Curiosidades y….
Literatura menor (II)
27 de Abril de 2016
Antonio Vélez M.
El adagio es una sentencia breve, de origen popular y contenido moralizante o didáctico: Un pesimista es un optimista con experiencia. El apotegma también es breve y sentencioso, generalmente creado por un personaje ilustre; Virgilio lo aprovecha así: La fortuna ayuda a los audaces, y David Hume los usa poéticamente: El lápiz solo escribe sombras de palabras. La greguería la usó Ramón Gómez de la Serna como una síntesis entre el aforismo y la metáfora; he aquí dos creaciones geniales: Soda es agua con hipo; El hielo se ahoga en el agua. Y esta greguería es de autor desconocido: La C es la luna del abecedario.
La máxima o sentencia es una frase que expresa brevemente una regla de enseñanza o principio moral: Las afirmaciones extraordinarias necesitan pruebas extraordinarias, o Añorar el pasado puede ser correr tras el viento. El dicho es un enunciado oportuno que expresa un saber popular: Perro que ladra no muerde, o Habla más que una lora mojada, mientras que el proverbio es una sentencia, también de origen popular, que expresa un consejo, una enseñanza o una crítica: Agua que no has de beber, déjala correr, y nos aconseja a ser resignados: Al mal tiempo buena cara.
Se llama grafiti a una pintura o a un texto que por lo regular usa las paredes como soporte. El grafiti se utiliza para protestar, para denunciar, para tirar la piedra y esconder la mano, impunemente, o para lucir el ingenio, o para hacer humor públicamente. Se refugia en los baños públicos, en los orinales, en los calabozos. Lo poco que sabemos acerca de los habitantes de Pompeya y Herculano, las dos ciudades romanas destruidas por aquella terrible e histórica erupción del Vesubio, se lo debemos a los grafitis que en los baños públicos nos dejaron sus habitantes.
Gracias a internet tenemos una alternativa para el grafiti, su compañero de especie: el twitter o tuit, el jovencito de la familia (nació ayer, en el 2006), y debe ser breve, pues está limitado a solo 140 caracteres (tamaño original). Ya no tenemos que escribir en la pared, pues disponemos del amplio espacio de las nubes. Sin tinta ni pintura, y podemos leerlos cómodamente desde nuestra silla. El tuit ha abierto un campo fértil para la pequeña creatividad por medio del lenguaje, así que comienza a tomar relevancia y a formar parte de la literatura menor. Mientras que los grafitis se subían por las paredes, el tuit vuela más alto, por las nubes; el primero cuesta en tiempo y en elementos; el segundo, su hijo natural, es liviano y baratísimo. El primero posee un cubrimiento muy local, y es lento; el segundo es universal, habla todos los idiomas y viaja de un extremo a otro del mundo a la velocidad de la luz. En suma, el tuit llegó para desplazar al grafiti, así como el automóvil desplazó al caballo.
Los tuits o trinos tienen una gran virtud, la brevedad, aunque no por eso dos veces buenos. Pueden ser lascivos: Hazlo bien y no mires con quién; críticos: El trabajo es salud, lo que mata son los salarios; ingeniosos: Mis vecinos, mientras más cercas, más lejos; crueles: Estás muy bonita hoy: no te reconocí (@lauritagarcia); humorísticos: Levantaos, vagos, la tierra es de quienes la trabajan (dirigido a los muertos); murphianos: Las corbatas limpias atraen la comida; sabios a veces: La justicia cojea, pero lle…lle…ga; humorísticos y superficiales: Enamorarse es grave. No lo digo yo, lo dice la ortografía (@Inefable); exagerados: Tan exigente que le pone peros al olmo; sarcásticos: Tienes una cara excelente para la radio (@zafiroorozco); revelador de las debilidades humanas: A mí en los aviones se me olvida completamente que no creo en Dios (@animesa); tomapelos: Se llama el “Dueto Miseria”: ella toca el violín, y él la viola; incongruentes: Odio los tuits mal escrotos; desvergonzados: La pereza es la madre de todos los vicios, y como madre... hay que respetarla; filosóficos: La verdad absoluta no existe...y esto es absolutamente cierto; agudos: La mentira es la droga más consumida; traviesos: Un error lo comete cualesquiera (Roberto Cadavid); se valen de la autorreferencia: Las estadísticas demuestran que la estadísticas no demuestran nada (Woody Allen); poéticos: La sombra es la noche para llevar (@MerlinaAcevedo). Y para terminar, digámoslo con sinceridad: la inmediatez y la facilidad del tuit hacen que la inmensa mayoría de ellos sean pura basura.
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