Cultura y derecho
Por qué fracasan o avanzan los países
15 de Febrero de 2013
José Arizala |
La respuesta a esta pregunta es la calve para comprender las causas de la desigualdad de los pueblos. ¿Por qué unos países viven en la abundancia, mientras otros padecen pobreza e incluso hambre? Los notables economistas Daron Acemoglu, profesor de economía del instituto de Massachusetts, y James A. Robinson, politólogo y economista de la Universidad de Harvard, y coautores del libro Los orígenes de las dictaduras y las democracias, galardonados con premios internacionales, se enfrentan a esclarecer este problema decisivo del cual depende la prosperidad y la pobreza del mundo.
Desde luego que las soluciones propuestas son diversas y discutibles, principalmente la más importante mencionada por uno de sus lectores, Francis Fukuyama, el autor del célebre libro El fin de la historia y el último hombre, que sintetiza así: “Es la política y las instituciones que nacen de ella el instrumento creador, el motor y la fuerza que conforma el pasado y el porvenir de las culturas y las civilizaciones, lo que reparte la pobreza o la riqueza, el bienestar o la necesidad”. No deja de sorprender la sencillez y la claridad de la respuesta, como la cantidad de los datos y los conocimientos aportados a este debate fascinante.
No sería la “lucha de clases”, como diría Carlos Marx, sino el poder, el hacedor de la historia humana. Idea inspirada en la voluntad de poder de Federico Nietzche, tesis que se extenderá a todo lo largo de los siglos XIX y XX.
Según los autores, la causa del atraso de los países se debe a que el poder político se ha concentrado en pocas manos que han utilizado ese poder para enriquecerse. Un ejemplo lo dan países como Corea del Norte, Sierra Leona o Zimbabue, que son pobres por esta razón, a diferencia de Gran Bretaña y EE UU, que lograron derrotar a esas elites gobernantes y que aprovecharon las oportunidades económicas. En una palabra, los países prósperos lograron transformar la política y desde luego la economía del país. Estos pueblos alcanzaron más derechos políticos que otros, lo que los condujo a una revolución industrial con ayuda de la tecnología, situación que cambió cuando cayeron en manos del colonialismo.
Se requiere la existencia de un régimen democrático, a través de la participación del pueblo en los gobiernos, y por consiguiente de la libertad y la competencia que abrieron el camino del desarrollo económico y político. Cuando ocurren las condiciones democráticas, logran los países la prosperidad gracias a la iniciativa y la propiedad privada que transformaron sus estructuras sociales, públicas y privadas.
En síntesis, podemos afirmar que las instituciones políticas deciden en gran medida quiénes tienen poder en la sociedad y qué hacen con ese poder. El desarrollo es producto pues, del pluralismo político y de la variedad de sectores sociales que influyen en este.
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