratación estatal cuando fue alcalde de París. En ese cargo (1977-1995), Chirac habría creado unos 30 empleos ficticios, malversando fondos públicos y favoreciendo a amigos políticos. A pesar de que en múltiples ocasiones se interpusieron denuncias en su contra, una vez Presidente, la inmunidad de su cargo lo mantuvo lejos de toda controversia durante los 12 años de su mandato.

 

Ahora, Chirac sufre de una enfermedad neurológica incurable: anosognosia. Esto quiere decir que no tendría la capacidad mental y de memoria para enfrentarse a un interrogatorio. “Olvidan que se olvidan”, dijo sobre esta dolencia un experto médico al diario El País.

 

El tema ha generado un enorme debate en Francia. ¿Por qué no fue juzgado antes? ¿Para qué procesar a una persona en el ocaso de su vida cuando ya no recuerda? En un mundo en que la corrupción produce tantos estragos, cada vez son más quienes piden que estos casos puedan ser investigados aun con los funcionarios en ejercicio de sus cargos.

 

Chirac el primer ministro, el alcalde, el presidente. El hombre que se opuso a los ataques de EE UU a Irak, el líder mundial, el nominado al premio Nobel de Paz podría pasar el final de sus días con un juicio al que no puede asistir,  una posible  sentencia a cuestas y el chance de estar tras las rejas.

 

En Colombia, también es tiempo de revaluar el dicho de que “la justicia cojea pero llega” y preguntarse varias décadas cuán justa puede ser esa justicia.

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