Al Margen
Ideologías pitufas
31 de Mayo de 2011
Ahora resulta que los pitufos, los famosos “suspiritos azules” que animaron las mañanas sabatinas de los infantes de los 80, son un montón de criaturas estalinistas, leninistas, trotskistas y hasta nazistas.
El escritor francés Antoine Buéno, deseoso de salir del anonimato, está preparando el lanzamiento de un texto titulado El pequeño libro azul, en el que, según él, demuestra que la sociedad pitufa es un régimen absolutista, fundado en principios comunistas y de tendencias racistas, machistas y antisemitas.
Aprovechando la cercanía del lanzamiento de la película Los Pitufos, que se realizará en agosto, Buéno comenzó a hacerle propaganda a su libro, que no es más que un refrito de viejos análisis que pretenden develar el trasfondo político de la historia que el belga Pierre Culliford, más conocido como Peyo, creó a finales de los años 50.
Se le reconoce el olfato comercial al francés, pero sus pretendidas conclusiones no son nada originales. Sobre el comunismo pitufo ya se había hablado antes. La organización sociopolítica de la aldea, dicen algunos, descansa sobre esta ideología, pues, entre otras cosas, los pitufos visten igual, centralizan el reparto de los alimentos y trabajan, sin chistar (salvo Pitufo Gruñón), en beneficio del interés colectivo.
Todo ello, bajo la batuta de Papá Pitufo, el emblemático ancianito azul de barba blanca tipo Marx y ropas rojas a lo soviético, que encarnaría, con su manifiesto paternalismo, al “padrecito” Stalin. Para reforzar el argumento, hay quienes, con cierta ridiculez, aseguran que la palabra smurf, nombre de los pitufos en inglés, es la sigla de socialist men under red father (hombres socialistas bajo un padre rojo).
De que son nazis también se ha hablado. Por un lado, algunas personas encuentran tintes de antisemitismo en el hecho de que el principal enemigo de los pitufos, Gárgamel, y su gato, Azrael, tengan nombres de origen judío. Por otro, agregan que los pitufos son racistas, pues, además de tener las mismas características morfológicas y no mezclarse con otros seres, en una de sus historias son picados por una mosca que los vuelve negros y malvados.
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Sobre el machismo, el argumento es evidente. Todos los pitufos son machos, menos Pitufina, una hembra, en principio poco agraciada, creada por Gárgamel para sembrar la discordia entre los pitufos, y transformada por la alquimia de Papá Pitufo en una hermosa pitufita rubia (lo que reforzaría el carácter racista de la historieta).
Ni hablar de sexualidad. Muchos se preguntan cómo se reproducen los pitufos, si todos son machos; qué tipos de acosos tendría que soportar Pitufina y cómo fue engendrado Pitufo Bebé, que fue traído a la aldea en el pico de una cigüeña.
Que Los pitufos tienen un trasfondo político es incontrovertible. En una de sus mejores historias, titulada El pitufo rey, esa connotación salta a la vista: Papá Pitufo tiene que abandonar la aldea, en busca de un ingrediente para una de sus pócimas. Ante su tardanza, la sociedad pitufa entra en caos y se hace necesario establecer un liderazgo. Alguien propone realizar unas votaciones para elegir un líder. Uno de los pitufos comienza a hacer campaña y a comprar conciencias. Luego de un elocuente, pero demagógico discurso, resulta elegido y, tras su posesión, termina autoproclamándose rey. Su pretendido absolutismo hace que otros pitufos se rebelen y estalle de nuevo el caos. Sólo Papá Pitufo, a su regreso, logra recomponer el orden.
¿Qué intenciones movieron a Peyo a crear una historia semejante? Ni idea. Por mi parte, solo sé que, en los 80, madrugué juiciosamente, cada sábado, a ver los pitufos, leí sus historietas, y no soy comunista, nazista, racista ni, mucho menos, machista.
(Fuentes: desdeelnibelheim2.blogspot.com, allserieslinamarcela.wordpress.com y cienciassocialesenlared.blogspot.com)
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