GENERAL - ÁMBITO JURÍDICO - FIN DE SEMANA
¿Es el Derecho el peor oficio del mundo?
03 de Febrero de 2017
Por Juan Camilo Rivadeneira
Redactor Ámbito Jurídico
Un texto ha generado gran controversia estas últimas semanas en España, pues define contundentemente a la abogacía como “el peor oficio del mundo y el que más se repugna”, incluso, acudiendo a una licencia literaria, sostiene que los juristas cobran por mentir y que todos deberían estar presos.
Este polémico relato de ficción, se advierte en su antetítulo, tiene como autor material al reconocido escritor y editor argentino Hernán Casciari (ganador del premio Juan Rulfo en 1998), y fue publicado en el suplemento dominical del diario El Mundo (España) y hace unos años en una nota editorial, esto último hace dudar que el cuento se reduce a eso, a una opinión de un personaje inventado. El escrito completo puede leerlo en el siguiente enlace.
Si bien esta es una profesión que goza de prestigio y reconocimiento académico en varios círculos sociales, en otros ya se implantó una especie de estereotipo inquisidor que generaliza a la mayoría de los abogados como mentirosos, oportunistas o habladores. Pero claro, también puede ser un exceso de susceptibilidad o vanidad profesional indignarse por una creación artística, especialmente en estos tiempos de corrección política.
La pluma de Casciari acusa a este gremio diciendo que siempre en un juicio “habrá un litigante que miente por dinero y falsea la realidad o que sabe la verdad e intenta disfrazarla de otra cosa”. (Lea: Las universidades están fallando en la preparación de los abogados: Ovidio Claros)
Las objeciones del caso
La comunidad jurídica europea no se quedó atrás y a través de la presidenta del Consejo General de Abogacía Española, Victoria Ortega, solicitó enérgicamente, ante el estrado de la opinión pública, la palabra para defenderse y responder a esta serie de provocaciones, que se entremezclan entre injurias y calumnias.
Ortega empieza afirmando que el suplemento ofrece una visión tan gratuita como injusta e innecesaria de la abogacía y quienes la ejercen y advierte que “si el texto no estuviera amparado por el epígrafe ‘ficción’, esas afirmaciones tendrían que sustanciarse ante los tribunales”.
Lo anterior, enfatiza, porque solo desde la ficción pueden explicarse el desconocimiento y el desprecio profundo que muestra el autor de las instituciones de la justicia y su funcionamiento. (Lea: Nace el Colegio Profesional de Abogados de Colombia).
Concluye que cerca de 150 mil profesionales del país ibérico garantizan que todos los ciudadanos puedan defender sus legítimos derechos ante la jurisdicción, con independencia de los medios económicos de que dispongan.
Los jóvenes coadyuvan en la defensa
Una de las reacciones que también llamó la atención, en este caso de los jóvenes, es la que indica que si este mundo fuera realmente justo debería haber jaulas a la salida de cada universidad. “Cada vez que salga un jovencito recibido de abogado, con su toga ridícula y su diploma enrollado, habría que cerrar con llave la jaula y mandarlo al zoológico.”
Injustas parecen dichas apreciaciones cuando esta es una de las profesiones más exigentes a la hora de optar por el título, sin dejar de mencionar las extenuantes e interminables noches de estudio para presentar un parcial o un trabajo. Aunque hay un sector importante de la academia que pide aumentar y endurecer estos requisitos.
Por esa razón, la Asociación de Jóvenes Abogados de Madrid dijo que son “palabras que nos señalan, sin conocer la dificultad de nuestra profesión, que es esencial y necesaria en un Estado en el que prevalece la libertad. Como decía un conocido filósofo: la ignorancia es irrefutable”.
Décimo mandamiento de Couture
Finalmente, en el texto Casciari dice que cada vez que ve o escucha a un litigante le da asco. Y que le pone los pelos de punta saber que la sociedad está en manos de “unos tipos que deciden si vamos presos o no, que deciden casi todo con argumentos rarísimos, con palabras inventadas y con leyes que no tienen sentido.
Pero no nos extrañemos, hace unos años el escritor colombiano Héctor Abad publicó una columna de opinión en la cual expresa ideas no muy lejanas de las de Casciari: "Lo típico de los abogados es que nunca están buscando soluciones, sino problemas. Mejor dicho: ellos le ven el problema a cualquier solución. Y en manos de gente así, desde los tiempos del prócer Santander, está nuestro país".
Pese a todas estas afirmaciones se podría decir que son muchos los que dedican su vida profesional y su paso por la academia tratando de cumplir a toda costa los 10 mandamiento del tratadista Eduardo Couture, en especial el último, el que reza: “trata de considerar la abogacía de tal manera que el día en que tu hijo te pida consejo sobre su destino consideres un honor para ti proponerle que se haga abogado”.
Pero también vale la pena preguntarse desde la misma profesión cuáles son las razones para que se produzcan este tipo de escritos o ideas generalizadas sobre los profesionales del Derecho. ¿Si tuviera la oportunidad de responderle a este autor, qué le diría?
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