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Actualizado hace 16 hours | ISSN: 2805-6396

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Memoriales


Luis Edmundo Suárez: “La responsabilidad compartida es lo más importante en la lucha contra el lavado de activos”

30 de Enero de 2014

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Luis Edmundo Suárez Soto, abogado de la Universidad de los Andes, con especializaciones en Economía y Derecho Administrativo y maestría en Estudios Políticos, asumió desde noviembre del 2010 la dirección de la Unidad de Información y Análisis Financiero (UIAF), entidad adscrita al Ministerio de Hacienda.  

 

En julio del 2013, esta entidad fue galardonada por el grupo Egmont con el premio por el mejor caso de inteligencia financiera a nivel mundial y, en diciembre del mismo año, asumió la presidencia pro tempore del Grupo de Acción Financiera de Sudamérica (Gafisud). En diálogo con ÁMBITO JURÍDICO, Suárez enfatizó en la necesidad de una pedagogía ciudadana y la recuperación de los valores que permitan superar la cultura de la ilegalidad.

 

ÁMBITO JURÍDICO: ¿Cuál es el principal objetivo de la UIAF?

 

Luis Edmundo Suárez Soto: La Ley 526 de 1999 creó esta unidad, con la que combatimos las estructuras que afectan de forma sistémica el orden constitucional, legal, económico y social. Cualquier manifestación criminal puede tener detrás una intención de lavado de activos, porque, al final, el criminal buscar la forma de disfrutar los recursos obtenidos ilícitamente, introduciéndolos al sistema económico.

 

Á. J.: ¿Es un nuevo concepto de “inteligencia”?

 

L. E. S. S.: El concepto de defensa y seguridad nacional cambió. Pasó de una dimensión unidimensional a una visión multidimensional, es decir, de enfocarse solo en el aspecto militar, ahora involucra las dimensiones política, ambiental, sociológica y económica. Esta última es la que tiene que ver directamente con la UIAF. Por eso, actuamos en la lucha contra el financiamiento del terrorismo y el lavado de activos.

 

Á. J.: ¿Ha evolucionado esa lucha?

 

L. E. S. S.: Tradicionalmente, se ha combatido a los actores criminales, es decir a las cabezas de las estructuras criminales. Ahora nos hemos organizado para atacar las estructuras criminales.

 

Á. J.: ¿Un ejemplo de eso ha sido el combate al narcotráfico?

 

L. E. S. S.: Así es. Hemos neutralizado a las principales cabezas, pero el narcotráfico no ha disminuido, ni la violencia que produce, es decir, la estructura sigue existiendo. Los narcotraficantes que fueron extraditados están de regreso al país y lo primero que hacen es recuperar sus bienes, que están en mano de los testaferros.

 

Á. J.: ¿Implementan esquemas de investigación especiales?

 

L. E. S. S.: Por supuesto. Actuamos con un enfoque proactivo. Tiene que ver con un modelo de gestión sistémico, abierto y direccional. La esencia de la detección del “lavador” tiene que ver con que todos los actores debemos preocuparnos por dar resultados reales y no fragmentados.

 

Á. J.: ¿En qué se fundamenta el sistema antilavado?

 

L. E. S. S.: Necesitamos complementar la lucha contra el crimen, básicamente partiendo de la motivación del criminal, que es el lucro. Además, en todo el sistema antilavado existen tres grandes pilares. El primero es la criminalización.  Por ejemplo, el lavado de activos no existía como tal en los comienzos de la actividad criminal de Pablo Escobar. El segundo pilar es el concepto de responsabilidad compartida, quizás el más importante de esta lucha, que consiste en entender que este es un enemigo que no podemos enfrentar si los sectores público y privado no estamos unidos. Finalmente, el tercero es la centralización de la información. 

 

Á. J.: ¿Existen parámetros internacionales de lucha contra el  lavado de activos y la financiación del terrorismo?

 

L. E. S. S.: Este sistema nace con el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI). Es informal, porque no tiene personería jurídica. Está ubicado en París (Francia) y fue integrado, inicialmente, por los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), pero, posteriormente, creció. El GAFI emite las recomendaciones, que deben cumplir todos los países, inclusive los que no están dentro del sistema. Lo que hemos hecho en estos 25 o 30 años es una primera fase en la que nos concentramos en el cumplimiento de esas recomendaciones.

 

Á. J.: ¿Qué pasa si no se cumplen las recomendaciones?

 

L. E. S. S.: El incumplimiento lleva a la inclusión de listas, es decir, implica unos incentivos negativos con unos impactos brutales en el desarrollo económico de los países, como restricciones a las operaciones de la banca.

 

Á. J.: ¿Cuál es el principal reto en la tarea que cumple la UIAF?                                

