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ETC / Cultura y Derecho


‘La hora 25’

15 de Mayo de 2015

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Andrés Mejía Vergnaud

adresmejiav@gmail.com

@AndresMejiaV

 

 

La Nueva York devastada por el atentado del 11 de septiembre, devastada sobre todo en su moral, triturada en su estado de ánimo, y perdida, sin saber bien quién es ella misma, es el escenario de la película La hora 25, del director norteamericano Spike Lee, película que fue estrenada en diciembre del 2002, y que ya está disponible en Netflix.

 

La película no trata sobre los atentados. Trata de las últimas horas en libertad de un hombre que ha de presentarse en la mañana siguiente para ser encarcelado, y cumplir así una condena por distribución de drogas. En esas últimas horas, la ciudad de Nueva York orbita alrededor de este hombre cuya vida, él lo sabe, ha terminado, pues incluso cuando recobre la libertad las cosas no serán iguales. Orbitan a su alrededor los protagonistas de esta Roma contemporánea: los tenderos coreanos, los taxistas pakistaníes e indios, los corredores de bolsa de Wall Street, los gay de Chelsea, los negros de Harlem, los irlandeses, los portorriqueños, los ricos del Upper East Side, en fin, el pulso humano de la ciudad de Nueva York. Por ser la primera película que, teniendo como protagonista central a la ciudad misma, se hiciera después del 11 de septiembre, ha adquirido una importancia simbólica. Ann Hornaday, quien escribe de cine para el Washington Post, la calificó como una película necesaria.

 

De ella, ante todo, habría que destacar su elenco de actores. Protagonizada por el siempre versátil Edward Norton, aparecen también actores como el recientemente fallecido Phillip Seymour-Hoffman. Un genial papel hace el veterano actor escocés Brian Cox, quien se formó en las tablas interpretando a Shakespeare y a Ibsen. Aparece también Barry Pepper, a quien habíamos visto brillar en Los tres entierros de Melquiades Estrada, joya cinematográfica poco conocida.

 

Brilla también la cinematografía: Spike Lee ha tenido un gran talento para retratar las imágenes urbanas de vivo color. En La hora 25 hay impresionantes escenas de la ciudad de Nueva York, alternadas con aquello que tanto le gusta a Spike Lee: congelar la cara del personaje y hacerle mover hacia el frente a través del escenario, mientras transcurre música o un monólogo.

 

Es también impresionante el guión, escrito por David Benioff y basado en la novela de su autoría, que tiene el mismo nombre. Hay dos monólogos, uno de Edward Norton y otro de Brian Cox, que son realmente sobrecogedores. Además, la película mantiene un ritmo tenso, en el que el espectador termina sintiendo una mezcla de estrés y angustia.

 

Spike Lee, el director, nació en Atlanta en 1958, pero desde muy joven se mudó a  Brooklyn, y fue allí, en Nueva York, donde desarrolló su carrera en el cine. Ha sido un cineasta controvertido, y él mismo ha querido atraer la controversia. Lo ha hecho en sus películas, las cuales exploran temas delicados para la sociedad norteamericana, como las dificultades en la convivencia entre grupos étnicos y la persistencia del racismo. Y lo ha hecho también a través de comentarios y expresiones sobre temas políticos y de actualidad, casi todos ellos vinculados con el problema del racismo. Es célebre su enfrentamiento con Clint Eastwood, cuando Spike Lee se mostró ofendido porque en la película Flags of our fathers, de Eastwood, no se veía ni un solo soldado negro. Airado, Eastwood respondió que tal circunstancia obedecía únicamente a la precisión histórica, pues en la operación que allí se relata, a saber, el desembarco en Iwo Jima, no había participado ningn soldado negro.cia entre gruposco en Iwo Jima, no habusl problema del racismo. Es c dificultades en la convivencia entre gruposún soldado negro. Steven Spielberg tuvo que intervenir para reconciliarlos. Se recuerda también cuando Spike Lee insinuó que el gobierno había sido intencionalmente negligente con la tragedia del Katrina, por un supuesto propósito de sacar a todos los negros de New Orleans. Y cuando dijo que al ya anciano actor Charlton Heston, presidente de la Asociación Nacional del Rifle, alguien debería dispararle.

 

Ese carácter polémico no puede hacernos perder de vista el hecho central: Spike Lee es un extraordinario cineasta. La primera de sus películas que pude ver fue Haz lo correcto, de 1989, la cual es una excelente película que no dudo en recomendar. Como lo es Fiebre de selva (1991). Haz lo correcto, que también es de fácil consecución, retrata un día de verano en un vecindario negro de Brooklyn, con todas las tensiones raciales y sociales allí presentes, pero también con el calor y la alegría de ese otro Nueva York. 

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