Pleonasmo
30 de Abril de 2015
Fernando Ávila
Pregunta: El columnista de El Tiempo Mauricio Pombo dice que lapso de tiempo, funcionario público, comando armado, buena ortografía son pleonasmos. ¿Quiere decir eso que no se debe decir así?, Lucero Vargas P.
Respuesta: No, no quiere decir eso. Pleonasmo es una figura literaria, no un error. El pleonasmo permite repetir o redundar en un concepto para que la idea sea más clara o para que quede expresada con mayor vivacidad o colorido.
Veamos los cuatro casos por los que usted pregunta. La primera expresión es tan válida, que el mismísimo Diccionario de la lengua española, DILE, 2014, en la página 1313 para más señas, incluye la expresión lapso de tiempo, como sustantivo que significa ‘tiempo entre dos límites’.
En cuanto a funcionario público, locución de la que se dice que es redundante en la medida en que todo funcionario es público, habría que ver lo que pasa en la vida real. Funciones como la revisión técnico-mecánica del carro, que son delegadas por el Gobierno a los particulares, son ejercidas forzosamente por funcionarios (porque realizan un trabajo estatal) que no son públicos (porque trabajan en la empresa privada). Además, el DILE, en la voz funcionario, dice que así se llama el empleado jerárquico, «particularmente el estatal»; y particularmente no significa ‘exclusivamente’, sino ‘principalmente’.
En cuanto a comando armando, es claro que el comando, en un momento dado, puede ir o estar desarmado, sin dejar de ser comando; luego…
La última, buena ortografía, es pleonasmo que me toca de manera personal. Hace unos años en la Universidad Sergio Arboleda se usaba el texto Cómo escribir con ortografía para la clase de expresión escrita. A mí me parecía que le faltaba la palabra buena al título, y lo comenté con algunos de los directivos. Me dijeron que era redundante, porque ortografía significa ‘escritura correcta’. Tiempo después me pidieron que escribiera el libro que reemplazaría el existente. Lo hice. Y para salirme con la mía, lo titulé Cómo escribir con buena ortografía. El debate fue candente, pero triunfó mi pleonasmo. El libro se editó, y lo vienen usando con ese título los alumnos sergistas desde hace unos diez años.
Más colombianismos
Les mostré en mi columna anterior algunos de los adjetivos que trae el Breve diccionario de colombianismos, 2012, de la Academia Colombiana de la Lengua. Hoy les ofrezco una pequeña degustación de verbos.
pasar aceite, dicho de una persona de edad avanzada, encontrarse en mal estado de salud. Mi abuelo ya está pasando aceite.
afrijolar, endosar obligaciones o responsabilidades en forma indebida. Me afrijoló la deuda.
atortolarse, azorarse, ponerse nervioso. Se atortolaron al ver al policía.
bazuquear, fumar cigarrillos de bazuco.
boletear, extorsionar a alguien por medio de un mensaje. Exhibirse de manera ostentosa e indiscreta (pronominal).
botar, extraviar. Boté la billetera.
cacharrear, tratar de arreglar algún aparato sin ser muy experto en el oficio. Estuvo cacharreando con la cicla.
camellar, trabajar arduamente en algo. Hoy me toca camellar todo el día.
cantaletear, repetir de manera persistente una reprimenda, un consejo, una objeción, un reclamo.
chicanear, alardear acerca de algo. Está chicaneando con su nuevo carro.
chulear, señalar algo en un escrito con una marca en forma de V, que significa que se ha revisado y está bien.
embolar, embetunar, lustrar el calzado.
gallinacear, buscar conquistas amorosas.
gatear, deslizarse furtivamente con fines eróticos, especialmente en la noche. Le estaba gateando a la empleada.
lamber, lamer, adular.
mangonear, ejercer dominio o poder sobre la gente, aprovechando alguna posición de ventaja como la fuerza física, el dinero. El hermano mayor mangonea a los pequeños.
Es un magnífico trabajo de investigación de calle y oído, que no ha tenido la difusión que se merece.
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