 

L. E. S. S.: Aún no es sólida la preocupación en el mundo por entender a quién nos estamos enfrentando. Conocer al enemigo implica saber cuál es su potencia, tamaño y capacidad de impacto real en la economía y en el sistema social. Es algo que los Estados no han logrado explicar a los ciudadanos. Por eso, cuando uno habla de lavado de activos, se tiene una visión muy abstracta en la que no se identifica una víctima.

 

Á. J.: Entonces, ¿cómo describir a los ciudadanos los efectos del lavado de activos?

 

L. E. S. S.: Cuando los recursos ilícitos ingresan a cualquier mercado lo distorsionan, porque no entran con racionalidad económica, sino con un fin criminal. De tal manera que no hay ningún empresario que pueda competir contra un “lavador” de activos, porque no tienen restricción financiera. Entonces, un agente de cualquier mercado, al no poder competir, solo tiene dos opciones: salir del mercado o jugar y volverse también criminal y prestar su nombre y su empresa para lavar dinero. Esas situaciones económicas generan unos desajustes en el mercado que, al final, afectan el bienestar del empresario y de los ciudadanos.

 

Á. J.: ¿Y más allá del impacto económico?

 

L. E. S. S.: Piense en el sistema de valores de un país como Colombia, que sufre de la cultura de la ilegalidad y todos quieren ser más ricos como sea. Eso lo ha causado el lavado.

 

Á. J.: ¿Es delgada la línea que separa el resultado de un buen negocio lícito frente al dinero ilícito?

 

L. E. S. S.: Si, en el sentido en que todos podemos estar expuestos. Por ejemplo, en los casos en que ofrecen rendimientos superiores al 200 %, vemos que la gente se tapa los ojos para invertir y ganar sin cuestionar el origen de esos beneficios. Ahí viene el concepto del dolo eventual, donde los que invirtieron sabían en el fondo que había algo raro. Ya no es la ingenuidad ni la buena fe, sino que se acepta las consecuencias de un actuar que, se sabe, es ilícito.

 

Á. J.: ¿Este tipo de episodios deja un mensaje para la sociedad?

 

L. E. S. S.: Claro, y es el de la responsabilidad compartida. Porque no es solo que los ciudadanos ayuden con información, sino que adopten una conducta apropiada. Hay que superar un gran error histórico en el que se ha entendido que los recursos ilícitos sirven a la economía, pues, realmente, terminan destruyendo la sociedad. El concepto de la cultura de ilegalidad cabalga sobre el concepto de lavado de activos, del dinero fácil.

 

Á. J.: ¿El sector financiero ha estado a la altura de la responsabilidad compartida?

 

L. E. S. S.: Sí, es quizás el sector más comprometido en la lucha contra el lavado. Es el más maduro, pero también hay un espacio para mejorar. Pero la complejidad adicional es que el lavado ya no es exclusivo de este sector, y por eso hay operaciones que no se detectan con los sensores establecidos.

 

Á. J.: ¿Cómo acceden a la información relevante?

 

L. E. S. S.: Leemos el 100 % de las operaciones sospechosas, de manera automática y manual. Con base en eso se produce una clasificación, de la cual depende la asignación de unos analistas, que arroja un informe de inteligencia financiera, con destino a las autoridades competentes sobre lavado de activos, financiamiento del terrorismo o extinción de dominio. También, nuestros homólogos en otros países pueden requerirnos o suministrarnos información, a través de canales totalmente confidenciales, por fuera de cualquier esquema diplomático o judicial.

 

Á. J.: ¿Cómo puede un ciudadano blindarse en estos temas?

 

L. E. S. S.: En la UIAF creamos un kit de acción en tres pasos. El primero es “infórmate”. Tenemos en nuestra página web una plataforma con un módulo sobre lavado. Hoy, contamos con más de 5.000 estudiantes y cerca de 2.000 graduados. Al final, si se cumple con todo el proceso, se expide un certificado. Pero también hay otras formas de informarse, como con los oficiales de cumplimiento de las empresas. El segundo paso es “responsabilízate”, del cual ya hablamos. El tercer paso es “actúa”. La UIAF tiene todos los canales disponibles para que nos llegue información, que puede ser anónima.

 

Á. J.: ¿Cada vez es mayor el protagonismo de la UIAF?

 

L. E. S. S.: Por los resultados que esta unidad está dando, empieza a generarse una mayor demanda. Por eso, el Presidente de la República ha estado involucrado directamente en su fortalecimiento. Mucho de lo que tenemos hoy y los avances, queremos llevarlos al resto de los países, aprovechando que en diciembre asumimos la presidencia pro tempore del Gafisud. Llegamos a esto por ser una unidad líder en la región, que damos resultados que nunca se habían dado en Colombia y en la región.

 

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