Verbo y gracia
Extranjerismos
27 de Julio de 2012
Fernando Ávila feravila@cable.net.co |
Pregunta: Quedé supremamente enojado cuando leí en uno de sus artículos que estaba bien escrito chores y yines. Lo mismo me ha pasado con otros artículos suyos. Yo creo que esas palabras no tienen estética en lo absoluto. ¿Por qué se tienen que incorporar de esa manera? ¿Por qué no dejarlas simplemente shorts y jeans?, Leonardo López.
Respuesta: Entonces, no existiría el idioma español, pues un idioma moderno, como el nuestro, no es más que la adaptación a una morfología propia y a un talante particular de todos los vocablos necesarios para expresarse en una determinada época y en un determinado lugar.
Yines y chores son palabras recientemente incorporadas a la forma escrita del idioma, una en el Diccionario panhispánico de dudas, 2005, y la otra, en el Diccionario de americanismos, 2010. Por supuesto, las Academias las registran en estos textos, el primero normativo y el segundo descriptivo, porque ya tienen un uso arraigado en el lenguaje oral y porque ya hay referencias literarias de su forma escrita.
Pero si vamos más atrás, nos encontramos con la misma reacción entre los hispanohablantes de 1927, cuando se registró en el Diccionario de la lengua española, DRAE, la palabra fútbol, del inglés football. ¡Qué escándalo! ¡Qué falta de estética! ¡Qué irrespeto con el idioma de Cervantes!
La tormenta fue amainando y derivó en una discusión sobre el acento. Unos países defendían la forma futbol, con el acento en bol, y otros la forma fútbol, con el acento en fút. En la siguiente edición del DRAE fútbol pasó a escribirse futbol, y desde 1952 conviven las dos formas, fútbol, como decimos en Colombia, y futbol, como dicen en la Argentina.
Y si vamos más atrás nos encontramos con lo mismo. ¡Qué espanto escribir arracacha, yuca, papa, arepa, papagayo, palometa, bohío, canoa! De hecho, don Juan de Castellanos usó a finales del siglo XVI palabras como estas en su Elegía de varones ilustres de Indias, y la Real Academia conceptuó que su obra estaba llena de barbarismos. Los barbarismos eran esas palabras, que en el siglo XVIII aún no eran aceptadas entre los españoles.
La vieja distinción entre lenguas muertas y lenguas vivas cobra total vigencia aquí. Las lenguas muertas, como el latín y el griego antiguo, no cambian, pero las lenguas vivas, como el español, sí. Cada día muere alguna palabra y nace otra. A la palabra nueva le puede ir tan bien como a dosier, que usaron varios periódicos en sus titulares en cuanto la vieron en el Diccionario, o tan mal como a yaz, que la Academia se vio obligada a eliminar del DRAE, porque la comunidad hispanohablante la rechazó de plano.
Propagandizar
Pregunta: Escuché que un jefe de la subversión dijo que se ha propagandizado la especie de que la guerrilla está debilitada. ¿Es correcto propagandizado?, Marcial Bedoya Solarte, Pasto.
Respuesta: Propagandizado sería el participio pasivo del verbo propagandizar, que no existe. Lo más cercano es propagar, que quizá es lo que quiso decir el jefe subversivo: “se está propagando la especie de que…”.
Caminabilidad
Pregunta: Un columnista de periódico local, al hacer referencia a la actividad de caminar cuando sea posible para favorecer la locomoción, expresó que hay que atender y dar importancia a la caminabilidad. ¿Es correcto?, Marcial Bedoya Solarte, Pasto.
Respuesta: Los sustantivos abstractos terminados en -bilidad derivan de adjetivos terminados en -ble: amabilidad, de amable; susceptibilidad, de susceptible; ininteligibilidad, de ininteligible. Estos sustantivos indican que se posee la cualidad del adjetivo de que deriva.
En medida en que exista el adjetivo caminable es válido el sustantivo caminabilidad, para referirse a lo que tiene la cualidad de caminable. Solo que por ahora el Diccionario de la lengua española no recoge ninguna de las dos palabras, aunque ambas estén bien construidas según las normas morfológicas y semánticas del español.
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