Los grandes desafíos de las facultades de Derecho en la región Caribe

Claudia Helena Serje Jiménez

Directora Programa de Derecho

Universidad Simón Bolívar de Barranquilla

En un país regionalizado, altamente productivo, antagónicamente imbuido en la cultura del conflicto, de la desigualdad y desequilibrio social, es vital generar espacios de reflexión, de educación en derechos humanos y valores sociojurídicos, que fortalezcan el discurso de la paz, garanticen la efectividad de los derechos fundamentales, potencialicen la economía y generen estados prolongados de prosperidad social, capaces de recomponer la estructura social, que permita transformar progresivamente la cultura jurídica sobre una base reforzada de justicia, igualdad y democracia como pilares de todo Estado social de derecho.

La ciudad de Barranquilla como epicentro económico, industrial, aduanero y portuario (fluvial-marítimo) de la región Caribe, ha logrado posicionarse en el ranking de las ciudades del país con mayores crecimientos económicos. Uno de los principales factores que pueden influir en el desarrollo socioeconómico de los países, de las regiones y de las ciudades es, sin duda alguna, la educación en sus distintos niveles y vertientes que permita articular la triada necesaria al hablar de “desarrollo sostenible”: sociedad, economía y medioambiente.

La gran apuesta desde este sector está en poder participar de una manera más injerente y determinante en el desarrollo productivo de la ciudad de Barranquilla y de la región Caribe, con empresas con una razón de ser comercial sui generis, como son las instituciones de educación superior que respondan no solo a los altos estándares establecidos por el Ministerio de Educación Nacional para poder funcionar, sobreviviendo así las casas de estudios tradicionales y las nacientes, unas improvisadas y otras muy bien estructuradas; también deberán responder al humanismo que las inspira y a la actividad mercantil que las sostiene.

Planes de estudio

La educación en Derecho brinda una visión completa, necesaria e idónea, que proporciona una mejor comprensión de la realidad social, política y económica del país desde un panorama jurídico, permitiendo la aprehensión de nuevos constructos, capaces de derribar paradigmas socioeconómicos tradicionales y limitados desde los diversos campos de acción del abogado, para poder erigir nuevos arquetipos.

Ante las necesidades actuales de la estructura social y económica de nuestro terruño, es vital que las posibles soluciones puedan evidenciarse desde los planes de estudios de las facultades y programas de Derecho, lineamientos curriculares que no solo estén dados por la rigidez de lo tradicional, sino por la real oferta laboral de la ciudad y de la región. Estos deben estar acordes con el contexto geopolítico-económico y cultural que permitan una mayor participación de nuestros profesionales en el sector productivo que avanza cada vez más rápido en un mundo globalizado, que sean capaces de asumir labores negociales más que litigiosas, empresariales, financieras y corporativas a nivel de dirección, asesorías y de consultorías, diestros en propiciar fórmulas de arreglo que contribuyan al desescalamiento del conflicto social.

Así, se requieren profesionales del Derecho que, sin perder la alegría, la espontaneidad que caracteriza al caribeño, ejerzan con la seriedad, responsabilidad y probidad que amerita esta profesión como apostolado y estilo de vida, para así poder ser capaces de gestar grandes cambios sociales que urgen para poder hablar de paz y para poder, por fin, empezar a construirla.

Frente a las exigencias del sector productivo de la ciudad de Barranquilla, es necesario profundizar tanto en pregrado como postgrados, en áreas del Derecho como el aduanero, marítimo, portuario, penal de las empresas, corporativo, tributario, ambiental, informático, cambiario, propiedad intelectual, entre otras.

Finalmente, pero no menos importante, se debe propender porque los abogados de Barranquilla como de las demás ciudades de la costa incrementen cada vez más sus competencias comunicativas a partir del bilingüismo y trilingüismo que permita un mejor desempeño y posicionamiento laboral en un mercado internacionalizado.

Hoy, es imperante poder contar con facultades de Derecho más competitivas, que revelen progresivamente altos estándares de calidad, pero, sobre todo, aptas para responder al más exigente de los retos: formar mejores seres humanos a través de la ciencia jurídica.