Columnistas
Los planes para crear un Tribunal Internacional para Asuntos Financieros
11 de Abril de 2011
Andrés Flórez Villegas Socio de Esguerra Barrera Arriaga Asesores Jurídicos
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A finales del año anterior la fundación internacional World Legal Forum organizó una conferencia mundial para discutir una iniciativa que cambiará la forma en que se resuelven las disputas internacionales que tienen que ver con asuntos financieros.
Se trata de la creación de un tribunal internacional que funcionará en La Haya (Holanda) y que tendrá como misión resolver las controversias que se presenten entre instituciones financieras ubicadas en diferentes países.
El tribunal internacional para asuntos financieros, el cual debe empezar a funcionar en el primer semestre del presente año, se enfocará en resolver disputas que involucren bancos, compañías de seguros, fondos de pensiones y bolsas de valores que tengan algún aspecto internacional.
Estamos hablando, por ejemplo, de disputas que involucren instrumentos financieros derivados cross border entre entidades ubicadas en diferentes partes del globo, créditos sindicados donde los bancos prestatarios están ubicados en un país y el prestamista en otro o de operaciones de reaseguro donde el reasegurado se someta a una ley diferente a la de la compañía reaseguradora.
El Tribunal Internacional para Asuntos Financieros es una iniciativa que impulsan el Banco Central Europeo, la Reserva Federal de EE UU y autoridades de otros 14 países y que promete cambiar muchas cosas.
En la actualidad es normal que los contratos que involucran operaciones financieras complejas entre entidades sujetas a leyes de diferentes países contengan cláusulas que establecen que la ley aplicable será la del Estado de Nueva York o la del Reino Unido y que serán los jueces de estos lugares los competentes para resolver esas disputas.
Con la entrada en vigencia del Tribunal Internacional para Asuntos Financieros, que funcionará en el mismo edificio donde hoy lo hacen la Corte Internacional de Justicia y la Corte Permanente de Arbitraje, esa entidad será quien decidirá las controversias.
La idea de mover las disputas financieras internacionales de Nueva York y Londres a La Haya apunta a un objetivo: tener un cuerpo permanente que ayude a reducir los riesgos legales y los costos para el sistema financiero, mediante la estabilidad y predictibilidad de las decisiones.
Un ejemplo ilustra la cuestión. En el 2008, la sociedad Perpetual Trustee Company se vio envuelta en la quiebra de Lehman Brothers. Como parte de una compleja transacción con Lehman, Perpetual Trustee Company estuvo luchando con uno de los deudores del banco de inversión estadounidense por el valor total de sus activos en los tribunales de Londres y Nueva York. Las decisiones dependían de una sola cosa: si un cambio en la prelación de créditos, provocado por el procedimiento de quiebra, contravenía la ley de quiebras locales. Los tribunales norteamericanos decían que sí y los británicos, que no. Como las decisiones entre los jueces iban a ser contradictorias y el litigio nunca acabaría, Perpetual Trustee Company terminó conciliando la controversia por una suma que algunos consideran irrisoria. Otro hubiere sido el resultado, si hubiese existido predictibilidad en el asunto.
Con la globalización es evidente que el Tribunal Internacional para Asuntos Financieros dará mucho de qué hablar. Para citar solo una cifra, en el 2009 las operaciones con instrumentos financieros derivados pendientes de pago superaban los 615 trillones de dólares. Todos estos contratos están celebrados siguiendo el mismo modelo de contrato, pues es una materia donde existe gran estandarización. Las partes de esos contratos, empero, hoy tienen diferentes resultados dependiendo del lugar donde se resuelva la controversia o donde realicen actividades y de los países donde poseen activos.
Con la entrada en funcionamiento del Tribunal Internacional para Asuntos Financieros, todos los contratos con la misma redacción serán juzgados por el mismo cuerpo, generando predictibilidad en las decisiones. Por ende, los bancos, cuando operen entre ellos, sabrán cuáles son las reglas de juego en caso de una disputa con independencia de que sus sedes y sus activos estén en Dubai, Bogotá o Londres.
Finalmente, es importante resaltar que, a diferencia de la Corte Internacional de Justicia y de la Corte Permanente de Arbitraje el tribunal internacional para asuntos financieros no será creado mediante un tratado internacional. Lo que se va a hacer es algo mucho más complejo: crear una serie de normas a las que adherirán las instituciones financieras del mundo, que serán las que se aplicarán a sus disputas. Por tanto, el Tribunal Internacional para Asuntos Financieros no será una entidad de derecho público, sino que se construirá amparado en los principios del derecho privado internacional.
La primera conferencia de paz mundial se celebró en La Haya en 1899 y culminó con la creación de la Corte Permanente de Arbitraje. Ahora, en la modernidad, las instituciones financieras acudirán al mismo lugar, pero esta vez a resolver las controversias que genera la globalización.
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