Al Margen
Jefe… ¿puedo ir al baño?
19 de Octubre de 2011
Hay gente que abusa, es cierto. Uno los ve pararse del puesto, con una revista en la mano, rumbo al toilette. O los siente chatear en sus BlackBerry, muy cómodos, desde los asientos de porcelana. Algunos hasta aprovechan para hablar largo y tendido (o sentado) por teléfono, con total desfachatez. Y está bien sugerirles que se moderen. A menos, claro, de que sus cuerpos no lo permitan.
Pero de ahí a someterlos al escarnio público, al señalamiento, a llevar una marca como si fueran reses hay mucho trecho. No es para tanto. Unas cuantas micciones diarias no afectan la productividad de una compañía, siempre y cuando no se conviertan en periodos de esparcimiento.
Sin embargo, hay empresas que no lo ven así. En España, por ejemplo, la Inspección de Trabajo está investigando a una compañía de Murcia dedicada a la manipulación y el envase de productos hortofrutícolas que obliga a sus empleadas a colgarse un cartel en el cuello para ir al baño.
La empresa tiene como norma que sus trabajadoras no pasen más de cinco minutos en el lavabo. Para controlar ese tiempo, deben colgarse uno de los tres carteles disponibles para los cerca de 400 empleados que laboran en la fábrica.
Eso las obliga a turnarse y a no gastar mucho tiempo en sus necesidades fisiológicas. Si se llegan a demorar más de lo permitido, la empresa les descuenta el equivalente a 30 minutos de su salario diario, es decir, unos 2,8 euros (cerca de 7.000 pesos).
Con ese panorama, las trabajadoras prefieren ingerir poco líquido durante sus 12 o más horas de labores, para no tener que ir al baño.
La situación fue denunciada por la Unión General de Trabajadores, que alertó a la Inspección de Trabajo sobre prácticas discriminatorias contra las mujeres. De hecho, dos empleadas fueron despedidas por haber hecho públicas las normas de uso del excusado de la compañía.
Y la cosa no para ahí. Además de la política de reducción de micciones, la empresa es acusada de intimidar a las trabajadoras para que no queden embarazadas. Una de ellas aseguró que cuando comunicó su estado, su superior le reclamó que allí se venía a trabajar y no a tener hijos. Por esa sencilla e injusta razón, le terminaron el contrato.
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Estos hechos, dados a conocer hace poco por el diario El País, coinciden con una noticia similar publicada en diciembre del 2010 por el tabloide británico Daily Mail. Esa vez, la publicación denunció que un empresario noruego obligaba a portar un brazalete rojo a las trabajadoras que tenían el periodo, con el fin de identificar a las que tenían permiso para permanecer más tiempo en el baño.
Y El País recordó que, en el 2008, el Ayuntamiento de Torremolinos, obsesionado con la productividad, ordenó que sus empleados anotarán en unos paneles el tiempo que pasaban por fuera de sus puestos de trabajo e identificaran con un código el motivo de su ausencia: 1, para fumar; 2, para ir al baño, y 3, para comprar agua. Al parecer, no tenían permiso para nada más.
Por eso, es mejor moderarse. De lo contrario, dentro de poco, veremos a los de los BlackBerry andar por los pasillos con un cartel en el cuello.
(Fuente: http://www.elpais.com/)
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