Negro y afrodescendiente
27 de Febrero de 2015
Fernando Ávila
Pregunta: ¿En el lenguaje políticamente correcto hay que decir negro o afrodescendiente?, Diego Losada Laguado.
Respuesta: Si se trata de usar el lenguaje políticamente correcto, no hay duda, debe decir afrodescendiente.
Ahora bien, si vamos a los significados estrictos, no todo afrodescendiente es negro, ni todo negro es afrodescendiente, pero hay que aceptarlo: en el lenguaje normal de la calle no se hacen esas distinciones, y lo fácil o sencillo, pero a la vez necesario, es decir en las clases de urbanidad o en los talleres de etiqueta y protocolo: «No diga negro, sino afrodescendiente». Hay que hacer caso de ello.
Ahora bien, quienes satanizan la denominación negro referida a las etnias de origen africano argumentan que la palabra negro está relacionada con lo malo. El hijo tarambana es llamado la oveja negra de la familia; el comercio ilegal, mercado negro; los líquidos sucios y pestilentes, aguas negras. Pero lo mismo pasa con otros colores, la fiebre amarilla, la prensa amarilla, los números rojos, el síndrome del bebé azul, un viejo verde o la trata de blancas son cosas malas…, sin contar con que quedarse en blanco en un preparatorio oral es lo peor que le puede pasar a un futuro abogado.
Por sí mismo, el nombre de un color no elogia ni ofende. El agujero negro es una importantísima teoría científica. El lunes negro es una maravillosa opción para comprar los regalos de Navidad. El beso de negra y el negro (ahora llamado brownie) son apenas comparables con el delicioso manjar blanco del Valle. «Trabaja como negro» es un elogio a la laboriosidad. «¡Hola, mi negro!» es un saludo supercariñoso.
La música popular latinoamericana incluye canciones donde se usa con gracia, afecto o picardía la palabra negro. «Dulce negrita de mi corazón, / tienes un algo que no sé decir» (danza que popularizaron Garzón y Collazos), «Negra, negra de mi vida, / negra consentida, / quién te quiere a ti» (del repertorio de Vicente Fernández), o «Mama, ¿qué será lo que quiere el negro?» (de La Sonora Dinamita).
«Las palabras también se pueden conquistar y negro/a es un palabra que bien puede y debe significar belleza, orgullo, raíces e historia», dice Sally, colaboradora del blog Afroféminas. Y la doctora en Ciencias Sociales y consultora de género y equidad Esther Pineda, que se identifica como como «negra y afrodescendiente», dice en el suyo que «El término negro, por sí mismo, no posee una carga negativa o degradante del sujeto social», en una nota titulada «No me llame negro, dígame afrodescendiente. No me diga afrodescendiente, llámeme negro».
Los ochenta
Pregunta: ¿Se dice los ochentas, los noventas, para referirse a las décadas?, Blanca Zuluaga R.
Respuesta: Lo correcto para referirse a modas, costumbres, usos, recuerdos de las décadas es los ochenta, los noventa, y no los ochentas, los noventas. También se puede escribir los 80, los 90, y no los 80’s, los 90’s.
Ti
Pregunta: ¿Por qué la palabra ti va siempre sin tilde, mientras que tú va siempre con tilde? ¿Cuál es la lógica?, María Isabel Rodríguez.
Respuesta: La palabra tu va con tilde cuando es tónica, «Cuando tú puedas», y sin tilde, cuando es átona, «Cuando tu secretaria pueda». La primera es pronombre, y la segunda, adjetivo.
Se trata de una tilde diacrítica; es decir, de una tilde que distingue el significado de la palabra dentro de la frase. No es lo mismo «Tú, bestia parda» (la bestia eres tú) que «Tu bestia parda» (la bestia es tuya). En cambio, la palabra ti siempre es pronombre, «Este regalo es para ti», y no hay ningún otro ti del cual haya que distinguirlo.
Los casos de tilde diacrítica son unos 25, como él y el («él lo hará sin el jefe»); té y te («te recomiendo los sembrados de té»), cómo y como («¿cómo lo hago, como ayer?»), más y mas («trabaja más, mas no tanto como Uribe»).
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