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Actualizado hace 6 hours | ISSN: 2805-6396

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Especial Día del Abogado


Los desafíos en la formación posgradual en Derecho

22 de Junio de 2015

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Ricardo Garzón Cárdenas

Doctor (c) en Derecho, Universidad de Buenos Aires

Director de Procesos del Instituto Latinoamericano de Altos Estudios (ILAE)

 

 

A medida que el estudiante asciende en la formación académica en Derecho, del pregrado al doctorado, cuenta con menos información sobre lo que son los programas de estudios y las perspectivas profesionales que se le abren. Hay menos oferta de programas, por tanto, menos estudiantes activos y egresados que aporten a la experiencia.

 

Esta falta de información hace que, a menudo, los educandos se equivoquen en la elección de programas y deserten, o, sencillamente, no le encuentren aplicación a su título en el mercado. Para evitar este inconveniente, el abogado debe tener claridad en que existen diferencias sustanciales en los niveles de graduación. Los posgrados no son peldaños hacia un mismo propósito, tienen lógicas distintas.

 

La especialización focaliza al profesional en el saber técnico en determinada área del Derecho, por lo que el abogado tiene el desafío de determinar la utilidad de este saber, normativa y dogmática, en su futuro profesional.

 

La maestría y el doctorado tienen ya aplicaciones diferentes. La primera debe otorgar conocimiento en metodología de investigación que habilita al estudiante para hacer aportes científicos, y el doctorado es la titulación conferida a un investigador por un aporte contenido en su tesis doctoral. Por esta razón, hay unos doctorados en el exterior que no tienen cursos, pero requieren el diploma de magíster, y otros programas que tienen cursos y no exigen la maestría.

 

Si en especializaciones la pertinencia es el gran desafío, la de graduarse lo es en maestrías y doctorados. Aquí, haciendo abstracción de algunas maestrías que se conciben como especializaciones de dos años, se vuelven esenciales competencias que es posible que en el pregrado y la especialización no se hayan puesto a prueba: las destrezas metodológicas y las de escritura, pues hay que pasar de saber algo dentro del universo jurídico a decir algo sobre el Derecho.

 

Saber de Derecho

 

Creer que es lo mismo saber Derecho que escribir sobre él genera dos actitudes que dificultan el éxito del estudiante, en particular en sede doctoral. La primera actitud es la del técnico experto que considera que el doctorado es una forma de refrendar un conocimiento obtenido por años de ejercicio. Para no poner en duda su destreza, este estudiante, rara vez, pide asesoría en aspectos metodológicos o de escritura, pues “ya tiene la tesis hecha desde hace años” o “no es sino sentarse a escribirla”.

 

Si el estudiante “ya tiene su tesis hecha o pensada”, quiere decir que no necesita la formación, por lo que no la recibe y, por lo tanto, no se gradúa. El centro de estudios debe estar en la capacidad de trasmitirle que la escritura académica requiere un rigor importante pero posible, si se sabe escuchar a quienes ya tuvieron la experiencia de realizar una tesis.

 

La segunda actitud esta en las antípodas de la primera: la del estudiante que considera que la Ciencia, con mayúscula, es algo que solo pueden hacer los científicos. Ese bloqueo pesimista, como lo narra el sociólogo de la educación Howard Becker, sucede porque los tesistas comparan los textos que no han escrito con los de sus maestros, creyendo que fueron compuestos en una sentada y como resultado natural de una mentalidad superior. A este solo le falta entender que la formación es un proceso y que, con la asesoría y la dedicación adecuadas, puede culminar su tesis en un tiempo razonable.

 

La errada actitud de los tesistas, sea soberbia o humildad excesiva, más la falta de orientación de los centros de estudio a los investigadores son los responsables de las bajísimas tasas de graduación de doctores, problema que ocurre en muchos países, pero que en Colombia resulta alarmante –solo cinco doctores por cada millón de habitantes, en todas las áreas del conocimiento (ver: universia.net.co) –.

 

Es la escasez de doctores lo que dificulta la realización de procesos de formación más óptimos, pero, paradójicamente, el dato que más debería entusiasmar a quienes deseen ser doctores. Hoy, ha crecido la demanda de doctores-investigadores por parte de las universidades que ofrecen doctorados o necesitan fortalecer sus procesos de investigación, lo que establece unos espacios laborales y de visibilidad profesional importantes.

 

La sociedad demanda científicos sociales y las universidades profesores-doctores. Todos los interesados en el desarrollo de la academia recompensan a quien tiene la disciplina y la paciencia necesaria para escribir una tesis de doctorado y ayudar a una mejor comprensión del Derecho.

 

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