Cultura y Derecho
Las grandes ideas
09 de Septiembre de 2011
José Arizala http://www.senderosdelbosque.blogspot.com/
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Un artículo reciente del New York Times titulado Adiós a las grandes ideas ha vuelto a esgrimir la tesis de que estas han desaparecido del escenario público, sustituidas por una información aplastante y pragmática. Sin duda que la información que recibe la población en todos los lugares de la Tierra es excesiva, hasta el punto de impedir que reflexione sobre lo visto o leído, que pueda asimilar su contenido. Esta afirmación viene de atrás, desde el último tercio del siglo XX. Que ya no existen pensadores-guías y que las ideologías han muerto. Que ya nadie defiende y lucha por sus convicciones, de acuerdo con las diferentes concepciones del mundo.
El articulista agrega que incluso ideas de un calado inferior, como “la teoría del Big Bang” o “el fin de la historia” o “la mística femenina” o el “Dios ha muerto”, no atraen la atención de importantes sectores de la opinión, para no decir que poco les importa. Desde luego, no compartimos la afirmación principal de Neal Gabler, su autor. No creemos que las ideas centrales de nuestra época hayan salido de las páginas y pantallas de los grandes medios de información, para no mencionar los innumerables periódicos y revistas especializadas que se ocupan de estos temas. Y mucho menos que estén ausentes de la realidad actual. La verdad es que las ideas-guías del siglo XX siguen vigentes, expresándose de diferentes formas y grados con el apoyo de movimientos sociales y políticos nuevos, en la búsqueda, como antes, del dominio del mundo.
Los conflictos religiosos están vivos si no exacerbados. Las posiciones que defienden o critican el capitalismo y el socialismo están a la orden del día, apoyándose en nuevas fuerzas que vienen de la ecología, del género, del color de la piel, de los opresores y oprimidos, de los pobres y ricos, de los partidarios de la represión o de los libertarios. Y estas luchas y enfrentamientos seguirán mientras que los problemas que los generan continúen existiendo.
Nos parece exagerada la opinión de Gabler de que ya las ideas no dan sentido a la información. Cómo negar, por ejemplo, que las propuestas progresistas del presidente Obama han sido bloqueadas por una propaganda reaccionaria del Tea Party, inspiradas en ideas autoritarias, racistas, plutocráticas, en esencia antidemocráticas, contradiciendo los principios liberales de los fundadores de la Unión Americana.
Sorprende la afirmación de Gabler de que “las ideas pueden cambiar la forma en que vivimos, pero no la forma en que pensamos”. ¿Acaso las ideas no tienen un poder de transformar la sociedad, y a los individuos, al permitirnos comprender el mundo en que vivimos y, por consiguiente, cambiar nuestra misma forma de pensar? Si no fuera así, entonces la historia carece de sujeto o de sujetos que piensan y actúan. “Lo que hay es escasez de pensadores”, dice el articulista del periódico estadounidense, y reclama un nuevo Marx o un Nietszche rebosantes de ideas, contradiciéndose con lo anterior: ¿si las grandes ideas ya no juegan el rol del pasado, para qué nuevos filósofos? Gabler tiene razón cuando denuncia que en muchos sectores se ha perdido la batalla ante la superstición, la fe y la ortodoxia, pero aunque “las ideas ya no son lo que eran”, sigue siendo, en mi opinión, el impulso de los debates y de las revoluciones también en nuestros días.
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