Al Margen
El presidente feliz
13 de Noviembre de 2013
La felicidad se tomó a Venezuela. La razón, valga aclarar, no es el abastecimiento de alimentos y productos de primera necesidad en los estantes de tiendas y supermercados, la disminución de la inflación o el aumento del salario mínimo, sino una serie de medidas que el presidente Nicolás Maduro ha adoptado en las últimas semanas para hacer de ese estado del ánimo toda una razón de Estado.
Lo primero fue la creación de un despacho con el rimbombante nombre de Viceministerio para la Suprema Felicidad Social del Pueblo (“llamado así en honor a nuestro comandante Chávez y a nuestro Bolívar”, según palabras del mandatario), que tiene la tarea de coordinar las “misiones bolivarianas”, unos programas sociales (33 en total) con los que se busca beneficiar a los sectores más vulnerables de la población, en asuntos como vivienda, alimentación o cultura.
Al anunciar la creación de la entidad, Maduro le recomendó a Rafael Ríos, el funcionario que, en adelante, se encargara de la suprema felicidad de los venezolanos, elevar esas misiones “hasta el cielo”, en homenaje y agradecimiento a Hugo Chávez.
Precisamente, días después, el presidente venezolano declaró el 8 de diciembre como el “Día de la Lealtad y el Amor al Comandante Supremo Hugo Chávez y a la Patria”, pues, en esa fecha, se celebra el aniversario del último discurso que el comandante-presidente le dio a la Nación.
“Logró transformar la Venezuela que hace 20 años estaba sumida en las tinieblas del capitalismo para gestar el nacimiento de una patria plena de esperanzas”, afirmó Maduro, refiriéndose a Chávez, al anunciar el nuevo día de regocijo nacional. Curiosamente, en esa misma fecha se realizarán las elecciones de mandatarios locales, lo que, por supuesto, ha despertado suspicacias.
Para redondear su cruzada normativa por la felicidad de todas las venezolanas y todos los venezolanos, Maduro decretó la “Navidad Temprana”, con lo que adelantó un mes las festividades de fin de año. “Feliz Navidad 2013. Navidad temprana, victoria temprana, felicidad temprana para toda la familia”, promulgó el líder socialista, al encender las luces del pesebre del Palacio de Miraflores, cuando apenas despuntaba noviembre.
Las palabras de Maduro delataron, una vez más, su feliz obsesión de los últimos días: “Quisimos decretar la llegada de la Navidad, porque queremos la felicidad para todos”, reiteró, y agregó que los dos últimos meses del año deben ser premonitorios de lo que será el 2014.
Para explicar fenómenos como la suprema felicidad de Maduro, el economista venezolano Ángel Alayón, experto en políticas públicas, le dijo a la BBC que, durante los últimos años, “la felicidad perdió en la academia sus connotaciones de campo para la autoayuda y la superación, y se ha convertido en una rama de la ciencia política y la economía”. De hecho, el medio británico recuerda que, en 1972, el rey de Bután, Jigme Singye Wangchuck, se inventó el concepto de Felicidad Nacional Bruta, con el fin de basar sus políticas económicas en los valores espirituales del budismo y, así, remplazar el Producto Interno Bruto.
No se sabe si, en términos económicos, la felicidad a la que aspira Maduro es bruta o neta. Por el momento, lo cierto es que hallacas, panes de jamón y gaitas ya se cuecen y afinan en Venezuela, por orden presidencial.
(Fuente: BBC)
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