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Actualizado hace 9 hours | ISSN: 2805-6396

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Crítica literaria


Nooteboom, en Bogotá

27 de Abril de 2016

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Juan Gustavo Cobo Borda

 

 

La Feria Internacional del Libro de Bogotá se celebra entre el 19 de abril y el 2 de mayo y el país invitado de honor es Holanda. Quizás el escritor más conocido y traducido de dicha delegación es Cees Nooteboom (La Haya, 1933), quien ya nos había visitado y de quien la Casa de Poesía Silva había publicado una amplia y reveladora antología de su poesía Luz por todas partes (2012).

 

Pero fijémonos por ahora en el personaje: a los 17 años, y como buen holandés en bicicleta, deja su patria y empieza a viajar por el mundo. No ha parado. Quedó atrás una incierta vocación de trapense, convertida ahora en pasión por visitar monasterios y tumbas de escritores famosos. También algunos pocos años con franciscanos y agustinos, donde tuvo la revelación del griego y el latín. Poeta, novelista y ensayista (excelente cuando escribe sobre pintura y su amado Zurbarán) también afronta la política, como cuando a los 23 años viaja a Budapest, donde fue testigo de la Revolución Húngara de 1956. Allí vio cadáveres de agentes de la policía secreta, “con dinero en la boca, a los que los transeúntes escupían”. También hará un libro sobre la caída del Muro de Berlín, pues este cronista viajero tiene tres patrias y tres casas: una en Ámsterdam, otra en Alemania y una en Menorca. Esta última le dio pie para uno de sus mejores títulos: El desvío a Santiago (1992).

 

El recorrido en auto por España lo incita a perderse por carreteras secundarias, iglesias y pueblos abandonados y a pasar, en un mismo lugar, de lo sublime místico a chorizos y morcillas harto terrenales. Comprende el paisaje, se apoya en la historia y se siente reconfortado con los anacronismos que dejan translucir lo perdurable de una herencia. En las habitaciones de posada u hotel la noche lo incita a reflexionar y a revivir, ya sin luz, las peripecias de la jornada.

 

Otro de sus grandes libros, en compañía de su segunda mujer, la fotógrafa Simone Sassen, es el titulado Tumbas de poetas y pensadores (2007), también en español, donde nos lleva hasta el Japón de Kawabata, la Inglaterra de Virginia Woolf y la de Oscar Wilde en París, donde su lápida está toda recubierta de besos con lápiz de labios. Un recorrido erudito y estremecedor acompañado de sus fraternos apuntes y poemas que conmueven. Con razón, uno de sus libros se titula Hotel Nómada (2002): el viajero de todas las rutas también tiene refugios al borde del camino, sus libros. Entre ellos, el que la Casa Silva, nuevamente, y la Universidad de los Andes, bajo el título de Autorretrato del otro, publican con motivo de la Feria del Libro. Treinta y tres textos suyos oníricamente desprendidos de los dibujos de su amigo el pintor Max Neumann (1949), un pintor alemán que vive en Berlín, cuyos dibujos tienen una poderosa capacidad para fragmentar el cuerpo humano en un descuartizamiento plástico de gran vigor e inédita violencia.

 

Los textos de Nooteboom, poemas en prosa, apuntan más bien a la ciudad que vive un adolescente y a los sueños que suscita una isla. En tal sentido, el número 13 es una buena síntesis de sus virtudes, para quien habiendo visitado Bolivia y Bangkong, el desierto australiano y las grandes metrópolis es capaz de insertar su reminiscencia autobiográfica en el marco universal de la poesía.

 

“Ha visto en la calle a la mujer y se ha ido con ella. Escalones, una casa humillada. La mujer es joven, el desierto es su origen. Los dos son extraños en la ciudad, lo que los une es el exilio, la exclusión. El deseo es solo el pretexto. Lo demás sigue allí, un rumor entre dos seres. Ella se arrodilla en la cama de forma que él no puede verle la cara, y extiende el brazo hacia la apertura violácea en la que él ha de desaparecer. Apenas hablan, y no en sus propias lenguas. Mujer de paisaje de arena, que sabe contener la sed, conviertes al extranjero en perro o en muerto, guardas para ti tu rostro y estás ciega al suyo. De todas las formas de amor, aquel entre desconocidos es el más enigmático y el más convincente. Se restituyen mutuamente a la ciudad en que han de desaparecer”.

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