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Los candidatos independientes en EE UU

27 de Abril de 2016

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Daniel Raisbeck

 

 

Ningún candidato independiente de los dos partidos políticos tradicionales (Demócrata y Republicano y sus antecesores históricos) ha ganado la presidencia en la historia de EE UU.

 

Theodore “Teddy” Roosevelt, presidente republicano desde 1901 hasta 1909, lanzó su candidatura independiente en 1912 como líder del Partido Progresista. Coloquialmente, el partido de Roosevelt era conocido como el Partido del Alce, ya que el candidato, tras recibir un disparo en el pecho durante la campaña, se comparó con dicho mamífero rumiante, declarando que una sola bala no era suficiente para derribarlo.  

 

En últimas no fue un proyectil, sino el demócrata Woodrow Wilson quien derrotó a Roosevelt, cuyos votos le quitaron fuerza al presidente republicano William Howard Taft.

 

También Ross Perot, un magnate tejano que se lanzó como independiente en 1992, dividió el voto conservador, al obtener el 19 % del voto total, contribuyendo a la derrota del entonces presidente republicano George H. W. Bush ante Bill Clinton.

 

Este año, ante la perspectiva de una contienda entre Hillary Clinton y Donald Trump, dos candidatos que generan un grado considerable de rechazo general, Michael Bloomberg, empresario y exalcalde de Nueva York, consideró una candidatura independiente a la Presidencia.

 

Bloomberg, incluso, llegó a preparar comerciales y un eslogan de campaña: Independiente Mike Bloomberg, Presidente. Tras realizar varios sondeos nacionales, Bloomberg anunció en marzo que no sería candidato. Era poco conocido en los Estados determinantes para la elección presidencial, una situación poco remediable cuando los contendores de los partidos tradicionales concentran la atención de los medios masivos de comunicación, especialmente durante los meses previos a la elección del 8 de noviembre.

 

Es posible que el mismo Trump lance una candidatura independiente, si no sale victorioso de la convención republicana, la cual se llevará a cabo en Cleveland (Ohio) el próximo 18 de julio. Este escenario es posible, ya que a Trump no le será fácil conseguir los 1.237 delegados necesarios para ser electo candidato por la vía popular.

 

Actualmente, Trump tiene 744 delegados comprometidos a votar por él, a partir de los 22 Estados donde ha ganado las elecciones primarias. Mientras tanto, su rival, el senador Ted Cruz, tiene 559 delegados. Si ninguno de los dos llega a Cleveland con 1.237 votos a su favor, habrá una segunda vuelta en la que todo delegado será libre para escoger al candidato de su preferencia personal, sin tener en cuenta los resultados de las votaciones en los Estados.

 

La vieja guardia republicana teme que Trump, dadas sus explosivas declaraciones contra los mexicanos, los musulmanes y las mujeres, sufra una paliza ante Clinton y que, inclusive, haga al partido perder el control de ambas cámaras del Congreso. Por lo tanto, se espera que, en una segunda o tercera vuelta de votación en Cleveland, el establecimiento ejerza su influencia y elimine al constructor neoyorquino de la contienda.

 

Con o sin Trump, habrá una tercera candidatura en el 2016, y será mucho más fuerte que las de los últimos años.

 

En un sistema estrictamente bipartidista, el Partido Libertario es el tercer partido más grande de EE UU y, según su página web, es la agrupación política que más crece porcentualmente. El partido, cuyo lema es “mínimo gobierno, máxima libertad”, cuenta con 149 representantes electos a través del país, aunque ninguno está en el Congreso.

 

Gary Johnson, gobernador de Nuevo México entre 1995 y el 2003, recibió más de un millón de votos como candidato presidencial del Partido Libertario en el 2012. Este año es precandidato y, en una encuesta reciente, tiene el 11 % de intención de voto frente al 42 % de Clinton y el 34 % de Trump.

 

En un debate televisado, tanto Johnson como sus contendores libertarios, John McAffee, desarrollador del primer programa antivirus comercial para computadores, y el consultor Austin Petersen defendieron la inmigración y el libre comercio. También propusieron acabar la prohibición de –y la guerra contra- las drogas.

 

Cuando surgió el tema del matrimonio igualitario, McAffee admitió que conoció a Petersen en un bar gay. Mientras el moderador cuestionaba a McAffee por su pasado judicial, Johnson besó a su rival en el cachete. 

 

Como dice Johnson, los libertarios son más liberales socialmente que los demócratas y más conservadores fiscalmente que los republicanos. Este año pueden sorprender en las urnas. 

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