Verbo y Gracia
Medioambiente
29 de Marzo de 2011
Fernando Ávila
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Para poner mi granito de arena a la reforma política en curso, les cuento que la expresión española con la que nos podemos referir al ‘conjunto de circunstancias o condiciones exteriores a un ser vivo que influyen en su desarrollo y en sus actividades’ es medioambiente, que también se puede escribir medio ambiente.
Lo digo porque a alguien se le ocurrió hace unos años que se trataba de una redundancia y nuestro ministerio del ramo quedó reducido a apenas un triste Ministerio de Ambiente. Pues bien, medioambiente es voz validada por el Diccionario de la lengua española, por el Diccionario panhispánico de dudas y por el uso común, como se puede ver en nombres institucionales de otros países hispanohablantes, como Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, España.
¡Buen provecho!
Pregunta: ¿Es verdad que no es apropiado decir en la mesa “buen provecho”?, Dora Inés Rivero Rojas.
Respuesta: La venezolana Ana María Bertolini es autora de un artículo publicado en el año 2008, en el que demostraba que la expresión “¡buen provecho!”, de origen árabe, se refería al deseo de que el comensal eructara al final de la comida para demostrar que había estado muy sabrosa. Bertolini hace caso omiso de la evolución de las costumbres y de las expresiones y concluye por lo dicho que no se debe decir “¡buen provecho!”, sino “¡buen apetito!”. Quizá alguien que leyó a Bertolini le dijo eso.
Sobre palabras y expresiones hay mucho fetichismo. Y si aplicáramos el criterio Bertolini a todo lo que decimos, tendríamos, por ejemplo, que es un insulto decirle “sofisticada” a una dama, porque sofisticado viene de sofisma, que es ‘falsedad’, con lo que no le estaríamos diciendo ‘refinada’, sino ‘falsa’. Y que decirle “¡vanidosa!” a una niña bonita es condenarla, porque la vanidad es el pecado favorito del diablo.
El Diccionario de americanismos da noticia de que en Guatemala se dice “¡feliz provecho!”, y en México, Nicaragua, Costa Rica, Perú, Bolivia y Chile, simplemente “¡provecho!”. En Colombia, además de “¡buen provecho!”, se dice “¡que aproveche!” o “¡que le aproveche!”. Son expresiones que datan de la llegada a América de los españoles, que habían asimilado el aporte cultural enormemente enriquecedor de los árabes. La expresión “¡buen apetito!” es mucho más reciente y corresponde a la etiqueta francesa, “bon appetite!”.
Por mi parte, Dora Inés, seguiré diciendo en la mesa “¡buen provecho!”.
Agéndelo, por favor
Pregunta: ¿Es correcto el verbo agendar?, Humberto Jairo Jaramillo Vallejo.
Respuesta: Agendar es un verbo transitivo que tiene los siguientes significados: ‘anotar datos en una agenda’, ya lo agendé; ‘programar las actividades pendientes’, no olvide agendar nuestro seminario de redacción; ‘programar una relación de temas que han de tratarse en una junta, o de las actividades sucesivas que han de ejecutarse’, debe agendar el aperitivo y la entrega de medallas; ‘tener previsto algo’, ya tengo agendada la celebración, y ‘considerar un tema problemático para su solución ulterior’, lo de su pensión ya quedó agendado. Esta información está tomada del Diccionario de americanismos, 2010, de la Asociación de Academias de la Lengua Española. Como puede ver, el idioma evoluciona, crece, se transforma, ¡y nos sorprende!
Mandar
Comentario: Según el artículo 4º del Código Civil, “El carácter general de la ley es mandar, prohibir, permitir o castigar”. Observo, sin embargo, que el legislador ha optado por la mala costumbre, a mi parecer, de emplear las formas verbales “Redúzcase a diez años el término de todas las prescripciones” (L. 791/02). “Adiciónese un literal”, “modifíquese el parágrafo”, “créese un parágrafo…” (L. 1438/11, art. 46, Reforma a la Salud). Me parece que eso no es correcto, Gonzalo Flórez Moreno.
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